¿Está el mundo preparado para un profundo cambio en la industria del automóvil?

Toda medida debe ser valorada antes de plantearse, y hoy debatimos la capacidad de respuesta ante el problema de la industria automovilística que plantea Alejandro Molina Rodríguez, Fundador del aula de debate de la Universidad de Jaén y estudiante de Master en Negocios Internacionales.
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La industria automovilística está asistiendo a un punto de inflexión en su historia. El declive de su mercado tradicional y la creciente presión de los gobiernos están haciendo que todo cambie en muy poco tiempo.
Mary Barry (CEO de General Motors) expresó hace poco, “Una nueva y emocionante era de cambio está barriendo la industria automovilística mundial. De hecho, creo que la industria experimentará más cambios en los próximos 5 años que en los últimos 50 años… Es imposible exagerar la magnitud del cambio del que estoy hablando”, y La Canciller Federal de Alemania, Angela Merkel, mencionó al semanario «Der Spiegel» en una reunión del Consejo Europeo que «todo el mundo es consciente de que la industria del automóvil no sobrevivirá en su forma actual».
Viendo la deriva de esta industria y los comentarios que se escuchan de grandes referentes de la política y la empresa, nos damos cuenta de que el cambio está cerca, y es por eso que esta pregunta viene a colación. 
Grandes empresas como Porsche (que estima que el 50% de su producción serán coches eléctricos para 2023), Volkswagen (que planea vender entre 2 y 3 millones de coches eléctricos para 2025), Volvo (que para finales de este mismo año espera que todos sus coches sean híbridos o eléctricos) y muchas otras están poniendo las cartas sobre la mesa para realizar estos cambios profundos, dejando atrás poco a poco los combustibles fósiles para pasarnos al consumo de los coches eléctricos.
No sólo las empresas son quienes están apostando por esto, sino 

que también los gobiernos de distintos países están implantando medidas y ambiciosos planes de cambio para esta industria. Francia quiere terminar con la venta de los coches con motores diesel o gasolina para 2040, en Alemania esperan hacerlo para 2030, mientras que Noruega es aún más ambiciosa y quiere hacerlo para 2025.Ante todo esto nos planteamos ya si estamos realmente preparados para establecer esos cambios, puesto que hay varios puntos clave que tenemos que tener en cuenta a la hora de ver la viabilidad de estos planes.
En primer lugar tenemos los materiales limitados para la fabricación de todas las baterías de todos los coches eléctricos que pretenden venderse. Hay que tener en cuenta que hay aproximadamente 1.200 millones de coches en el mundo, este cambio no será de la noche a la mañana y tardaremos en llegar a tener el mismo número de coches eléctricos que propulsados por combustibles fósiles, pero si vamos a buscar una solución que no será sostenible a largo plazo ¿Es una solución viable?
En segundo lugar, las redes eléctricas de los países, puesto que todos estos coches que vienen necesitarán recargarse para poder funcionar. ¿Serán las redes eléctricas de todos los países capaces de soportar el nivel de consumo que traerá el cambio de combustible fósil a eléctrico? Y no sólo eso, sino la cantidad de combustible fósiles que se necesitarán para cubrir la demanda de electricidad.
Creo que es necesario plantearnos hacia dónde queremos dirigirnos.
Así pues, el debate está servido.

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