Madrileña de 23 años, estudiante de medicina en la Universidad Autónoma de Madrid, debatiente de amplia experiencia y miembro de la Sociedad de Debates de la UAM desde hace 3 años. Ella es Beatriz Jiménez.
Bueno Bea, la primera pregunta, como sabes, es obligada. ¿Cómo entraste en el mundo del debate?
Hace 8 años descubrí el debate académico en el colegio. Hicimos un par de torneos escolares y fue una época que disfruté muchísimo. Luego empecé la universidad y no sabía que había una sociedad de debates en la UAM así que dejé el debate de lado aunque lo echaba un montón en falta.
Por cosas de la vida, hace tres años unas amigas y yo nos enteramos que había un torneo de debate universitario en el colegio mayor Elías Ahúja y nos acercamos a ver de qué iba la cosa. Nos metimos a una sala a ver a unos chicos de la UAM que lo hicieron tan bien que me dieron mucha envidia de la buena y pensé: “yo quiero hacer esto”. Y la semana siguiente, con muchísimos nervios, fui por primera vez a Cantoblanco desde la Castellana (donde está mi facultad), y me presenté en la Facultad de Derecho a mi primera sesión de debate de la que hoy en día es mi sociedad, con esos dos chicos que había visto (Juanjo y Jaime) y que hoy son dos de las personas que más quiero y admiro. Y así empecé a hacer debate universitario.
¿Y tus primeros torneos? Cuéntanos cómo te los preparaste. Entendemos que con algo de nervios en el cuerpo…
Mis primeros torneos fueron un poco caóticos. No me preparaba mucho, iba a las sesiones de formación y practicaba alguna moción por mi cuenta. Digamos que yo iba a probar suerte. A todo esto le sumamos que yo soy una persona súper nerviosa, me agobiaba mucho quedarme en blanco y no era capaz de disfrutar lo que quería.
Recuerdo mi segundo torneo (BP UAM de 2019), que debatía con Pedro y éramos un cuadro, cada cuál más nervioso, no sabíamos ni hacer una comparativa y con nuestras reflexiones en sala: “¿Bea tú entiendes de qué hablan?” o “Pedro no les concedas puntos a esos veteranos que dan miedo”. Sin embargo, ronda a ronda fuimos aprendiendo y llegamos a la final de novatos, con más agobio que felicidad la verdad.
Esa mentalidad de sufrimiento empezó a cambiar cuando debatí con David Esteban, en mi tercer torneo, una persona a la que guardo mucho cariño por todo lo que nos aportó durante su intercambio en la UAM. Con David aprendí que en los prep times había que hablar y no hiperventilar y a confiar en mi discurso. Yo sentí que desde ese torneo di un salto brutal y verdaderamente empecé a disfrutar mis turnos.
Evolución es sin duda la palabra más apropiada en este caso.
En ese sentido, ¿Qué crees que has aprendido a lo largo de estos años?
Estos años he aprendido mucho de mí. Creo que los discursos que hacemos reflejan cómo nos sentimos respecto a nuestras ideas y a nuestra persona. Si eres muy segura de ti misma, tus casos también lo parecen por la convicción con lo que hablas, que te permite también improvisar y adaptarte a nueva información con la que no contabas en el prep time. Yo al principio me sentía muy pequeña en debate y salía a hablar y ni yo me creía lo que estaba contando. Ahora me veo y no me reconozco, salgo mucho más segura de mí y de mi compañero/a, a disfrutar, a traer el caso más bonito de la sala y a superarme.
Es magnífico comprobar que tienes esa seguridad en ti misma.
¿Cuál dirías que ha sido tu moción favorita? ¿Y la más complicada?
Pues no tengo una moción favorita como tal. Me encantan las de sentimientos, movimientos sociales y países en vías de desarrollo. Por decir una, me gustó mucho la semifinal del BP Aquinas Roncalli 2020: “EC mantendría una relación con una persona de la que está enamorada, aun a sabiendas de que esta está enamorada de otra persona.”
Las mociones que me parecen más complicadas y no me suelen gustar mucho son las de economía y política.
Entrando un poco más en la figura del orador en sí: ¿Qué aspectos crees que debe tener un buen debatiente?
Primero, lo que considero más importante es la humildad. Nadie nace perfecto ni sabiéndolo todo, hay que estar siempre dispuesto a aprender. Un buen debatiente tiene que ser capaz de admitir que se ha equivocado o que su caso no era acertado y no frustrarse por sus fallos sino aprender de ellos. Por muy enfadado que salgas de una ronda es importante analizar el feedback en frío y aplicar los puntos a mejorar.
Segundo, interés y trabajo. Puedes hacer un debate sobre cualquier tema sin tener ni idea (yo he hecho muchos), pero no será un buen debate y desde luego tú no progresarás si no dedicas tiempo a formarte.
Lectores nóveles, tomen nota.
¿Qué le dirías a un novato/a?
Le diría que por encima de todo busque aprender y disfrutar. Es normal al principio sentir miedo a hacerlo mal o a quedarse en blanco pero ese miedo solo desaparecerá si te enfrentas a ello y pruebas y te equivocas. Aquí no te juegas nada, ¿Qué es lo peor que puede pasar? ¿Quedar cuartos en sala? Tranquilidad que, por muy malo que parezca, de eso no te puedes morir. Al final los errores solo se convierten en fracaso cuando dejas de aprender de ellos, y aquí nadie viene a fracasar, todo el mundo viene a aprender.
No podemos estar más de acuerdo con la reflexión.
Y, ¿A qué aspiras en debate? ¿Cómo crees que te ayudará en el mundo laboral el día de mañana?
Mi aspiración siempre ha sido lograr hacer un discurso del que me sienta orgullosa. Puedo decir que en mi corta trayectoria de 6 torneos y 4 finales he tenido turnos en los que he sentido mucho orgullo por traer casos muy bonitos, con mucho esfuerzo y mucha ilusión. Así que termino debate con mis expectativas más que superadas. Aunque me encantaría una última batallita antes de empezar a ser médico.
En mi mundo laboral seguro que me sirve para convencer a algún paciente cabezota a que se cuide.
Estamos seguros de que no habrá paciente que se te resista. Si tuvieras que definirte como debatiente en una frase o una palabra, ¿sabrías cuál sería?
Yo considero que soy una persona algo caótica, tengo muchas ideas pero necesito alguien que me filtre. Y la opinión de quienes han debatido conmigo es que soy una persona en quien confiar, lo cual suena bastante más bonito.
Para finalizar, ¿Cómo resumirías el debate para ti?
Para mi debate fue un regalo que llegó justo cuando lo necesitaba. He conocido a personas brillantes con un corazón enorme de las que he aprendido muchísimo dentro y fuera de debate, como Carmen Sánchez y Javi Ripoll, y por supuesto mis amigos María, Víctor y Pedro con quiénes tuve la suerte de compartir mis 4 finales. Además ha sido muy especial volver a coincidir con mi amiga Laura (del club URJC), con quién formé mi primer equipo de académico en el colegio hace 8 años y 5 años después aquí seguimos las dos, compartiendo debate, del primero al último.
De la Sociedad de debates de la UAM me llevo una familia a la que quiero infinito y con la que siempre estaré agradecida.
Muchísimas gracias por todo Bea, te deseamos la mayor de las suertes y esperamos verte pronto por aquí de nuevo para contarnos esas últimas batallitas!!
A todos los demás, nos vemos la semana que viene aquí, en ElDebatiente, la casa común del debate en español.
