El renacimiento de las flores y los primeros rayos de Sol más cálidos anuncian la llegada de una de las fechas más señaladas en el calendario: la Semana Santa.
Semana en la que, al igual que en la naturaleza, florecen multitud de sentimientos entre la gente. Sentimientos que, cada vez, pueden encaminarse más hacia nuevos rumbos, pudiendo alejarse de la concepción tradicional que esta festividad entraña.
No son pocos los que entienden que ser partícipe en la Semana Santa no va necesariamente vinculado con una devoción cristiana, disfrutando de ésta como un reclamo turístico y/o artístico. Esta corriente se hace cada año más latente, viendo cómo el turismo sigue y sigue disparando sus cifras. Pero, ¿de dónde viene este exponencial crecimiento e interés? La instantaneidad de las redes sociales, la publicidad, el rédito económico por parte de las propias Agrupaciones y Consejos de Cofradías… son algunos de los factores que han podido generar que la Semana Santa pase cada vez más a un prisma que se aleja de lo espiritual para ser una tendencia social, un atractivo que podría desencadenar en la visión de esta Semana como un absoluto negocio y espectáculo.
Sin embargo, a pesar de que las corrientes actuales puedan pintar a una sociedad alejada de la religión, lo cierto es que la Semana Santa deja estampas de ciudades repletas de devoción. Ciudades repletas de una muchedumbre que durante una semana encuentra una reconexión con su Fe, y devoción en la vela del penitente, en el aplauso del pequeño y en la plegaria del anciano.
Semana de Pasión, Muerte y Resurrección en la que la participación litúrgica se traslada a la calle, momento en el para muchos recobra su significado de creencia, que aunque en gran parte de casos se quede en eso, una reflexión anual, sigue siendo necesaria y especial.
Sea por un clamor turístico o cultural, por la influencia social o por ir en búsqueda de la pasión Cristiana, lo cierto es que la Semana Santa consigue tener en una semana escondidos sentimientos que sólo en ella puedes encontrar y vivir.
Así pues, el debate está servido.