Mario Martín Muñoz

Mario Martín Muñoz, estudiante de quinto año del doble grado en Economía y RRII. Formador y socio senior del Club de debate de la Universidad Rey Juan Carlos. Más de treinta torneos a nivel nacional e internacional, 15 breaks como debatiente y juez a nivel nacional, finalista del III BP Summer (entre otras derrotas), varias veces dentro del top de speakers y experto en hacer PRO-AM. Actualmente intentando terminar sus carreras y sus TFG. Mientras tanto, intenta concienciarse de que le queda poco tiempo debatiendo.
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Empezando como siempre… ¿Cómo y cuándo entraste al mundo del debate?

Mi primer recuerdo del club de debate de la URJC fue hace ya más de 4 años, durante una divertida clase de contabilidad. En aquella clase entraron Dani Muñoz y Estela Bibiloni para hablarnos del club de debate. Me llamó mucho la atención su oratoria y lo que nos contaron del club. También fue importante que muchos de mis compañeros de clase se apuntaron, y yo quería conocer a gente para empezar a hacer vida universitaria y esas cosas. 

Tras hacer ese curso y participar en el torneo interno pasé a formar parte del club de debate. Aunque mi primer torneo oficial no llegaría hasta segundo de carrera, cuando acudí al torneo del Isabel de España. 

Y ya que llevas aquí unos años, ¿qué crees que le falta y que le sobra?

Siempre he pensado que el circuito tiene algunos problemas que dificultan la labor a muchos participantes, y que en ocasiones les limitan la progresión, por lo que esta pregunta me resulta especialmente difícil. Hay aspectos como la competitividad, el gran número de torneos o el sistema de reconocimiento como premiación, que me resultan positivos y negativos en diversos puntos. Por ello, intentaré englobar la parte negativa de estos puntos en aquello que diré que le falta, que es la empatía entre participantes. 

En debate se ven situaciones bastante habituales como minusvalorar a los debatientes más novatos, criticar a los jueces, egos desmedidos o simplemente no llegar a devolver al debate lo mucho que nos da a cada uno de nosotros. Creo que estos problemas podrían resolverse, o al menos mitigar sus consecuencias, si fuéramos más empáticos con los demás. Si intentáramos ponernos en la piel de los demás, nos daríamos cuenta de muchas cosas: que los debatientes más novatos tienen un gran mérito y trabajo, y de que debemos ayudarles lo máximo posible para que aprendan y mejoren; que los jueces son personas que sacrifican su tiempo en un torneo y por lo tanto hay que respetarles, escucharles y ayudarles a mejorar; o que no todo el mundo puede ganar torneos y ser el mejor orador, pero que también tiene un gran mérito la persona que pasa el break, organiza el torneo o hace un pro am para ayudar a alguien a mejorar (no todos podemos ser Pau Gasol, pero ser Felipe Reyes también es importante). 

Con respecto a aquello que le sobra, aunque más de uno pensará que no es algo importante, creo que son los domingos de debate. Algo a destacar en este punto, es que se realizan muchos torneos, de manera muy consecutiva y que muchos debatientes suelen acudir a buena parte de ellos. La mayoría de los torneos -especialmente en formato BP- tienen las rondas finales los domingos por la mañana, y esto resulta en torneos bastante agotadores. Un torneo se puede desarrollar perfectamente si suprimimos esa sexta ronda y añadimos alguna ronda los sábados (cómo pasó en URJCEU o Verín el año pasado), y ello permite que tengamos un día de fin de semana para descansar y tomar aire entre torneos, también que podamos debatir rondas finales los sábados cuando estamos más metidos en la dinámica competitiva, y así no tener que levantarnos los domingos para tener un debate muy complicado a las nueve de la mañana. 

Además, esto nos daría la posibilidad de aprovechar los sábados por la noche para salir y hacer piña con el resto del torneo, que normalmente no pasa porque los participantes quieren estar frescos al día siguiente, y lleva a la perdida de ese factor social que tan importante me parece dentro del circuito

Si te diesen a elegir entre formatos… ¿BP o académico? ¿Por qué?

En estos dos últimos años diría indudablemente que el BP. Hice más académico en mis primeros años, pero he tenido un claro cambio de formato. 

El académico me parece un buen formato para coger tablas, aprender a hacer argumentos y a sintetizarlos, y sobre todo para informarse sobre un tema en particular.

Sin embargo, veo al BP como el paso siguiente. Debate es una competición intelectual, y el BP maximiza esa expresión. El hecho de que tengas que mantenerte informado sobre todo lo que pasa en el mundo, o que tengas que jugar más con la estrategia al existir un mayor número de equipos lo hace —bajo mi punto de vista— un ejercicio intelectual mucho más entretenido y desafiante. Además, el poder cambiar de temática en cada moción, aporta un dinamismo que lo convierte en un formato mucho más divertido.

Jorge Ochaita y tú habéis ido ya a más de un BP juntos ¿Cómo definirías vuestra relación? ¿Cómo es trabajar con él?

Ochaita es mi amigo, la persona con la que hablo de mis problemas, comento el día a día, me quejo de que el Madrid juega mal, hablo del nuevo juego de Pokémon o hago bromas sobre Talavera. Aparte de eso, es un gran debatiente (mucho mejor de lo que pueda parecer), viene haciendo una buena gestión del club y es la persona con la que he tenido la suerte de debatir varias veces (especialmente en CMUDE 2019).

Cómo pareja siempre nos hemos entendido muy bien. Somos bastante complementarios en cuanto a roles y conocimientos, hemos compartido objetivos y creo que hemos tenido un método de trabajo en el cual buscábamos pasarlo bien y aprender el uno del otro. Hemos tenido muy buenos resultados juntos, y la verdad es que, si me tuviera que quedar con una de mis múltiples parejas de debate, no tendría duda en elegirle a él

Además, creo que con Ochaita existe una particularidad que me resulta muy importante. Dentro de debate tengo muchos amigos y he podido debatir con gente maravillosa, pero Ochaita es la única persona junto a la que he vivido un momento difícil. Cuando no conseguimos el break debatiendo juntos en CMUDE fue un golpe para ambos, porque teníamos expectativas de conseguirlo. El haberle tenido como apoyo en esos momentos, habernos dado cuenta juntos de que no era algo tan importante y poder tener nuestras bromas y recuerdos de aquel momento, hace que tenga un recuerdo especial de haber debatido con él.

De todas las personas que has conocido, ¿quién ha sido tu referencia dentro del mundo de debate?

He tenido la posibilidad de compartir club con gente como Íñigo, Juan o Sabrin (entre otros muchos) que me han ayudado mucho en estos años, tanto como debatiente como persona. Destacaría especialmente a Estela Bibiloni, que fue quien me «descubrió», y quien me ayudó y apostó por mi desde un inicio. No tengo dudas de que sin ella no habría llegado a estar aquí. 

Aun así, cuando pienso en referentes, vienen a mi cabeza dos personas que aparte de haber sido grandes debatientes y jueces han demostrado una gran capacidad de trabajo y sacrificio, y han sido especialmente relevantes en su labor dentro del circuito (particularmente para el club de la URJC). Tanto Dani Muñoz, cómo Álvaro Rodríguez Poblete han sido dos personas que han sacado adelante el club desde sus inicios. Han implantado una serie de valores y métodos de trabajo que se mantienen hoy en día y que permiten que estemos donde estamos. 

Al principio los veía como «esas personas que me hacen ir a las jornadas de acogida o me dejan sin torneos» pero, con el paso del tiempo, creo que debate me ha dado más allá de la oratoria. Debate me ha hecho ser proactivo, más trabajador, tener espíritu colectivo y aprender cómo se debe gestionar un equipo. Todas estas, son cualidades que me resultan importantes en el día a día y que han hecho a este club ser lo que es. Por ello elijo a ambos, porque creo que la cantidad y calidad de su trabajo nos han permitido llegar hasta aquí, y nos ha servido de ejemplo a los que veníamos por detrás.

Ya que me hablas mucho de URJC, ¿cómo ha sido tu experiencia en tu club de debate?

Sinceramente, mi club es como una familia para mí en Madrid. Asique la repuesta a esa pregunta es claramente positiva. 

El club de debate de la URJC ha supuesto una parte fundamental de mi vida estos casi cuatro años. En él están algunos de mis mejores amigos, además de personas a las que considero auténticos referentes y que me han ayudado en todas las facetas. 

Además, el club siempre me ha apoyado a nivel institucional y me ha permitido desarrollarme dentro del mundo del debate. Se hacen formaciones continuadamente para poder mejorar, se ofrecen gran cantidad de torneos y oportunidades y se muestra una confianza clara hacia el socio. 

Creo que lo fundamental es la falta de exigencias con respecto a los resultados (algo especialmente valioso en un circuito tan competitivo). El club solo pide que trabajes y te esfuerces para apoyarte, y siempre valora el capital humano de cada integrante. Sinceramente, siempre he pensado que de caer en otro club/sociedad no habría durado ni tres meses en el circuito. 

Si tuvieses que especificar, ¿cuáles son para ti los tres requisitos principales que debe tener todo debatiente?

Trabajar duro. Lo considero algo fundamental para poder crecer en el circuito y para que este tenga un efecto positivo en ti. Pero no solo como debatiente, sino como juez, como parte de tu club/sociedad de debate y como parte de un circuito en el que todos debemos sumar.

Ser proactivo. Querer siempre ir un paso más allá, tanto a nivel personal como competitivo. Creo que los mejores debatientes que he visto son personas que siempre han tenido predisposición a mejorar, a hacer cosas diferentes y al hacer mejor al debate.

La tercera aptitud es la que remarcaba en la segunda pregunta, la empatía. Pese a que considero que es algo que le falta al circuito, lo he podido ver en muchos participantes. No creo que todo se base en ganar un debate, y por ello creo que la calidad humana importa, y que todo gran debatiente o juez debería preocuparse por su entorno y tratar de hacer mejorar a los demás, haciendo PRO-AM, juzgando, adjudicando o simplemente acercándose a dar consejo a quien lo necesita. 

Entrando más en tus gustos… ¿Cuál es tu posición favorita? ¿Es la primera que te llamó la atención o has cambiado en varias ocasiones?

Tantos torneos han dado para mucho, y he hecho todas las posiciones en sendos formatos.

Empecé siendo introductor en académico, creo que, porque me parecía la postura más sencilla siendo novato, y porque me gustaba la teatralidad de los exordios. Pasé a ser refutador, y creo que esa ha sido la postura que más veces he repetido y en la que más cómodo me he encontrado. Aunque mirando con perspectiva creo que, si tuviera que volver a debatir en académico, me gustaría ser introductor. Pese a ser una posición bastante infravalorada, me parece que un buen desempeño la hace fundamental en un debate, y me gustaría volver a donde empecé.

Hablando de BP, y habiendo debatido también en las 4 posturas, me quedaría con los vices. Me gusta mucho poder jugar con la estrategia y hacer comparativas como látigo y revolucionar el debate desde la extensión, pero a los vices les tengo especial cariño. Creo que es una posición que te permite cierta flexibilidad en el debate. Puedes construir mucho, o dedicarte a refutar y hacer comparativas. Además, me resulta desafiante tener que jugar con la estrategia y pensar en cómo puedes ganar a tus bajas desde arriba.

Sin duda, mis mejores debates han sido haciendo vices. 

Si tuvieses la oportunidad, ¿qué les dirías a los que acaban de entrar en el mundo del debate?

En estos dos años como formador me ha tocado más de una vez aconsejar a los nuevos socios del club y a mis alumnos en general, y siempre les digo lo mismo.

Lo primero y más importante es que para ellos debate debe ser lo que quieran que sea, pero que siempre debe ser una forma de pasarlo bien y disfrutar. El circuito es muy competitivo (lo cual hasta cierto punto me parece bien), pero es necesario abstraerse de ello —sobre todo cuando estás empezando— y darse cuenta de que no es algo que vaya a determinar tu futuro, y que por lo tanto debemos disfrutar del momento. Hay que intentar ir a las cenas y fiestas, conocer gente, reírse de algunos fallos y aprovechar la experiencia, no todo se basa en un break o en el reconocimiento de la gente.

Lo segundo es que nadie nace siendo un súper debatiente. Toda la gente de gran nivel que he conocido ha necesitado de mucho trabajo (y no solo hablo de ir a torneos) para llegar a ser lo que es. Así que deben saber que, si quieren llegar a ser grandes debatientes, tienen que dedicar tiempo a formarse de diferentes maneras: acudiendo a torneos, viendo talleres o debates, yendo a las formaciones y hablando con gente experta como jueces o formadores para poder aprender y mejorar.

La tercera es algo muy característico de la URJC, y es que no se debe tener miedo a ser primer gobierno (aunque mi historial quizás no me haga la persona más idónea para decir esto). Es una buena posición y suele ayudarte a puntuar si sabes cómo jugar tus cartas. Al principio es complicado y a todos nos da algo de miedo, pero acabas cogiéndole cariño.

Si tuvieras que concluir toda tu vida de debate con una frase, ¿cuál sería?

Aprovecharé esta última pregunta para dejar mi referencia friki y diré:

«URJC siempre assemble».

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