En un contexto de creciente uso de las inteligencias artificiales en todos lo ámbitos de la vida, que van desde un uso académico, hasta un uso de carácter recreativo, se han alzado voces con opiniones de todo tipo sobre el uso de esta tecnología. Uno de los temas mas recurrentes, tratados por los propios artistas, además de entendidos y críticos del asunto, es el uso de las IAs a la hora de hacer arte de todo tipo: desde la interpretación de un cuadro realizado por una de estas inteligencias automatizadas, hasta versionar canciones de artistas de música urbana, llegando incluso, a hacer nuevas composiciones con sus propias voces, sin ser estos artistas los que interpretan ni entonan estas canciones.
Por un lado, y enfocándonos en un ámbito totalmente legal, los propios artistas han denunciado ya en múltiples ocasiones su descontento con este tipo práticas, ya que, aseguran, es una manera de infravalorar su trabajo, y presentan quejas con respecto a las cuestiones de si realmente esto es arte, al no ser una forma de expresión cien por cien real de un ser humano.
Por otra parte, hay quienes aseguran que estos medios no son solo el futuro, sino además una evolución en todos aspectos de la vida, y hablan de la perfección de estas obras, al ser el producto de miles de datos recopilados, haciendo un su conjunto, una recopilación de lo mejor para hacer algo supremo, que le da cierta superioridad con respecto a lo hecho por parte de los artistas de carne y hueso. Tratando también de desmentir, que no se produce una monetización por parte de estas obras, o que si se produce, está dentro de un marco amparado por la ley.
Con todo esto, y un tono legal en todo lo que incumbe a la regulación de las IAs en cualquier campo en el que puedan desarrollarse, y por tanto legislarse, el debate está servido.