¿Está la masculinidad en riesgo?

¿Están en peligro los modelos de conducta tradicionales?, ¿Son los nuevos modelos de conducta tóxicos o más sanos?, ¿Cuáles son los medios y referentes adecuados para construir los valores de las futuras generaciones? Iván Granda Corbillón, estudiante del doble Grado ADE y Derecho de la Universidad de Vigo, miembro de la Asociación de Debate Retórica y Mejor orador del I torneo nacional de debate Retórica Uvigo, nos sirve un interesante debate.
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Hace poco instalé tik tok, y entre famosos y tendencias hubo un contenido que me llamó la atención.

Personajes sentados en sillones, con grandes micrófonos, hablando de la vida y dando consejos, sobre éxito, amor, trabajo, inversiones… Oíros hablar era cómo escuchar la voz de la experiencia, en un despiste unos completos desconocidos se habían convertido en referentes. Lo que a primera vista pudieran parecer simples relatos de anécdotas o de estilo de vida, esconde en realidad un producto mucho mas complejo: modelos de conducta.

Los referentes de conducta y valores, que antes se extraían de la exposición a diferentes personalidades del cine o la televisión, ahora se extraen de una oferta personalizada en redes sociales. Se ha subvertido la lógica de los referentes, si antes una persona era un modelo a seguir por destacar, hoy una persona puede destacar sólo por ofrecer un modelo a seguir.

Existen multitud de individuos que, con mas o menos bagaje para legitimar sus opiniones, se dedican a promocionar su arquetipo de conducta. Esto no sería nada nuevo si no fuera por que las nuevas tecnologías han dado lugar a un fenómeno de estandarización y segmentación. Se promueven los modelos más llamativos y que mas captan la atención del público y las cámaras de eco que crean los algoritmos de las redes sociales se encargan de diferenciarlos y ofrecerle a cada persona sólo aquel con el que simpatiza.

“Gymrat”, “cryptobro”, “girlboss”, hashtags que se repiten en las publicaciones y que identifican una serie de gustos, intereses, opiniones y conductas concretas, muchos de estos modelos se limitan a dar indicaciones de la conducta y actitud adecuada en el ámbito de la actividad que tratan, pero desde hace poco hay un hashtag en concreto que se repite entre los distintos tipos, que cada vez es más amplio, definido y que por su popularidad merece especial atención. El movimiento “sigma male”.

Si entendemos la masculinidad tradicional basada en el concepto de “alfa male”, que se centra en las habilidades de liderazgo, fortaleza y aceptación social del individuo, el modelo “sigma male” surge como una alternativa en un momento en que la popularidad del concepto anterior está en declive, rechazando la aceptación social como indicador de la validez del carácter, para sustituirlo por el concepto de autosuficiencia, los “sigma male” son individuos que tienen las capacidades para ser “alfa males”, pero que deciden operar fuera de las normas sociales y ponen cómo principal indicador del carácter la independencia del individuo. El nuevo modelo de hombre ha pasado de ser el líder de la manada a un lobo solitario.

Personajes cómo Patrick Bateman de la película American Psycho, Soldierboy de la serie The Boys o el influencer Andrew Tate, parecen referentes de este estándar, y esto lleva a que quienes los siguen escuchen e interioricen sus mensajes, aún cuando estos promocionen: desinformación, conductas misóginas o incluso delictivas.

Es especialmente preocupante el calado que tiene este contenido entre los mas jóvenes, que aún están definiendo su personalidad y tomando las decisiones que les llevarán a ser adultos.

Esto nos hace plantearnos muchas preguntas, ¿Están en peligro los modelos de conducta tradicionales?, ¿Son los nuevos modelos de conducta tóxicos o más sanos?, ¿Cuáles son los medios y referentes adecuados para construir los valores de las futuras generaciones?

Así pues, el debate está servido.

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