¿Debemos asumir responsabilidades para recuperar libertades?

A la evolución que han sufrido los estados modernos aportando más "facilidades" a sus ciudadanos es a lo que se refiere Francisco Hernández, estudiante de Derecho.
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¿Recordáis vuestro primer móvil, tarjeta de débito o la primera vez que os dejaron ir a una fiesta?
Con el paso de los años nuestros padres nos permiten hacer cada vez mas cosas, este es un proceso natural en el que se nos prepara para la vida adulta, se nos dan libertades que debemos aprender a utilizar para poder ser independientes y el día de mañana, quien sabe, convertirnos en adultos responsables.Desde las dos grandes guerras, y sobre todo tras la segunda, los Estados han aumentado sus tamaños, si entendemos este tamaño estatal no como territorial sino de gasto económico e influencia sobre nuestras vidas con todo lo que esto comporta. 

Esta tendencia se perpetua con la necesidad de aquel momento histórico de una asistencia social a familias que habían perdido gran parte de su capacidad de sustento debido a estas guerras, y con la aparición por tanto de los estados sociales o socialdemocracias, irrelevante a día de hoy es quien gobierne en los Estados europeos y si se consideran de esta u otra manera, cada vez existen más instituciones sociales y regulaciones no solo promovidas estatalmente sino también a nivel supranacional a través de la UE.
Todo esto significa más “seguridad” para el ciudadano, económica, sanitaria o educativa por citar tres ámbitos en los que podemos ver claramente esta intervención o regulación. Podemos observar cómo además gran parte de la ciudadanía pide este tipo de intromisiones para sentirse más protegidos. 
No cabría en este artículo ni es mi intención discutir si estas medidas son realmente necesarias -incluso si son eficaces- o no en nuestra vida, pero sí me gustaría compartir una preocupación personal. 
Se nos ha preparado, y como a nosotros a nuestros padres y antes que a estos a nuestros abuelos, para una vida adulta donde la libertad personal solo está limitada por nuestra responsabilidad: no puedes gastarte todo el sueldo porque tendrás que pagar el alquiler, si solo vas a torneos y no estudias tu carrera vas a suspender todas otra vez, sirvan estos ejemplos entre otros muchos.
Se nos ha preparado para hacer aquello que nos remueve el corazón sabiendo todas sus consecuencias, pero no hemos sido obligados a ello, ¡lo hemos querido y pedido siempre! Cómo el joven ansía ser adulto es algo que todos entendemos, sin embargo lo que a mí me preocupa es cómo aquel joven olvida la sensación de libertad y responsabilidad, y se convierte en un ciudadano que busca activamente y se siente cómodo en una suerte de vuelta a casa de sus padres donde cada vez gestiona menos su patrimonio y sus sueños o metas a cambio de no tener que preocuparse por las consecuencias de los mismos. ¿Será que nos gusta la libertad pero odiamos aún más la responsabilidad?
Está claro de que pié cojea el aún joven que escribe este artículo, pero, ¿vosotros qué creéis? ¿Debemos continuar con la comodidad de una “cierta” seguridad cuasi paternal o volver a ser un poco rebeldes y pedirles a nuestros Estados aquella libertad que nos pertenece?
Así pues, el debate está servido.

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