¿Deberían tomar un papel más importante áreas como la salud mental, bucodental o fisioterapéutica en el sistema sanitario español?

Es constante el debate social sobre la cobertura de nuestro sistema sanitario. ¿Deberían incluirse otras áreas de la salud? ¿Sería contraproducente? Francisco García, Estudiante de Medicina, Campeón Nacional de Debate y Responsable de Debate Escolar en Cánovas Fundación, aterriza en ElDebatiente para zanjar la cuestión.
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Es un hecho innegable que, a pesar de los evidentes avances que se han llevado a cabo en la sociedad, actualmente sigue existiendo una visión exclusivamente biologicista de la medicina, que deja al margen cuestiones vitales para comprender la situación que vivimos. Este modelo médico, característico del siglo XIX y XX, se ha interiorizado en la población, haciendo que ciertas necesidades no se vean cubiertas. Ante este panorama surge el siguiente dilema: ¿Deberían tomar un papel más importantes áreas como la salud mental, bucodental o fisioterapéutica en el sistema sanitario español?

Por una parte, debemos tener en cuenta la situación de la que partimos: ese concepto de medicina interiorizado por la sociedad hace que, especialmente, la salud mental y la fisioterapia se vean subestimadas como ámbito de la salud que se debe tratar. Por lo tanto, redirigir nuestro modelo sanitario para proteger el bienestar integral de la población haría que la concepción de esta sobre la salud evolucionara hacia un modelo más holístico, es decir, un modelo en el que se integrarían todos los ámbitos necesarios para el bienestar del paciente. Este cambio de perspectiva de la sociedad haría que la visibilidad y el consecuente tratamiento de estas enfermedades mejorase, y asimismo lo haría el estado del individuo afectado.

Por otro lado, una cuestión importante es cómo atajar esta redirección de la asistencia sanitaria. Una posible opción sería el fomentar el sector privado en estos tres ejes, la salud bucodental, fisioterapéutica y mental, ya que, en este caso, el sector privado es el más demandado y mejor valorado por parte de los usuarios. Los detractores de esta vía pueden alegar que estos mismos fondos podrían utilizarse para mejorar la asistencia de estos servicios que ya existen en la sanidad pública, o incluso para incluir aquellos que hoy en día no lo están. Sin embargo, no debemos perder de vista que la mayor parte de los profesionales que trabajan en estos sectores son autónomos o trabajan en PYMES. Por lo tanto, al solucionar las carencias del sector público apoyando al sector privado estaríamos aportando unas facilidades a las empresas e individuos que constituyen la columna vertebral del tejido empresarial español, ya que constituyen el 99,83 % de las empresas españolas según el propio ministerio de industria.

Otra perspectiva es la de aquellas personas que optarían por priorizar la mejora del sistema sanitario actual (salarios, recursos, infraestructuras…) ante la satisfacción de las otras áreas mencionadas. No obstante, dicha opinión surge de la concepción biologicista de la salud mencionada anteriormente, extremadamente reduccionista, que deja sin cubrir necesidades esenciales: “de nada sirve cuidar perfectamente una pata de una mesa. Si las otras tres no cumplen su función, la mesa se seguirá cayendo”.

En definitiva, poniendo en marcha acciones para reforzar el bienestar mental, fisioterapéutico y bucodental no solo estaríamos cuidando a la población, sino que además fomentaríamos un cambio de concepción social y un apoyo al tejido empresarial español.

Así pues, el debate está servido.

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