CONVERSACIONES DIFÍCILES: Hablamos con Psicóloga infanto-juvenil

Cumpliendo con el propósito de esta sección, esta vez nos adentramos en el mundo de la psicología infanto-juvenil de la mano de una profesional anónima. No pierdas la oportunidad de leer este análisis, sentir las dificultades de dicha profesión y aprender de sus consejos. ¡Te va a encantar!
CONVERSACIONES DIFÍCILES

Buenos días, y gracias por aceptarnos esta entrevista para nuestra nueva sección “Conversaciones difíciles”, en la que queremos mostrar los debates más difíciles de la vida real. En un contexto en que se habla cada vez más de salud mental, hemos querido hablar con una psicóloga infanto-juvenil.

Antes de nada, hablemos de tu trabajo de forma general. Eres psicóloga infanto-juvenil.  ¿Qué tipos de pacientes ves? 

Buenos días. Soy psicóloga educativa, y como tal, me encargo de la franja de edad infanto-juvenil. Es decir, de las personas que se encuentran en etapa escolar, desde que empieza en el colegio hasta que lo acaban. De vez en cuando visito también adultos en etapa universitaria con aspectos concretos de tipo conductual, de aprendizaje o emocional. Y mi especialidad son las dificultades de aprendizaje y los trastornos del neurodesarrollo.

Muy interesante. ¿Cómo es tratar con menores de edad? A parte de lo evidente, ¿qué diferencias encuentras con respecto a una terapia con adultos? 

Las diferencias con un tratamiento con un adulto, evidentemente, son las propias de la edad. Como psicóloga tienes que utilizar ejemplos mucho más cercanos a lo que es su vida. Además puede costarles un poco más entender principios psicoterapéuticos y seguir una psicoterapia. Mantener la atención les suele costar más que a un adulto, o, por ejemplo, ser capaces de aplicar a entornos externos lo que se ha trabajado en consulta, es decir, extrapolar los aprendizajes. Otra diferencia está en la dificultad de algunos niños para explicar qué les sucede. 

¿Podrías desarrollar un poco más este último punto?

Claro. Un adulto viene a consulta y te dice: “tengo ansiedad”. Un niño hace síntomas y manifestaciones conductuales y le cuesta muchísimo más hacer un análisis de las emociones que esconden determinados síntomas. Esta sería una de las características más claras de la diferencia entre una terapia de adultos y una de niños. 

Nosotros somos un medio de debate en el que constantemente tenemos conversaciones, ponemos argumentos sobre la mesa, en definitiva, debatimos. Tú debes encontrarte frente a muchas conversaciones difíciles, ¿cómo las afrontas? 

La verdad es que conversaciones difíciles tengo muchas veces. Dar determinados diagnósticos a padres, o incluso a niños, es difícil. Te encuentras en situaciones de duelo, por ejemplo, o, en general, la dificultad propia de dar una mala noticia. Las afronto de la mejor manera posible, no tengo una clave que funcione siempre. Te diría, con lenguaje muy claro, con serenidad, con la máxima empatía posible, intentando entender muy bien la circunstancia de la persona. A mí me sirve entender qué me supondría a mí recibir esta noticia, y qué me sería útil a mí que la persona que me la da hiciera, y esto lo tengo muy en cuenta para dar este tipo de noticias. 

Ahora que hablamos de dar malas noticias, ¿qué papel tiene la oratoria en tu trabajo a la hora de comunicar este tipo de cosas? 

La importancia de la oratoria para comunicar malas noticias a pacientes o familiares es fundamental, pero no solo para comunicar malas noticias, sino para que un paciente te entienda, las personas somos muy diversas y no hay un paciente igual a otro. Lo que de alguna manera es comprensible para un paciente, puede no serlo en absoluto para otro. Además, nosotros no solo tratamos con el niño o el adolescente, también tratas con profesores de colegio, tratas con padres o familiares directos, a veces con hermanos, con lo cual la oratoria es fundamental para que entiendan todos, desde perspectivas distintas, lo que les quieres comunicar. 

Entendemos que debe haber ocasiones en que los niños acuden a terapia porque los padres los llevan, quizá te hayas encontrado con alguna situación en que el paciente no quiere ir a terapia. ¿Cómo logras que te escuchen?

Si un paciente no quiere ser atendido, no voy a lograr que me escuche si previamente no hago un trabajo de vinculación, que puedan conectar de alguna manera con el hecho de que la terapia les va a ser una ayuda. 

Primero, debo tener la habilidad a través de técnicas terapéuticas específicas para hacerles conscientes de que hay algo que les está haciendo daño, algo que no está yendo bien. Esto me sirve para que todo aquello que trabajemos sea capaz no solo de escucharlo, sino también de interiorizarlo, y después, evidentemente, de extrapolarlo a otros contextos. Si un paciente no quiere ser ayudado y no hago este trabajo previo, me oirá, pero no me escuchará y, por tanto, toda la terapia no tendrá ningún sentido.

¿Siempre lo logras?

Te seré sincera, no siempre se consigue, sobre todo con menores, que, como decís, generalmente son los padres los que quieren que reciban esta ayuda. Hay que hacer un trabajo intensivo previo, yo te diría que en todos los casos, pero en especial estos en los que no lo ven tanto, una ayuda de entendimiento de por qué están allí, de cuál va a ser mi función, de qué les voy a poder ayudar yo, qué voy a aportarles, qué va a mejorar en su vida para poder lograr que, además de oírme, me escuchen.

Una pregunta de actualidad, ¿cómo ves la salud mental en los jóvenes de hoy en día? 

La salud mental en los jóvenes de hoy en día la veo en deterioro en estos momentos. El Covid-19 marcó un antes y un después en la salud mental, no solo porque afloraron muchos problemas de salud mental, sino porque también se hicieron visibles a nivel social y se empezó a hablar de manera más abierta y relajada sobre temas de salud mental. Y por lo tanto, se ha dejado de estigmatizar este tema, aunque aún queda trabajo. El empeoramiento de la salud mental no es una cosa nueva, el Covid-19 hizo explotar una cosa que iba a explotar antes o después; quizá lo aceleró. 

Y para terminar, ¿qué factores crees que han hecho que la salud mental esté empeorando?

Yo creo que no hay una única causa para explicar el empeoramiento de la salud mental. Si detecto que las generaciones que suben responden más a un estímulo-respuesta, necesitan inmediatamente un feedback, y la espera es muy difícil. Creo que toleran peor la frustración. Vienen generaciones mucho más emocionales, cosa que es positiva porque la emoción es buena: reconocerla, aceptarla… pero no todo tiene que actuar desde la emoción. También la razón tiene un papel importante.

Muchísimas gracias por concedernos esta entrevista y por explicarnos de forma tan clara cómo la oratoria es fundamental para una profesión como la tuya.

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