Antonio Benítez

Conversamos con Antonio Benítez, miembro de la junta de IEB, sobre su recorrido en el debate y la importancia de formar comunidad.
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Muy buenas tardes, Antonio Benítez de IEB. Estamos encantados de tenerte.  

Encantado de estar hoy con vosotros.  

Vamos a empezar con la clásica pregunta: ¿cómo decidiste entrar al mundo del debate y qué te enganchó para quedarte?  

Decidí entrar por el clásico anuncio en la universidad cuando entras en primero de carrera y lo que sí tengo mucho más claro es qué me hizo quedarme. Hice muy buenos amigos en el club y al final, más que compañeros, éramos amigos fuera de las aulas, fuera de los atriles y eso hizo que ir a los torneos fuese prácticamente como la quedada del fin de semana. 

Sabemos que has sido vicepresidente de 2022 a 2024 y que luego decides asumir la presidencia de 2024 a 2025. Entiendo que hay diferencias fundamentales a la hora de asumir esa mentalidad y esa responsabilidad. Pero, ¿qué aprendiste principalmente en cada rol y qué los hace diferentes?  

Cuando mis dos mayores amigas de debate y yo ya teníamos cierta experiencia, se nos propuso formar una especie de triunvirato: tres mandatos en el que cada uno iba a asumir la presidencia un año, y en los otros dos, vicepresidencias. A mí me tocó el último como presidente, coincidiendo con nuestro último año de carrera. Creo que lo que puedo extraer de aquella situación es que durante los dos primeros años aprendí bastante a tratar con las personas, a lidiar con las formas de trabajar de cada uno, a generar grupos que pudiesen tener mejores resultados en los torneos. En la tarea del presidente hay personas detrás que hacen más fácil la labor. Eso no ocurre en la del vicepresidente porque hay más apoyo, digamos, burocrático. Eso a mí personalmente me ayudó a lidiar algo mejor con esta gran problemática sobre cómo gestionar a los compañeros, a las personas, etc.  

Debe ser bastante complicado. Y mirando al futuro, ¿qué retos afronta IEB para este próximo curso?  

El reto de generar una cantera que no solo sea competitiva a nivel de debate es para nosotros un objetivo secundario. Queremos que además sean capaces de ser amigos entre ellos como lo fuimos nosotros. Tenemos la firme convicción de que eso es lo que une a las personas al debate y lo que hace que el mundo del debate siga creciendo año tras año. Realmente implica mucho más trabajo a nivel social, de por ejemplo, hacer quedadas, actividades que no tengan nada que ver con debate, como un partido de fútbol, un partido de pádel, etc., que lo que propiamente es la preparación de debate. Le damos un carácter secundario a los resultados en ese sentido, en pro de que se forme una base sólida en el club.  

En debate a menudo vamos a defender posturas que no creemos. ¿Dónde estableces el límite ético a la hora de construir argumentos de una postura con la que no estás de acuerdo?  

Sinceramente, creo que no hay límite ético. ¿Por qué? Supongamos que debatimos sobre una cuestión tremendamente clara de su inmoralidad. Por ejemplo, un genocidio. Si tratamos este tema desde la postura contraria, entendemos que no es un «hay genocidio” o  “no hay genocidio», sino que hay distintos matices que pueden hacer que tu pensamiento sobre lo que antes era un genocidio, varíe. Quiero decir: no creo que haya un límite ético en lo que se puede y no se puede expresar con palabras. Por supuesto, las acciones son otra cosa completamente distinta, pero discrepo con que haya un límite ético.

Lo que hacemos en debate no tiene consecuencias prácticas, más allá de fomentar una curiosidad intelectual que nos abarca a todos, o de entretenernos. Simplemente aprender más cosas sobre el mundo o mejorar la forma de hablar en público. Hay muchas motivaciones que pueden llevar a alguien a hacer debate, pero ninguna de ellas trae como resultado un impacto real. Por ello, creo que no deberíamos aplicar criterios deontológicos a la actividad.  

Para ti, ¿qué diferencia una buena refutación, de una refutación excelente?

A mí algo que me enseñó a sangre uno de mis formadores, Abel Recio, es que las refutaciones tienen que ser comparativas. Eso es fundamental, y creo que marca mucho la diferencia. No creo que haga que la refutación sea excelente, la hace buena. En cambio, lo que hace excelente una refutación es, desde mi punto de vista, la precisión técnica del argumento. Vamos a dar por hecho que todas las refutaciones buenas aquellas que lleguen a unas semifinales de un torneo grande en España, van a ser correctas en la forma de exponerlas, van a ser correctas en términos de comparación, van a ser correctas en términos de evidencias. Todo eso lo cumple cualquier refutación buena. La diferencia es que el trasfondo que hay detrás del argumento, de la refutación que estás planteando, sea, digamos, excelente. ¿Cómo creo que se consigue eso en la práctica? Por si alguien que escuche esto le puede ayudar: empapándose de literatura sobre el tema. Creo que a mí una de las cosas que más me han servido personalmente para hacer algunas de las que creo que han sido buenas refutaciones o excelentes refutaciones ha sido leer mucho, tener muy claro lo que dice cada evidencia, porque he leído 20, 30 documentos. Aparte de todo lo anterior, que lo tenemos la mayoría de debatientes que llevamos unos cuantos años en el circuito, te da un punto de tecnicismo, un punto de fondo, que si le falta al otro, genera sobre ti una ventaja clara.  

¿Qué aspecto técnico del debate es el que marca la diferencia para ti?

Es una pregunta compleja porque, al final del debate, cada rol tiene unas funciones determinadas, y esas funciones, complementándose, hacen a un buen equipo. Pero, quedándome con un solo elemento, creo que es la construcción argumental. Explico mi respuesta. Juzgando, sobre todo, me he encontrado con muchos equipos que están empezando y encuentran un gran vacío en sus argumentos o en el debate, porque no son capaces de traer el debate a su terreno. ¿Qué quiero decir? Un desarrollo profundo de los argumentos, y no solo profundo en cuanto al tiempo, hace que el debate se encamine hacia aquello que tú estás diciendo. Esto es más fácil de hacer normalmente cuando te toca la postura A Favor, porque eres el que habla primero, y eso arrastra el debate. En cambio, se puede hacer también desde el En Contra, creo que es algo más complejo, pero en el momento en que el debate está en tu terreno, tú tienes más armas para defenderte, tienes el control sobre el debate, y eso hace que de partida estés en una posición superior, una posición de ventaja frente al otro equipo. Este elemento parece una tontería, pero al final hace que el resto de elementos que grupalmente son menos importantes, pero individualmente sí son relevantes, destaquen.

De lo contrario, estaríamos debatiendo en el terreno del otro, y debatir en el terreno del otro equipo implica que tenemos que estar atados a lo suyo, que no sabemos lo que es, no sabemos sus argumentos, no sabemos su evidencia. Es mejor debatir sobre la nuestra. Es una cuestión muy técnica, muy tácita, muy implícita, y hace que las individualidades o aquellas cualidades propias de cada postura brillen más.  

Y ahora, a lo mejor, entrando un poco más en el aspecto más personal, ¿cuál es tu momento favorito a la hora de debatir?  

Mi momento favorito es cuando termina el debate, me encuentro con el formador que ha estado viendo toda la ronda, y empezamos a detectar que lo que pensábamos hace una semana era perfecto, o hace dos horas, falla por todos lados. Entonces hay que rehacer las líneas argumentales, las refutaciones, digamos, bajo presión.  

Para terminar, ¿quiénes son tus referentes en el mundo del debate? 

El primero es Abel Recio. Fue formador mío, se ha desempeñado muy bien en los mundiales de BP, y creo que tiene una capacidad de generar ideas, de generar razonamientos fuera de lo común, y de imprimir un punto muy sofisticado a los debates, que ojalá tenerlo ahora en el circuito, porque daría muchísimo juego y permitiría una evolución mucho más rápida del mundo del debate en España. Y, por otra parte, hay un chico, en la Universidad Carlos III, que se llama Víctor Ramos. Él tiene una capacidad muy buena para hacer ideas complejas que parezcan sencillas. Es fundamental en debate, porque muchas veces debatimos sobre cosas que son extremadamente profundas, que tienen implicaciones históricas, implicaciones morales, implicaciones legales, económicas, de toda clase… Víctor las resume y las simplifica sin que pierda su esencia de una manera excepcional. Ojalá podamos hacer eso algún día. La admiración en el mundo del debate es lo que nos sigue moviendo día a día.  

Antonio Benítez, muchísimas gracias por la entrevista.  

Gracias a vosotros.

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Estudiante de cuarto curso del Grado de Derecho en la Universidad de Córdoba y socia del Club de Debate de CDU desde el año 2018, actualmente es Vicepresidenta y Representante de la Liga Escolar de CDU por segundo año consecutivo, así como participante y jueza en numerosos torneos de debate a nivel nacional, y ganadora de distintos premios en la materia. Conoce a María Gavilán.
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