En el seno del crecimiento de la Inteligencia Artificial, el Tribunal Administrativo del departamento de Magdalena (Colombia), avanzándose al resto de los países del orden mundial, ha realizado el primer juicio en el metaverso.
No resulta novedad alguna que, debido a los tiempos pandémicos recientemente vividos, todos los ámbitos de la sociedad se han adaptado, a pasos forzados, a la virtualidad; y el mundo judicial, a pesar de sus formalidades y rigideces, no se ha quedado atrás.
Aunque el derecho se constituye como regulador de los nuevos quehaceres, la tecnología avanza rápidamente, y los aspectos positivos de realizar juicios en el metaverso son múltiples. A modo ejemplificativo, daría respuesta al colapso judicial que nuestro sistema padece desde hace décadas, facilitaría las comparecencias a distancia (sin las claras y constantes interferencias que produce el sistema de videollamada aplicado en la actualidad) y, como consecuencia, se produciría una notoria reducción de costes en tanto que desplazamientos; los cuales en repetidas ocasiones resultan en vano por la cancelación de las vistas.
Si bien parece ser que el mundo jurídico es reacio a las nuevas herramientas que ofrece Legaltech, estas no deben ser consideradas como un adversario, sino como un afín con el que aliarse. Pese a todo, no debemos caer en la utopía, hay que ser conscientes de la realidad que nos rodea y, aunque en un futuro podría ser una realidad efectiva, son varios los aspectos a resolver para que pueda utilizarse con total garantía.
A su previa implementación, conviene resolver las cuestiones relativas a la verídica identificación del sujeto que se encuentra tras el avatar, los posibles ataques informáticos, la clara deshumanización, así como la necesaria formación para su puesta en marcha. A su vez, no resulta irrelevante plantearse dónde estarían los límites de la propiedad intelectual y cómo podría ser ello tratado en nuestro ordenamiento jurídico.
En síntesis, estas futuras juristas creen que el camino correcto es ir de la mano con la tecnología, puesto que, tal y como dijo uno de los científicos más influyentes del S. XIX, Charles Darwin, en la ley básica de supervivencia: te adaptas o mueres.
Así pues, el debate está servido.