Bueno, Alejandro, bienvenido a ElDebatiente. Vamos a empezar fuerte hoy. ¿Qué es para ti el debate?
Para mí el debate es una oportunidad única para estudiantes, ya sean desde escolares hasta universitarios, para pensar de manera crítica y, sobre todo, enfrentarse a temas a los que, de otra forma, no tendrían incentivos para hacerlo.
Para contextualizar un poco a nuestros lectores que a lo mejor no te conocen, ¿quién es Alejandro Baena y cómo conoció el mundo del debate?
Yo soy estudiante de Biotecnología en la Universidad Francisco de Vitoria, que parece ser que la gente de ciencias también está involucrada en el mundo del debate. La forma en la que descubrí el debate fue a través de mi colegio, SEK Ciudalcampo, donde tuve la oportunidad de recibir formación de la mano de Antonio Fabregat, bicampeón del mundo y un gran formador. Desde ahí me enamoré del mundo del debate. Empecé a debatir desde muy chico, desde segundo de la ESO. Me gustaban mucho los torneos, la inquietud de prepararlos, las rondas clasificatorias, llegar a alguna rondita final… Lo que más disfruté durante todos esos años fueron los retos que suponían siempre en la preparación de los debates, como el conocer a un montón de gente interesantísima y de un montón de sitios.
Un poco para dar un poco de contexto de qué es lo que hago ahora, como debatiente formo parte de la Sociedad de Debates Francisco de Vitoria, una de las más antiguas del país. De alguna forma, de la mano de Cristina Guerrero, Jorge Whyte y Carmen Vallecillo, me preparo de forma rutinaria para asistir a diversos torneos de debate. Así como últimos logros, el año pasado, en 2023, pude conseguir un break, un octavo de final en CMUDE Panamá. He quedado noveno mejor ganador de la competición de oratoria de la Ledu este año y como triunfo más reciente, a nivel de debate académico, gané el XV Torneo Isabel de España y la vigésima, perdón, la decimoquinta del Isabel de España y el XX Torneo InterCEU justamente hace un par de semanas. Tengo muchísimas ganas de aprender, de seguir debatiendo y sobre todo de seguir conociendo a gente súper interesante.
Antes de seguir hablando un poco de tu carrera como debatiente en la actualidad, nos llama la atención lo que has comentado al empezar. Los perfiles de ciencias no son algo especialmente frecuente en este mundo. ¿Qué ventajas crees que tienes con respecto a otros compañeros de la carrera al haberte formado en debate?
Por lo pronto, yo lo que veo a mucha gente dentro del mundo científico es que les falta mucha humildad. Normalmente, el científico es una persona muy perfeccionista, guiada por ego y por saber más que el resto, y que además maneja conceptos supersofisticados que a lo mejor la gente normal no maneja. Realmente a mí el debate lo primero que me ha dado ha sido humildad, han sido dosis de humildad intelectual constantes, tanto en los torneos como a la hora de hacer prácticas o incluso en las mismas clases. Al final, lo que haces es darte cuenta de que no sabes nada; de que por mucho que seas un científico y tengas una carrera que suene bien, no sabes nada. Eso aplicado a mi mundo, el científico tiene que ser humilde por naturaleza, porque el estudio de nuestro mundo, de nuestro cuerpo, de la naturaleza, etc. necesita de gente que siempre sea curiosa, tenga ganas de aprender, pero sobre todo que sea humilde. Gente que sepa dar un paso hacia atrás y reconocer que no lo sabe todo y que, al contrario, es posible que sepa mucho menos de lo que cree. A mí con eso el debate me ha ayudado un montón, porque muchas veces pensaba que sabía de algún tema y a la hora de debatir me di cuenta que no tenía ni idea.
A raíz de eso, el debate me ayuda a, como científico, fomentar mucho la labor investigativa, el pensamiento crítico. Ese ejercicio a favor y en contra se realiza en muchas etapas de la carrera científica; ocurren con muchísima frecuencia. Por eso, el debate me ha ayudado un montón y creo que es algo ventajoso para gente de cualquier área, pero especialmente para la de ciencias.
Como también has comentado, sabemos que has participado en algún CMUDE y ya también has hablado de varias cualidades propias de los debatientes. ¿Qué rasgo, si tuvieras que destacar solo uno, consideras que no puede faltarle a un orador en un campeonato mundial de debate?
Yo diría que la fundamental es la confianza. Muchas veces pensamos que al hablar no somos lo suficientemente buenos, pensamos que no tenemos ideas las cuales tengamos el valor de compartir, pero yo soy de los que piensa que todo el mundo tiene una voz y la habilidad y el mismo valor que el de al lado para poder defender sus ideas y compartirlas. Cuando te presentas ante un escenario tan grande con gente superbuena, y que lleva muchísimos más años que tú debatiendo, es confianza, es decir: “Mira, estoy aquí porque puedo”, y además los resultados no van acompañados del azar, sino que se dan a raíz de un proceso de preparación y de decir: “Me lo voy a creer”. Precisamente yo no me creía que había llegado a octavos de CMUDE, pero ocurrió, y ocurrió porque hicimos muy buen papel. Esto fue a raíz de que nosotros nos creímos que podíamos jugar con los grandes. A raíz de eso, yo creo que es la actitud lo más importante, pero sobre todo la actitud ligada a la confianza.
También, siguiendo un poco por esta línea de competiciones, etc… ¿Qué papel crees que juega la competitividad en el mundo del debate?
Yo creo que la competitividad tiene una doble cara. Por un lado, si la limitamos a lo que es la puramente deportiva, académica, elocuente, pues está muy bien. El debate es dialéctica y, por lo tanto, tiene que haber un enfrentamiento cordial entre dos posturas y, de alguna forma, sacar lo mejor de este formato. Luego tiene la otra cara, y es que la competitividad corroe a la gente, incluso dentro del mundo del debate, que no es una excepción. Aquí vuelvo a esta lucha de egos que existe siempre, pues al final la gente deja de lado lo bonito de la dialéctica y de la retórica y se centra más en la parte puramente competitiva de ver contra qué equipos compiten.
También estamos seguros que nuestros debatientes más novatos, cuando estén leyendo esta entrevista, estarán preguntándose si tienes algún truco infalible a la hora de salir a debatir.¿Qué podrías decirle? ¿Hay algún ingrediente secreto?
Mi ingrediente secreto será una obviedad, pero es beber agua antes de salir. A nivel biológico genera vasodilatación, hace que la sangre fluya más lentamente y por lo tanto tengas un riego cerebral mucho más activo y al mismo tiempo estés más calmado. Además, el agua tiene que estar fría, porque si está caliente, no genera el mismo efecto. Ese es mi secreto: beber agua fría antes de las intervenciones. Además, yo tengo tendencia a hablar más rápido y que se me quede la garganta seca. Por eso, si tú lubricas, al final va a salir mucho mejor la intervención y además vas a estar más relajado, menos nervioso, las ideas te van a venir más claras. Beber agua antes de las intervenciones me parece el mejor consejo que pueda dar y el más básico.
Bueno, ya nos vamos acercando al final. Sin embargo, te hemos visto haciendo tanto BP como académico en los últimos años. ¿Qué es lo que más y lo que menos te gusta de cada uno de estos formatos?
Esta es una pregunta que me hago todos los días respecto a dónde apuntarme. Yo diría que la virtud más grande del académico es la capacidad investigativa y, sobre todo, la capacidad de sacar una opinión informada acerca de los temas que estás investigando. Creo que el académico fomenta mucho el: “Aquí no gana quien diga las palabras más bonitas necesariamente, sino quien venga con un caso mejor construido, con la mejor información posible y además con la mejor estructura posible”. Al final, lo persuasivo es lo que bien estructurado está.
Por otra parte, que la limitación principal que tiene el académico para mí, personalmente, es que el formato se ha ido degenerando mucho en todos estos factores extrínsecos al debate, en los cuales se le da más importancia al efecto show, el de las florituras, de la excesiva retórica, más que lo que es una argumentación sobria, que de hecho es algo de lo que no peca el parlamentario británico. En BP da igual que lo digas muy bonito, muy feo, o como sea. Es cierto que siempre hay que mantener las formas y la elegancia, que es una virtud del académico, pero yo creo que, efectivamente, en el BP existe un mayor incentivo a hacer las cosas mucho mejor estructuradas y mucho más claras y tirar menos de la retórica, porque la retórica no cuenta como tal. Lo que cuenta es la robustez de tus argumentos, de tus razonamientos, que creo que eso en académico que muchas veces se deja un poco de lado. BP tiene esa virtud de que se le da mucho más mérito a lo que es la profundidad lógica.
En cuanto a desventaja del BP, por su contraparte, es que se han perdido demasiado las formas, las formalidades, el formato en el cual exista un respeto al oponente, que existan unas formas, un saber estar, todo ese tipo de cosas. Yo considero que en el BP muchas veces nos hemos perdido a la hora de hacer eso. Y luego, además, en este modelo existe una limitación clarísima, porque no se muestran evidencias: existe una clara falta de labor investigativa y hay mucho más espacio para la demagogia, para las presunciones de inocencia. Es decir, si tú ves a alguien que dices que crees que sabe, pero te está contando una milonga, en BP es más fácil que te la creas que en académico.
Creo que ambos formatos tienen virtudes y para mí, yo soy de los que piensa que un formato mixto es lo mejor. Es decir, un modelo tipo Karl Popper que se hace en otros países también, que son de estos de tres debatientes en los cuales hay una intervención de una primera intervención, una refutación y una conclusión, pero es más dinámico, es más tipo BP, no es tan estricto como el académico, donde se ven las florituras, donde se ve el espectáculo. Esto es un modelo mixto que creo que es bastante interesante.
Ahora ya sí, para acabar. Si ahora te reencontraras con el Alejandro pequeño de segundo de la ESO que empezó a debatir en SEK Ciudalcampo y le contaras todo lo que has conseguido en este mundo, ¿qué consejo le darías o qué le dirías?
«Chaval, eres mucho más grande de lo que crees».
Definitivamente, eres mucho más grande de lo que crees. Esto es una recomendación para todo aquel que empiece en debate. Decía antes lo de la confianza, pero es que quiero expresar que es importantísimo el hecho de que tú, cuando empiezas, muchas veces no confías en ti mismo: no confías en que tus ideas valgan algo, no confías en que estés en un atril y te da vergüenza porque piensas que lo vas a hacer mal, que piensas que tal, todo el mundo ha pasado por ahí. Por lo pronto, yo he pasado por perder en primera ronda en un Cánovas escolar, en el CEULAJ, en Mollina.
Ese fue mi primer torneo, caí en ronda de grupos. Le puede pasar a todo el mundo. Lo importante es que siempre lo sigan intentando, que sigan practicando, que sigan creyendo en sí mismos y, sobre todo, que crean en que su voz tiene el mismo valor que la de al lado, porque al final todos somos personas y realmente tenemos un valor intrínseco que no es por la persona y por lo tanto nuestras ideas, nuestros ideales y tal valen igual.
Pues nada, Alejandro, esto es todo por hoy, muchas gracias por todo. Nos vemos pronto.