¿Deberíamos debatir más de temas científicos?

La amplia experiencia de Pablo Molins Ruano, Subcampeón del CMUDE 2018 y presidente de la Sociedad de Debate de la UAM, le lleva a plantear la necesidad de debatir más sobre ciencias.
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Siempre he tenido la sensación de que el famoso «votante informado» estudia Derecho o Relaciones Internacionales. Tal vez Políticas. Francamente, no termino de tener claro cuál es exactamente su carrera, pero estoy seguro de que no es una carrera científica o tecnológica. O al menos eso se deduce de nuestros debates.
Este es un sentimiento que he compartido en innumerables ocasiones con otras personas que han estudiado carreras científicas o tecnológicas. Sentimos que las mociones, que el conocimiento que se considera básico, está más próximo a unas áreas del saber que otras. Dicho de otra manera, el conocimiento específico es más o menos específico según la Facultad en la que se enseñe. Hablamos con tranquilidad de Boko Haram, pero las mociones de genética dan susto. Y en el fondo es natural, porque después de todo hay muchos más debatientes estudiando en Facultades que en Escuelas. 
Tengo bastante claro que la solución no puede pasar por presionar para que el “votante informado” se desinforme. Pero no tengo muy clara cuál podría ser la solución. Por ejemplo, en esta minoría científica es recurrente que bromeemos con montar un torneo científico. Un torneo de mociones puramente de ciencia. Un torneo de mociones físicas, TIC, de ciencias de la salud… Las posibilidades parecen infinitas. No obstante, no es tan sencillo como podría parecer.
Hemos intentado imaginar muchas mociones puramente científicas, pero a mí al menos no se me ha presentado ninguna satisfactoria. Mociones como «Esta Casa cree que P=NP» o «Ante el principio de incertidumbre de Heisenberg, ¿deberíamos preferir conocimiento sobre posición que momento?» no tienen sentido como mociones. Siempre se llega a alguno de los siguientes problemas: o bien la ciencia ya ha encontrado una respuesta y por tanto no hay debate, o bien estamos todavía en búsqueda de respuestas y solo hay dudas, no argumentos.
Cualquier lector avispado estará ahora rebuscado en su mocionero mental aquellas que crea científicas. Pero estas mociones, cuando se miran con mimo, se ve que son mociones filosóficas o políticas. Son mociones sobre si deberíamos permitir alguna aplicación de la ciencia o prohibirla, de si deberíamos limitar algunas ramas de investigación o sobre implicaciones éticas del conocimiento generado. Después de todo, las mociones que tienen interés son aquellas en las que ambos lados tienen grandes argumentos conocidos y aun así son difíciles de decantar. Cuando al meter datos puedes llegar a una respuesta incontestable (el objetivo final de la ciencia) no tiene gracia debatir.
Si las mociones científicas son una ilusión, ¿qué nos queda? Creo que sin duda tendríamos un circuito más interesante y variado si el «votante informado» leyera tanto la sección de Ciencia y Tecnología de los periódicos como la de Internacional. Si distinguiera igual de bien para qué sirve el Banco Mundial, el FMI y la OMC que entre para qué sirve un estudio ciego, doble ciego y RCT. Creo que para muchos esto podría ser demasiado específico. Por eso, el debate está servido.

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