¿Deberíamos seguir comprando online productos que no sean de primera necesidad?

La compra online ha revolucionado el mundo económico de pies a cabeza. ¿Es tan buena? Victoria Cordero Muñoz, estudiante de 1º de ADE y FICO, nos cuenta su opinión esta semana.
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Probablemente, quince días atrás, no habría tenido cabida plantearnos esta pregunta. A día de hoy, sin embargo, ocupa un lugar en la mente de muchas personas. Ante el problema actual –ante el Covid-19- ¿deberíamos seguir comprando por internet productos que queremos, pero que no necesitamos?

 No es una mera opinión, sino un hecho real que esta pandemia se ha convertido en el punto de inicio de la inminente crisis económica. Las crisis son recesivas e inevitables. Sin embargo, podemos aminorarlas fomentando, en la medida de lo posible, la actividad económica. El teletrabajo o las clases a distancia impartidas por centros docentes y universidades son algunos ejemplos de cómo tratamos de continuar nuestra vida normal aún sabiendo que todo ha cambiado. Por su parte, las compras online nos presenta una gran ventaja: podemos adquirir todo lo que queremos al alcance de un “click”, sin necesidad de salir de casa más que a la puerta para recoger el producto en cuestión. 

 Ello incide además en que, durante el confinamiento, las tiendas no tengan que paralizar completamente su actividad comercial y tengan que desprenderse de algunos de sus trabajadores y repartidores, pues continúan ejerciendo su actividad comercial.

 Por otra parte, como he mencionado antes, estamos ante una pandemia mundial. España, al igual que otros países, se encuentra en estado de alerta, por lo que todos debemos permanecer en nuestras casas y salir de ellas únicamente en los casos que necesariamente lo requieran. Entonces, volviendo al ejemplo anterior, ¿qué pasa con aquellos trabajadores y repartidores que continúan su actividad comercial? ¿Deberían seguir su actividad aun no siendo esta estrictamente necesaria? Estas personas también deberían permanecer en sus casas. Deberían estar protegidos y no expuestos al peligro inminente que tantas vidas se lleva.

 Es por ello que surge una clara confrontación entre seguir o no con la actividad comercial; potenciar el comercio online como única forma actual de adquirir todo tipo de productos o si, debemos paralizar temporalmente la actividad comercial online de aquellos productos secundarios hasta pase este confinamiento, de tal manera que puedan permanecer en sus domicilios el mayor número de personas posibles.

Así pues, el debate está servido.

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