Recuérdanos, ¿desde cuando estás inmerso en el mundo del debate?, y, ya que sabemos que ha pasado un tiempo, ¿podrías comentarnos alguna de las lecciones más importantes que has aprendido en lo que llevas en él?
Exactamente hace ahora una década desde que me uní a este “mundillo”. Fue en 1º de carrera, vi que había un pequeño Club de Debate con unas 4 personas en activo y me llamó mucho la atención. Acudí a la primera reunión, me gustó lo que vi y desde aquel día he seguido ligado a este mundo pese a que mi actividad profesional durante algunos años poco tuvo que ver con este mundo. Recuerdo días saliendo de mi trabajo pasadas las 10 de la noche y quedar a esa hora con el equipo para preparar una Paquito, en mi trabajo no entendían de donde sacaba esa energía para querer seguir, yo si lo sabía; aquello me apasionaba.
Centrándonos en las lecciones que me ha dado, destacaría que he aprendido a perder y a ganar, a no llevar lo primero hacia el fracaso ni los segundo al éxito absoluto, creo que encontrar un buen balance en lo citado es clave para todo en la vida, ya que unas veces se gana y en otras, las cosas no salen como a uno le gustaría por mucho que se haya esforzado. Lo importante siempre es no tirar la toalla y seguir, porque con esfuerzo, humildad y ese pequeño punto de suerte que también se necesita; el resultado se consigue.
Diría que esa es la mejor lección que me he llevado, pero sumaría otra más; la capacidad de ponerte en la piel del otro para así entenderlo mejor y poder llegar a un punto común. Esto de nuevo sirve para todo en la vida; desde un debate académico, pasando por un conflicto personal o para el día a día laboral donde debemos entender bien que demanda nuestro cliente y cómo hacer que ese proceso sea lo más eficiente posible.
Hemos hablado de lo que el mundo del debate te ha aportado a tí pero, ¿Qué es lo que crees que has aportado tú, ahora que te retiras de él?
Me retiro para centrarme de lleno en la consultoría política pero siempre que pueda y se me necesite, seguiré aportando como hasta ahora.
Respecto a lo que he aportado, desde que empecé a tener cierta experiencia en debate, procuré transmitirlo a los que me rodeaban y estaban interesados en esta poderosa herramienta. Ahí me di cuenta que se aprende más incluso cuando se enseña porque estás constantemente mejorando y añadiendo detalles a aquello que quieres transmitir y perfeccionando tu método de enseñanza.
Es por ello que lo que he querido aportar a los distintos alumnos que he tenido en estos años ha sido sobre todo inculcarles que esta etapa es una etapa más de crecimiento en la vida, especial sin duda, pero no es el destino, es el camino. Por ello he procurado entrenar equipos siempre que supiesen encajar las derrotas y las victorias con la mayor humildad posible, que fuesen conscientes de que siempre habrá alguien mejor que cualquiera de nosotros en distintos puntos y que el verdadero éxito sería conseguir una sociedad mucho más crítica en el medio/largo plazo.
Esto, por cierto, es el verdadero objetivo de debate, el resto es secundario.
Después de hablar de tanta aportación, hay una cosa que nos queda claro: al mundo del debate le queda bastante para estar completo. ¿Qué crees tú que le falta y le sobra?
“El mundo de debate” es un concepto demasiado amplio, ha cambiado mucho en los últimos años, se ha expandido muchísimo, la repercusión mediática es brutal y el hecho de que haya tantos Clubes de Debate en la Universidad no deja de ser anecdótico, lo verdaderamente increíble es ver el enorme crecimiento exponencial del debate escolar.
Creo que le sobra la parte política, a veces he visto más política en este mundillo que en la propia política, y creo que le falta humildad y unidad.
Humildad; que ha de ser transversal, desde formadores a alumnos. El ciclo de debatiente hoy día dura ¿4, 5 años? Y luego comienza otra vida, en la que, por supuesto se puede seguir ligado a este mundillo y además hace falta, pero a lo que quiero llegar es a que debate es un medio, no un fin. Y por supuesto, unidad claro, pero para que ello ocurra primero tenemos que inyectar una buena dosis de lo anterior.
Hablando de cosas buenas… Sabemos que de vez en cuando, se alinean los astros, y los torneos establecen una pregunta equilibrada, divertida, interesante y que da pie a un debate de calidad. ¿Te acuerdas de alguna de ese tipo? Y si te encomendaran la tarea de establecer la pregunta perfecta, ¿cuál sería la pregunta que formularía Alejandro Ibáñez?
Sí, sin duda y te voy a citar dos; una pregunta que jamás olvidaré por el momento político, social y económico que nos tocó vivir que fue la siguiente:
¿Es el modelo educativo actual el adecuado para la actual crisis?
Y, por otro lado, otra que personalmente me encantó porque miraba hacia el futuro y fue:
Las máquinas que funcionan autónomamente ¿Deberían incluir sistemas de decisión ética?
Estas dos preguntas han marcado un antes y un después, ya que a raíz de ambas posteriormente he intentado profundizar más en ambos temas y ello me ha llevado a contactar con gente que de verdad entiende sobre ambas materias.
Por otro lado, no creo que haya pregunta perfecta, pero me gustan y mucho aquellas que te dejan con ganas de profundizar más una vez acaba el torneo, como lo son las dos anteriores.
Este mundillo ha visto muchos debatientes de calidad, pero cuando se trata de cada persona, siempre existe un modelo a seguir que se nos venga a la mente. Si tuvieses que decirnos una sola persona que te haya inspirado en el mundo de la oratoria, ¿quién sería?
Darío Jiménez Mirayo, gran orador y mejor persona. Aprendí muchísimo de él en los años que coincidimos. Es probablemente la persona más inteligente que he visto debatir, disfruté mucho disputándole las refutaciones cruzadas en distintos torneos, era increíble la agilidad mental que tenía.
Luego, el concepto personal que tiene de debate y su colaboración permanente altruista me parece todo un ejemplo a seguir.
¡Os recomiendo que le entrevisteis en alguna ocasión!
Quisiera citar a otra persona que me hizo crecer mucho como persona y como debatiente; Marta Montero Simó. Fue mi profesora de derecho fiscal y le dedicó cuerpo y alma a debate durante mucho tiempo en la Universidad ETEA-Loyola Andalucía, con ella la Universidad vivió su época dorada. Una profesional referente para toda una generación que nos apoyó siempre dentro de la Universidad y fuera de ella.
Y en el caso de que tu fueses el referente y tuvieses que aconsejar a alguien que va a lanzarse a debatir, ¿cuáles serían tus consejos fundamentales?
El más importante creo que sería; “ante todo disfruta con lo que haces, si en algún momento esto no ocurre entonces debes replantearte lo que estás haciendo”.
Por otro lado y citando a D. Jaime Loring “los números son planos y las ideas profundas” y por ello debe importarnos el tener un buen expediente y ser responsables, pero hay que saber establecer un balance para ir más allá. Lo comprobé en mi trayectoria profesional desde el minuto 0, las notas sirven para ese primer trabajo pero luego hace falta algo más; saber trabajar en equipo, tener capacidad de liderazgo, saber comunicar, resolver problemas de forma eficiente…
Nos ha dicho un pajarito que eso de los consejos se te da bien, hasta el punto en el que has estado trabajando en equipos de formación de debatientes en Madrid. Si tuvieras que darnos las claves para hacer un buen papel como formador, ¿cuáles serían?
Un formador tiene una gran responsabilidad ya que ha de mostrar uno o varios caminos a sus alumnos y la influencia de este puede ser enorme, esto se puede ver en distintos torneos; hay ciertos estilos de debatientes claramente definidos por el formador que hay detrás, en algunos casos parecen clones del formador.
Creo que el formador ha de enseñar a utilizar las distintas herramientas y no ir nunca más allá, es probablemente el camino más duro para los alumnos y el que te aleja del “éxito” a corto plazo, pero a medio/largo plazo los alumnos lo agradecen y mucho porque han desarrollado unas habilidades de investigación, construcción de argumentación, agilidad mental y un largo etc.
Esto de que los viejos debatientes (si se nos puede considerar viejos) den consejos a los “noveles” es ya casi una costumbre con todo lo que ha crecido el mundo de la formación en oratoria. Sin embargo, a veces da la sensación de que muchos de estos niños vienen mamando debate desde su casa. ¿Cómo ves tú estas nuevas generaciones de debatientes, y en qué crees que se diferencian de sus predecesores?
Tengo mucha esperanza puesta en esta generación, me quito el sombrero ante las ganas que muestran y por como sacan tiempo de donde no hay para estar prácticamente todos los fines de semana debatiendo.
Pero veo un gran riesgo y es el hecho de querer reconocimiento continuo y éxito nada más comenzar. La raíz de este riesgo no está en Debate, es un factor cultural, lo queremos todo al instante y parece que está en riesgo el aguante para conseguir nuestras metas. Le pido a esta generación que piense en que Debate es un mero medio para lo que viene después, no debe ser un fin en sí.
Una de las cosas que más motiva a los chavales a entrar en el mundo del debate es el hecho de que se plantea como una forma de obtener conocimientos que después van a poder aplicar en el mundo profesional. ¿Cuáles son las ventajas que tiene un debatiente a la hora de buscar empleo?
Sin duda muchas; aprender a trabajar bajo presión, trabajar en equipo que parece algo baladí, pero en el tipo de sociedad que vivimos hoy día es esencial y cómo no; saber expresar aquello que queremos decir ya que esto que parece tan simple es uno de los grandes males de las empresas hoy día y es el origen de muchos malentendidos y conflictos internos.
A día de hoy empresas y bancos muy relevantes en el panorama nacional e internacional realizan talleres y formaciones de cómo hablar en público a sus empleados o de cómo debatir; sirva de ejemplo BBVA.
Ya que hablamos del mundo profesional, uno de los empleos en el que más se puede emplear la oratoria es la política. Dejando a un lado el BP que, por supuesto tiene un componente político en su raíz, ¿crees que el debate académico es aplicable al debate político?
Creo firmemente que lo es, de hecho llevo 4 años poniéndolo en práctica con distintos políticos y déjame decirte que siempre ponen la misma cara de sorpresa cuando les dices que tienen un tiempo al que ceñirse y que nada de hablar cuando la otra persona está en su turno debatiendo, es algo que te dice mucho del nivel actual de respeto en política.
En mi opinión la parte más interesante que se extrae del concepto de debate académico y que puede aplicar al político es la investigación en profundidad de una cuestión como puede ser la energía nuclear, olvidándonos por un momento de nuestro posicionamiento político (aunque resulta difícil siempre esta parte) para así comprender mejor a los distintos colectivos y grupos de presión; a los que quieren un cierre total nuclear, a los que quieren uno parcial o a los que quieren más centrales nucleares porque opinan que solo emiten vapor de agua las centrales y los residuos pueden ser almacenados y tratados con total seguridad.
Cuando se ha hecho esta investigación y se elabora un argumentario siguiendo una estructura en la que siempre haya evidencia empírica de aquello que se quiere probar y que esta sea confiable, es en ese momento cuando practicamos la forma porque de nada sirve tener buenas ideas previamente contrastadas si no se saben transmitir y más en un mundo donde impera la emoción sobre la lógica al contrario que en debate académico.
Y, para terminar, si tuvieses que dar un discurso que resumiese toda tu vida en el mundo del debate, ¿cómo acabarías la intervención?
La curiosidad fue lo que me hizo entrar a conocer este mundo, la curiosidad me hizo quitarme ciertos prejuicios que tenía al estudiar distintos temas, la curiosidad me hizo debatir con grandísimas personas que hoy día son buenos amigos. Esa experiencia que acumulé debatiendo me llevó a querer compartirla con otros y es ahí dónde conocí a alumnos que también me enseñaron y mucho, alumnos que tengo el lujo de considerar a muchos de ellos amigos hoy día y que espero que esta amistad permanezca para siempre.
Esta década de experiencia no ha hecho más que reafirmarme en el deseo de una sociedad más crítica y concienciada y es por ello que seguiré desde el lado político.
A todos los que habéis sido parte de este proceso,
¡Gracias!