
Si hablamos de cantidad, este debate no tiene ningún sentido. Nunca jamás ha existido una sociedad tan bombardeada de información constante y sin embargo, parece que también nos cuesta enterarnos. Vi hace dos semanas como un profesor japonés gritó a un alumno y me entero ahora de que había una manifestación en el barrio de al lado. Sé que un futbolista ha hecho una declaración estúpida sobre las mujeres, pero no entiendo por qué el aceite está tan caro . Cada día estamos más informados pero… ¿Mejor?
Aldous Huxley nos lo anticipa en su novela Un mundo feliz. En este mundo, la población está controlada para pensar en el corto plazo, en el detalle, en saturarse. Se evita el concepto y comprensión amplia porque eso genera dudas y cuestiona, por lo que los miembros de la sociedad que se limitan a ello “son felices”
“Alguna especie de idea general debían tener si habían de llevar a cabo su tarea inteligentemente; pero no demasiado grande si habían de ser buenos y felices miembros de la sociedad, a ser posible”.
¿Nos hemos ido de cabeza y por voluntad propia a ese mundo? ¿Hacemos uso de la información o nos dejamos bombardear con ella? Sabemos muchas cosas ¿pero estas son útiles? Recibimos muchas noticias ¿Pero distinguimos bulos de la verdad?
Por otra parte, cada vez que nos preparamos para un debate superamos todas esas dudas. Con más o menos trabajo, pero buscar fuentes y contrastarlas se ha vuelto algo que, podemos considerar, si bien no natural, al menos conocido. La información está ahí, pero cualquiera que haya querido ser riguroso sabe que no sale en la primera capa. Sin embargo, si lo hacemos cada tanto será porque hay cura.
Una vez superada esa primera o segunda capa de artículos de bajo rigor, redacciones de IA, propaganda y demás desinformación, descubrimos fuentes cientos de miles de veces más abundantes que las que hubieran tenido nuestros padres. Nuestra capacidad para descubrir avances de punta a punta del planeta se vuelve infinita.
Si no lo hace todo el mundo, no puede ser tan fácil. En efecto, estamos demasiado agotados para hacerlo. El estímulo constante y los formatos basados en videos cortos nos agotan y, no nos mintamos, es más fácil y menos agotador leer un titular en en una publicación que buscar la noticia entera. El Digital News Report de 2024 nos lo dice claramente:
El 44% de los españoles muestra síntomas de fatiga informativa, atribuibles a la sobreexposición a las noticias. Esta condición se caracteriza por una sensación de desgaste debido a la constante avalancha de información, muchas veces conflictiva o negativa, que los individuos deben procesar diariamente.
Así que, ahora tenemos más información, ¿pero para qué la usamos? ¿Nos acostumbraremos a trillar lo inútil de lo importante o cada vez tendremos menos ganas de informarnos? ¿Se puede tener más información y estar peor informados?
Así pues, el debate esta servido.