CONVERSACIONES DIFÍCILES: Hablamos con VioGén

Inauguramos dentro de nuestros análisis la sección "Conversaciones difíciles", donde queremos mostrar la cara más dura y humana de los debates de la vida real, aquellos que no vemos, siempre de forma anónima. En esta ocasión llamamos al número de VioGén para adentrarnos en una de las facetas más complicadas de la policía: el seguimiento a las víctimas de violencia de género. Te invitamos a sentir, como nosotros, lo que es tener una conversación difícil.
CONVERSACIONES DIFÍCILES

Buenos días, y gracias por aceptarnos esta entrevista para nuestra nueva sección “Conversaciones difíciles”, en la que queremos mostrar los debates más difíciles de la vida real. Para su inauguración hemos querido hablar con el Sistema de Seguimiento Integral de los Casos de Violencia de Género (VioGén) y hablar con uno de sus trabajadores.

Empecemos por el principio, ¿en qué consiste su trabajo, y cuál es la función de la Unidad de VioGén?

Buenos días. Yo soy policía y pertenezco a un cuerpo de la Policía Local de la provincia de Málaga.  Dentro de nuestra plantilla, de nuestra Jefatura, existe una unidad específica de casos de violencia de género, de víctimas tanto en riesgo no apreciado, riesgo bajo, y, puntualmente, algún caso de riesgo medio. Nosotros hacemos el seguimiento y colaboramos con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado en esta labor.  

Es, sin duda, un trabajo muy importante. ¿Podría contarnos brevemente cómo se catalogan los riesgos que menciona?

Para el público general, la gran diferencia es la periodicidad en que se hace el seguimiento. El tipo de seguimiento es el mismo con independencia del nivel de riesgo, pero cambia el tiempo en el que hay que hacerle a la mujer las entrevistas para saber si está bien y que no hay nada fuera de lo común, ya sean presencial o telefónicamente. 

Entendemos, por tanto, que atienden mediante llamadas. ¿Cómo actúa VioGén frente a los casos en los que la víctima que llama se encuentra en una situación de peligro?

Es importante mencionar que nosotros no somos la primera unidad en acudir cuando se da una situación de violencia de género. Eso es función de los patrulleros: ellos están en la calle y son los primeros en acudir siempre. Nosotros trasladamos a la víctima al centro de salud y a la Jefatura para poner la correspondiente denuncia. En definitiva, nosotros estamos en la Jefatura y hacemos el seguimiento de las mujeres que ya están dentro del sistema de VioGén. 

Seguramente en las llamadas de seguimiento que realizan habrán vivido alguna situación difícil de gestionar. ¿Cómo se enfrenta esa conversación en estos casos?

Nosotros no aceptamos ni audios ni mensajes de WhatsApp, ni de otra plataforma, solo aceptamos llamadas telefónicas. Sí es cierto que en ocasiones visitamos a las víctimas en el domicilio, cuando hay algo que no nos cuadra con lo que nos dicen por llamada. A veces sospechamos algo, o intuimos que el agresor puede estar viéndose con la víctima a pesar de tener  una orden de alejamiento. En estas situaciones es cuando nos acercamos al domicilio. 

¿Puede ponernos algún ejemplo?

Se han dado casos en los que, una vez hemos llegado al domicilio, hemos visto cómo salía la expareja o pareja del domicilio de la víctima. En estos casos procedemos a la detención de esta persona por quebrantamiento de una orden judicial como son las órdenes de alejamiento. Sin embargo, y como decía, la regla general es la atención mediante llamada telefónica. 

Nosotros somos un medio de debate en que constantemente tenemos conversaciones, ponemos argumentos sobre la mesa, en definitiva, debatimos. ¿Cómo convences tú a la víctima para que haga, o no haga, algo concreto? ¿Qué consejo darías a alguien que tiene que hablar con una víctima?

Lo más importante es la cercanía: es fundamental que esa persona se sienta cómoda con nosotros. Podemos distinguir dos situaciones diferentes: en primer lugar, cuando se nos asigna por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado una nueva víctima. Lo primero que hacemos en estos casos es una entrevista con ella personalmente para que nos conozca a nosotros, y nosotros conocerla a ella. A partir de ahí es vital mostrarnos lo más afables posible. Es importante también para que nos pongan cara, para que no sea todo a través del teléfono. Intentamos hacer la entrevista de forma que ella se sienta cómoda. 

Por otro lado, hay algunas víctimas que llevan ya mucho tiempo dentro del sistema de VioGén, y tienen situaciones en que el autor sigue molestándolas. En estos casos intentamos hacerlo aún más fácil porque las víctimas a veces están ya cansadas de este seguimiento. 

¿Cómo funcionan los seguimientos?

La mayoría de nuestras víctimas son casos de riesgo bajo, y en estas situaciones se tiende a hacer una llamada cada 60 días aproximadamente; es decir, un total de unas seis llamadas al año, aunque normalmente acaban siendo unas ocho o nueve. 

¿Todas las víctimas aceptan estos seguimientos?

Cuando nos encontramos con una víctima que no quiere que la llamemos porque dice que siente que vuelve a vivirlo todo otra vez, que le supone recordarlo, las llamadas las hacemos mucho más cortas, e intentamos explicarles que es por su bien nuestro trabajo es asegurarnos de que están bien. Al final, en estos casos realizamos las llamadas de forma breve, asegurándonos de que estén bien y tratando de no agobiarlas. 

¿Ha habido alguna llamada que le haya marcado en especial desde que trabaja en VioGén? Debe haber conversaciones muy duras. 

Lo que más me suelen marcar son las entrevistas, más que las llamadas. No suelo hacer llamadas con víctimas que no haya conocido. Normalmente son víctimas que llevan mucho tiempo en el sistema y no merece la pena recordarles el caso constantemente. Cuando tengo un caso, estudio la denuncia, la leo, la analizo, y si veo que lleva ya tiempo en el sistema, trato de que sea lo más ameno posible. Hay denuncias y seguimientos incluso de 2017 aún pendientes de resolverse. En estas situaciones trato de que no tengan que revivirlo todo. Pero sí que es cierto que en las entrevistas hay situaciones muy desagradables y fuertes, no solo hacia las víctimas sino hacia los menores también. 

Suena un trabajo emocionalmente muy complejo. Con todo lo que ve cada día, ¿cómo lo hace para no llevarse el trabajo a casa?

Pues realmente como lo hago con el resto de mi trabajo que no forma parte de VioGén: un accidente de tráfico, la muerte de una persona… Es cierto que psicológicamente no te preparan, no estamos preparados para esta coraza, y se hace duro, sobre todo al principio. Luego se va haciendo callo, como se suele decir, y terminas por acostumbrarte. Se suele decir que cuando te quitas el uniforme, dejas los problemas en la taquilla. En mi unidad no llevamos uniforme, así que yo cuando suelto el arma, la radio y la placa, trato de dejar los problemas allí. 

Nos vamos acercando al fin de la entrevista, pero no queremos concluir sin saber algo. ¿Qué le hizo querer dedicarse a esto, especialmente en la unidad VioGén?

Ser policía siempre ha sido mi objetivo, he querido dedicarme a esto siempre. He tenido otros trabajos; cuando era muy joven lo intenté y no lo conseguí, así que tuve que ponerme a trabajar y después lo retomé. Mientras trabajaba, estudiaba al mismo tiempo para poder sacarme la oposición. Y una vez dentro me encontré con VioGén un poco por casualidad. Yo era patrullero y estaba muy a gusto porque tocaba de todo, pero tenía ciertas dotes con las víctimas así que desde Jefatura me lo ofrecieron y acepté. 

Ahora sí, una última pregunta. Si tuviera que quedarse con algo de este trabajo y de estas conversaciones tan complicadas, y su labor en VioGén, ¿qué sería?

Hay mujeres, porque la palabra víctimas en verdad no me gusta demasiado, que dejan la pesadilla atrás, y rehacen su vida. Con el tiempo cuando hablas con ellas, muchas te lo agradecen. Y no es porque me lo agradezcan a mí, a mí eso me da igual; el ver que ellas lo superan, que rehacen su vida y que lo tienen prácticamente olvidado, porque estas cosas nunca se olvidan del todo, esa es la mayor satisfacción. Al final nosotros simplemente lo que hacemos es un seguimiento. El verdadero trabajo lo hacen ellas, que son las que salen adelante, algunas con más ayudas, otras con menos, porque no todas las personas son iguales, ni todos los casos son iguales. En conclusión, se trata de esto, de que las mujeres puedan rehacer su vida lo antes posible. Y, ¿me permites una crítica? 

Por supuesto. 

Por mucho que se intenta agilizar el sistema, la justicia es muy lenta. Nosotros vemos víctimas que llevan años esperando un juicio. Esos son años en que nosotros estamos haciendo el seguimiento, llamándolas cuando muchas nos comentan que lo que más desean es que termine el caso ya, con una sentencia, para poder pasar página y rehacer sus vidas. Y esto es una cosa que debemos mejorar inmediatamente. La justicia es muy lenta y eso debe cambiar. 

Muchísimas gracias, en primer lugar, por la labor que hacéis desde VioGén, y en segundo lugar por concedernos esta entrevista. Esperamos también haber dado a conocer este sistema y esta labor tan importante.

La casa común del debate en español.

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