Antonio De la Cruz España

Estudiante de Derecho y ADE, contrarefutador, 2 veces mejor orador en V y VII Torneo Cánovas, mejor orador última edición de la SIPA y semifinalista del CMUDE 2017 Guatemala junto a Bea Valcarce
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Buena Antonio, no es una sorpresa como empieza esta entrevista. ¿Cómo y cuándo entraste en el mundo del debate?

Mi primera experiencia fue en una SIPA en primero de carrera en 2015. Fue gracias a mi amiga Bea Picardo y a su indudable capacidad persuasiva. Ya, en segundo de carrera, le acompañé como oyente al Torneo Isabel de España. Creo que ha sido de las mejores experiencias a nivel personal que he tenido en el mundo del debate. Descubrí personas como Ale Pena, Carmen Vallecillo y Manuela Piera, que más tarde se convertirían en mis compañeros de permanentes viajes. Como anécdota: me pusieron en mi acreditación de oyente “formador” y las bromas al respecto fueron continuas a lo largo del viaje. Fue un comienzo muy bonito.

Entonces llevas ya unos añitos en por aquí. En este tiempo, ¿ha cambiado mucho el mundo del debate? ¿Crees que actualmente está en un buen momento?

Creo que el mundo del debate ha experimentado una evolución realmente vertiginosa en los últimos años. En concreto, el formato BP ha ido importando muchas herramientas del circuito anglosajón. Recuerdo el año del CMUDE 2017 en Guatemala que se empezó a hablar de “impacto” e “insular”, entre otras técnicas. Luego llegó Chile con la “métrica”, el “framing” y la “caracterización”. Y, sinceramente, no sé lo que habrá llegado este año porque me he retirado del formato, pero seguro que habrá cosas nuevas. 

Creo que estas técnicas se han venido desarrollando en el mundo del debate como pequeños hitos dentro de una senda, que nos conduce a conseguir probar –dentro de un debate- una serie de argumentos e ideas con las mínimas lagunas posibles y tratando de maximizar el potencial de estas ideas. Creo que son positivas, en una valoración general, pero que también traen una serie de inconvenientes que no están de más mencionar. Creo que el uso de la métrica en el formato BP es una innovación muy positiva. Antes de existir esta herramienta, los debates giraban en torno a un frívolo utilitarismo en el que daban igual los derechos y libertades que menoscabaran nuestras propuestas, siempre y cuando –al final del día- tuviéramos más sujetos y colectivos beneficiados por nuestras medidas de gobierno u oposición. Cuando aparece la métrica, encuentran su sitio los argumentos e ideas que defienden los límites de la acción gubernamental (entre otras cuestiones). Creo que hasta entonces, los debates se hacían desde prismas necesariamente intervencionistas y siempre es positivo aumentar la pluralidad de perspectivas desde las que puedes entender una moción.

Por otro lado, encuentro una serie de inconvenientes en torno a las barreras de entrada que, desde mi punto de vista, cada vez son mayores en este formato dada la creciente complejidad de la que se le ha ido dotando. No obstante, no le doy mayor importancia dado el incansable esfuerzo que hace la comunidad del debate en España, que tiene numerosos pilares formados por personas nobles y cercanas, por dar talleres de formación online y presenciales, así como una absoluta disposición en cada torneo donde los encuentres. En cualquier caso, sí que entiendo que las nuevas técnicas pueden alejar a todo lo que conforma el público ajeno al debate: profesores que vengan de oyente, familiares que acudan a ver a sus hijos, o incluso a la propia prensa. Creo que es un reto de cara al futuro: hacerlo más accesible. 

Pero insisto: mi valoración es muy positiva.

Ya que hablamos de valoraciones acerca del mundo del debate… ¿Qué crees que le falta y le sobra?

Creo que le falta lo que he comentado anteriormente, hacerse más accesible y atractivo de cara al público ajeno al mundillo. Creo, también, que nos falta perspectiva a los debatientes de lo que estamos viviendo. Es muy frecuente, aunque cada vez menos, que la frustración de perder un debate decisivo se apodere de nosotros. En ese sentido, creo que ganar en perspectiva es fundamental: darnos cuenta que lo más bonito que te puede dar el debate es la amistad, las personas que jamás hubieras conocido de no haberte topado con ellas en un debate o en una simulación. No creo que sea determinante haber ganado uno o varios torneos en un currículum, pero lo que sí lo es, no ya en un currículum sino en tu vida personal, son aquellas amistades que forjas en este foro, que te ayudan a levantarte cuando te caes y con la que ahogas penas en las fiestas de los torneos. Nos hace falta mirar a nuestro alrededor y disfrutar de esta experiencia que algún día tocará su fin. 

Y, ¿qué le sobra? Tal vez soberbia. O lo que es lo mismo: falta autocrítica. Es obvio que hay resultados injustos, pero muchas veces – y me incluyo- solemos dedicar más tiempo a analizar las carencias de análisis de un juez que las nuestras propias. Creo que los debatientes que han marcado la diferencia en España, que todos sabemos quiénes son, lo han hecho –sobretodo- por su elevada capacidad autocrítica y su tesón y perseverancia. 

Ya que hablamos de soberbia, ¿crees que es necesario limitar los años debatiendo?

Creo que existen otras formas de abordar el problema que esa medida pretende solucionar. Creo que ya hay torneos de novatos, torneos pro-am, torneos abiertos a todo el que quiera participar… Por ello, considero que no es necesario. Gracias a que no existía esa limitación he podido aprender de los mejores y he podido entrar en alguna top room de las que he salido, literalmente, apalizado. Pero juro no mentir, si te digo que en esos debates en los que he sido apalizado por debatientes mucho mejores que yo, lo he sido con una sonrisa en la cara y una gran emoción de poder aprender en directo de grandes debatientes. Tal vez, de haber operado ese límite, no hubiera podido aprender de algunos de los debatientes de mayor edad, que me han hecho mejorar y disfrutar.

Seguimos con las comprometidas. Si te diesen a elegir… ¿Académico o BP? ¿Por qué?

Como la gran mayoría de los que han pasado por aquí, no me mojaré. Sí que diré que entiendo ambos formatos como esenciales para lograr formarse como un orador completo. No obstante, sí que puedo analizar un parámetro más subjetivo como es el de la diversión. Sin duda, en el que más he disfrutado es en el BP. Creo que la diversión, muchas veces, guarda una relación de proporcionalidad directa con el riesgo que tomamos. Y, sin duda, el BP te hace salir de la zona de confort. Las sensaciones que invaden tu cuerpo cuando estás a la espera de que salga la moción, la cual vas a tener 15 minutos para preparar, son indescriptibles. El miedo a no dominar el tema, a equivocarte, a plantearla en los términos no más adecuados… ese miedo te hace disfrutar como pocas veces en la vida.

Y, dejando a un lado el mundo de la oratoria, ¿qué te ha aportado el debate en el ámbito profesional?

Diría que empatía, conocimiento, seguridad y comunicación. 

Con lo de la empatía, me recuerda mucho a las respuestas de otros debatientes sobre el perfil de los formadores. Según tu criterio, ¿cuál crees que es la cualidad más importante para formar en oratoria? ¿Ser bueno en debate significa ser buen formador?

Creo que la paciencia es lo más importante. Y con respecto a lo segundo, creo que no. Puedes ser un muy buen debatiente y orador, pero no disponer de paciencia suficiente para acompañar a una persona en su proceso de aprendizaje. También una cualidad muy importante es ser capaz de resumir tu experiencia en una serie de pautas a seguir.  

Siguiendo en esta línea, si tuvieses que dar un consejo a la gente joven que va a empezar en debate, ¿qué les dirías?

Les diría que se dejen llevar. El debate no te pedirá permiso para poner patas arriba tu vida personal y académica. 

Y para cerrar el bloque de «formación», ¿cuál dirías que es tu referente en el mundo del debate?

Es imposible que te diga un solo referente, pero sí que te puedo mencionar varios. En primer lugar, Bea. Es la persona que creyó en mí, y se molestó en desandar lo ya andado por ella para volver a recorrerlo conmigo. Su coraje me ha hecho aprender mucho. También me gustaría mencionar a Guille Díaz y la emoción que le ponía a los debates. Gonzalo Herreros e Iván Olmos y sus discursos. Carmen Vallecillo y María García y su perseverancia titánica en la consecución de sus metas. Guillermo Serrano y su ironía. Antonio y Javier por haber hecho crecer a toda la comunidad y haber compartido con nosotros sus logros. Javier Alberite y su talento y, ya en broma, por ser el referente de la vieja escuela del debate. Y por último también me gustaría referirme a Zarza y Belén Montes, como personas únicas en calidad humana y también en esfuerzo y dedicación. Para mi fueron mis descubrimientos del pasado año.

Ahora quiero que hablemos de momentos especiales. Si tuvieras que quedarte solo con uno en tu carrera como debatiente, ¿cuál sería?

Por nivel de emoción, sin duda, con la noche de resultados del CMUDE Guatemala. Cuando Bea y yo nos vimos segundos en el ranking, no sabíamos como reaccionar, hasta que llegó un tremendo abrazo de la delegación española que celebraba ese éxito con tanta emoción como nosotros mismos. Esa es la grandeza del debate.

Y si hablamos de memorias graciosas, ¿cuál es la anécdota más divertida que recuerdas de tu vida en debate?

Me quedaría con alguna historia inconfesable de la SIPA. Pero, que pueda contar, me quedo con dos momentos: uno fue la famosa ronda 9 del CMUDE Guatemala, en la que entramos en Top Room Bea y yo y vivimos un debate loco. Fueron 15 minutos de shock en la preparación, que todavía cuando los recuerdo no puedo evitar reírme. Otra sería cuando llegué al -también- famoso CMUDE de Chile y nos tocó a Cristina y a mí una habitación del “hostel” bastante peculiar, con la ventana rota en pleno invierno, sin agua caliente, sin mantas… todo mal. Ahí mire a Cristina y le dije: mira el lado positivo, tómatelo como si fuera una escapada rural. A los dos días, estábamos reservando junto con una parte de la delegación, un hotel. No cualquier hotel. Sino el IBIS. Recuerdo que esa noche salimos a cenar con parte de los compañeros que se cambiaban de hotel y no cabíamos en nuestra propia emoción. Contado así parece la historia de un estirado urbanita (que tal vez lo sea), pero en ese momento la expectativa de una ducha de agua caliente, nos hacía comportarnos como un niño chico en su primera vez en un parque de atracciones.

Por último, y como siempre concluimos, si tuvieses que concluir toda tu vida en el debate con una frase ¿cuál sería?

Odio eterno al debate moderno. Es broma, es broma. 

Una que siempre me gustó y la utilicé en bastantes ocasiones: la experiencia demuestra que no hay nada más definitivo que lo provisional.

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