Buenos días, Albert, es un placer tenerte hoy en ElDebatiente.
Aunque es una pregunta muy típica, nuestros lectores tienen mucha curiosidad por conocer la respuesta… ¿Cómo entraste en el mundo del debate y qué te hizo sentir para seguir enganchado?
Pues entré como muchas veces en la vida, de casualidad y a raíz de un profesor mío, José Carlos Remotti, que era profesor de Derecho Constitucional. A mí me gustaba el Derecho Constitucional y él era el capitán del equipo de la Primera Edición del año 2000. La Universidad Ramón Llull ESADE, creo, llegó a cuartos de final y yo, a través de ese profesor, que luego fue compañero mío y también fue Campeón conmigo, me animé a apuntarme a las primarias, digamos, a la criba inicial en la Universidad.
Al principio no tenía mucha idea y, bueno, cómo sabían que era preguntón en las clases y que tenía inquietudes y tal, me dijeron: “bueno pero pruébalo, apúntate a ver qué tal”. Finalmente pasé la criba interna, me seleccionaron para el equipo, pero sólo para ir a ver, y luego me entusiasmó. Fui creciendo, aproveché mucho el tiempo, aprendí a sentirme como pez en el agua y que la dificultad a veces es la mejor compañera para enfrentarte a un auditorio.
Lo que he dicho aquí es así, o sea, para mí es una escuela que me ha permitido enfrentarme a un debate con nueve millones de personas, a un parlamento o a un debate de presupuestos, sin tener no sólo nervios sino a disfrutarlos y, eso, la LEDU te lo da.
La gente que no te ha conocido en los tiempos en los que debatías tiene una gran curiosidad en saber cuál es tu rol favorito dentro del debate.
Yo empecé haciendo solo las conclusiones en la primera etapa y luego acabé haciendo introducción y conclusión.
Mi faceta era hacer las conclusiones y lo que intentaba hacer, que, por cierto, se echa de menos que se haga más, es meter mucho de lo que ha sucedido durante el debate, no traerlo preparado de casa, sino traer una estructura muy abierta. Creo que eso potencia un poco la naturalidad del propio debate y las conclusiones. Luego fui mejorando y mi equipo me acabó metiendo en la Final, donde hice la introducción y la conclusión contra Córdoba, en Salamanca, que fue donde se hizo la Fase Final.
¡Vaya! Qué sorpresa, nosotros, por los debates electorales, te creíamos un refutador nato…
Al final aprendes, y el parlamentarismo también te da mucho eso. Yo he estado en la oposición durante muchos años, tanto en el parlamento de Cataluña como en el Congreso, con lo cual los 12 años he hecho oposición, más allá de que mis compañeros gobernaron en algunas autonomías o en municipios, pero a nivel personal siempre he sido oposición o con acuerdos con el gobierno, pero siempre he estado en una oposición entonces el opositor, entre comillas, es más refutador.
Y, hablando de parlamentarismos, vamos a posicionar la balanza, cómo decimos en los torneos… ¿Dónde disfrutas más, en los debates electorales o en los debates académicos?
Los debates académicos son más sosegados, más tranquilos, tienes menos presión. Ahora, por ejemplo, con el paso del tiempo, me apetecen mucho más. A veces voy a dar clases en algunas universidades o me invitan a un coloquio y tal y te quitas un poco la presión de los medios, del titular, del qué dirán, de cómo te sacan de contexto una frase. Esa presión es muy poco agradable, por decirlo así.
Por lo tanto, ahora prefiero la parte académica porque es más tranquila. Es más libre, dudas más, ¿no? El debate político te permite dudar menos o tienes que ser muy contundente, a veces en exceso.
Por otro lado, por ejemplo, a mí me gusta más el debate parlamentario que el debate electoral de una tele, es decir, el debate electoral está bien para que los votantes decidan, pero a mí lo que me gusta es el parlamentarismo, me parece que la esencia de la democracia es el parlamentarismo.
Y, como última pregunta, ¿qué consejo le darías a esos lectores novatos que tenemos, que van a empezar en el mundo del debate, y a los que quieren seguir inmersos en él?
Bueno, lo primero les invitaría a que prueben, que se inicien si su Universidad tiene una selección o algún tipo de competición previa, que lo hagan, porque yo por ejemplo si no me hubieran animado mis compañeros no hubiera llegado hasta aquí y probablemente, siguiendo un poco el pez que se muerde la cola, en política no hubiera tenido ciertas capacidades que he tenido o cierta suerte de poder haberme preparado.
Es decir, que lo hagan y que se sorprendan a sí mismos, que el liderazgo a veces no lo tienes palpable hasta lo pules o hasta que te ponen los galones y te ves arriba.
Yo creo que el secreto, como decía antes la miembro del jurado, es que se dejen sorprender, que disfruten.
Me parece que no se trata de ir a un a un debate encorsetado ni pensando en qué voy a trabajar después, ni si me va a servir para no sé qué, así no van a ningún sitio. Creo que la curiosidad y las ganas de aprender y mejorar es lo que te hacen participar. Así que sean curiosos y que se dejen sorprender.
Albert se ha encontrado a muchos parlamentarios con los que debatió en un pasado, ¿quién sabe si tú, querido lector, acabarás también debatiendo en el Parlamento con tus compañeros?
Como él mismo nos cuenta, no podemos encorsetarnos en el mañana. Lo que sabemos es que estamos agradecidos con Albert por habernos contado su experiencia.
No olvidéis nunca lo que habéis aprendido aquí, a convencer y a ser convencidos, a liderar, compañerismo, a ser relevantes en la victoria y en la derrota, dijo en la clausura de la LEDU 2023, y no le falta razón.
Querido lector, nos vemos otro día aquí, en ElDebatiente, la casa común del debate en español.