¿Debería ser la educación española competencia exclusiva del Estado?

Jaime de la Virgen Fernández, estudiante de Derecho y ADE, Analiza una de las opciones de cambio de nuestro sistema educativo más debatidas a lo largo de estos años.
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No hay pregunta más típica para un torneo de debate académico que la que trate de educación y del sistema de competencias del Estado. A lo largo de mis años he visto multitud de veces que sea usada en torneos, prácticas o debates en mesas de bares el tema educativo en España.

“Somos la cola del mundo”, “España tiene 17 educaciones distintas”, “Andalucía tiene la peor educación”, “El informe Pisa dice que tenemos un sistema educativo horrible en comparación con el resto de la Unión Europea”, y podría seguir diciendo frases típicas sobre la educación que vemos a diario ya sea debatiendo o en las redes sociales.

Al final nos queda la duda de si todos los problemas del mundo se solucionarían porque el Estado tenga una competencia exclusiva en materia educativa, mi opinión es que España tiene muchos problemas en materia educativa pero no todos se solucionan por tener un sistema exclusivo del Estado.

Ahora bien, cuando nos vamos a la Constitución Española vemos que el Estado tiene la competencia de desarrollar los derechos que ella la componen, entre los que se incluye el desarrollo del Derecho a la Educación dentro de su competencia exclusiva. Es cierto que las sucesivas (y variadas) legislaciones que se han realizado sobre la educación le ha dado un papel fundamental a las Comunidades Autónomas, pero al final su desarrollo debería ser el propio Estado el que marque las pautas.

Las Comunidades Autónomas han ido tomando competencias a lo largo del tiempo y esto ha llevado a varias consecuencias desde mi punto de vista:

– Diferencias educativas entre las distintas Comunidades Autónomas, distinto formato de funcionamiento aunmanteniendo una base mínima común.

– Reclamaciones por “adoctrinamiento” como tanto se habla ahora con el tema catalán.

Esas diferencias que se dan son ciertas desde mi punto de vista y afectan a la calidad educativa general de España. En cada región hay unas normativas hechas a medida, algunas regulan mucho la lengua, otras se centran en puntos de mayor interés a la voluntad política del momento. Esto provoca diferencias de facto entre los estudiantes españoles, y también nos lleva a presenciar cómo se empieza a ver a estudiantes de 1º clase o 2º clase dependiendo del sitio donde hayan nacido y se hayan matriculado.

Además estamos viendo que existen casos en los que se han usado las competencias que se han dado a las Comunidades Autónomas con fines políticos más que educacionales.

Al final mi opinión es que el Estado debería tomar las riendas de la Educación en España, plantear un marco real y general para todos pero permitiendo ciertas excepciones como las del reconocimiento a las demás lenguas oficiales del país.

Un sistema tan diferenciado como el que tenemos, y tan mal explicado cómo nos han traído siempre, ha llevado a la confusión de la ciudadanía, nos ha llevado a crear conclusiones erróneas por partir de una base incorrecta. Muchos de los errores educativos no vienen por esta competencia exclusiva del Estado, viene por fallos en la organización propia de la actividad académica diaria, por la regulación de materias que se hace, las opciones que se dan a los estudiantes, y muchas otras cosas. 

Al final del día nos quedamos siempre en esa bar diciendo lo mal que está la educación andaluza respecto a la madrileña y que deberíamos de centralizar toda la educación para que todos seamos iguales y creo firmemente que, aunque pueda resolver ciertos fallos del sistema, no es realmente el fondo del tema, no llegaremos nada más que a tocar una superficie si creemos que una competencia exclusiva, o no, es la cura a nuestra caída en desgracia allá por donde miremos estadísticas oficiales.

Dejemos de cambiar legislación estatal o autonómica con cada partido político de turno que llegue, hagamos un gran pacto educacional entre todos donde podamos sentar las bases de una educación de calidad en nuestro país y dejemos que sea el Estado el que regule el sistema educativo, manteniendo siempre el respeto para esas diferencias culturales y lingüísticas que tanto nos han enriquecido a lo largo de los años como Estado multicultural que somos.

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