Como siempre y por el principio Fernando, ¿cómo y cuándo entraste en el mundo del debate?
Pues como la mayoría de los que llegamos hace tiempo, una profesora de segundo de Bachillerato, Lutgarda, a la que recuerdo con mucho cariño, nos dijo un día en clase que le había llegado un correo diciendo que había “no-sé-qué de un torneo de debate” y que como los de nuestro grupo siempre estábamos discutiendo y replicando a los profesores, quizá nos podía interesar.
Después de aquel torneo en el que, quizá de modo profético, perdimos la final, me olvidé completamente de que el debate existía hasta que, de pura casualidad en la jornada de recepción de estudiantes de mi Universidad encontré el stand de Babel.
Teniendo en cuenta el tiempo que llevas, ¿ha cambiado mucho el mundo del debate? ¿Crees que actualmente está en un buen momento?
La respuesta corta es que sí, y para bien. Ahora mismo, gracias en parte, a la influencia del circuito internacional y al esfuerzo colectivo que se realiza para facilitar el acceso a una formación de calidad, los veteranos de hoy tenemos la posibilidad de dar formación en argumentación mucho más en profundidad que lo que nuestros veteranos pudieron ofrecer. La popularidad que está logrando el debate en los últimos tiempos es indudablemente positiva.
Sin embargo, creo que debería ir de la mano, de una asunción de responsabilidad por parte de las entidades educativas que se quieren preocupar por llevar el debate a sus aulas. Responsabilidad que en realidad tiene que ser compartida también por nosotros, para asegurar que las formaciones que se reciben [sobre todo en institutos] sean conforme a los principios e intereses que compartimos todos amamos esta disciplina.
Pero no todo es bueno, ¿no? ¿Qué crees que le falta y le sobra al mundo del debate?
Creo que lo que más le falta al mundo del debate es la accesibilidad económica. No creo que sea posible reducir más los precios de los torneos nacionales (y como organizador lo he podido vivir en mis propias carnes) pero no creo que sea justo que asociaciones que están empezando tengan que labrarse las habichuelas para conseguir financiación, con lo difícil que es esto cuando te inicias en el mundillo.
Aunque sea cierto que se están empezando a llevar a cabo en España iniciativas como la del “crash”, muy presentes en el circuito europeo, en la que miembros del club que organiza el torneo ofrecen su casa a los oradores que no deseen/puedan pagar un hospedaje en la ciudad, (a cambio siempre, de un par de bebidas carbonatas de variado octanaje en la noche del social). Es innegable que la barrera económica existe y que ésta se soluciona con inversión y fomento, ya sea público o privado. De todos modos, también me parece que nos estamos encaminando a ello y eso me alegra mucho.
Respecto a lo que le sobra, podría decirte que es el exceso de ego, pero al final del día, si estamos todos aquí es porque nos gusta hablar en público, así que es innegable que un poco de eso tiene que haber – (se ríe) -.
Ya hablando en serio, creo que lo que le sobra no es, necesariamente, el exceso de ego, sino una consecuencia indeseada del mismo. A veces, el hecho de ser capaces de fundamentar tan bien nuestras opiniones, impide que nos las podamos replantear de base. Me parece que es algo que nos afecta a todos e imposibilita en ocasiones que podamos disfrutar del análisis de los demás y de las razones por las que opinan de esa manera.
Me has comentado ya un par de veces el nombre de Babel en la entrevista, y me pica la curiosidad. Cuéntanos que hace bueno a tu club de debate
No trabajar bisutería – (se ríe) -. Y en este caso eso se demuestra en que, al ser un club pequeño se genera un deseo muy bonito de asumir responsabilidad y de trabajar para crecer.
Hablando de asumir responsabilidades, ¿cuál ha sido tu experiencia como presidente de Babel?
Gratificante y estresante a partes iguales. Es una grandísima responsabilidad, no solo por las propias del cargo, sino porque conforme avanza el tiempo puedes comprobar cómo los nuevos ven en ti un modelo a seguir y eso en ocasiones asusta. Pero cuando ves que aprenden y disfrutan debatiendo es una auténtica maravilla.
Entrando más en el fondo de debate… Si te diesen a elegir, ¿Académico o BP? ¿Por qué?
Si me hubieras preguntado hace dos años te habría respondido sin duda que BP (cuenta la leyenda de que de novato no preparaba los torneos académicos, pero nunca ha sido demostrada…). Ahora mismo me cuesta muchísimo decidirme. Afortunadamente, el BP cada vez impregna más al Académico y eso hace que los participantes sean mucho más exigentes en sus investigaciones.
Así que, si me obligas a decidirme, te diré que Académico, aunque con sistema suizo y puntos de orador estandarizados.
Vale, y ya que veo ese gustillo por el BP, ¿tienes aspiración de ir a CMUDE? ¿Por qué?
“¿A quién no le va a gustar un Imperio romano del siglo I?” Pues con CMUDE lo mismo. Es una experiencia maravillosa, cuando no lo organiza quien-todos-sabemos. Si me dijeran de volver a participar en CMUDE diría que por supuesto que sí, pero no sería con ambición de lograr nada, sino por el placer de debatir con un amigo.
De vez en cuando me acuerdo de lo mucho que disfruté con Pepe y Julio en Guatemala o con Ignacio en Chile, debatiendo solo por pasarlo bien, y no puedo evitar la sonrisa.
En el tema parejas… ¿Quién o quiénes son las personas con las que mejor te has entendido debatiendo juntos?
He estado un buen rato pensando en el orden en el que poner a estas tres personas, pero no puedo decidirme a cuál ha sido más importante, así que los voy a poner por orden alfabético.
– Alejandro Molina: fue el primero que me soportó, en todo el sentido de la palabra. De él aprendí que relacionarse es súper importante y que, aunque cueste, lo fundamental comunicar en una pareja de debate.
– Carlota Noguerol: simplemente es una genio, quizás haya sido la persona de toda mi vida con la que más rápido he logrado una compenetración tan grande como que supiéramos qué argumentos quería sacar el otro nada más ver la moción.
– Ignacio Hernández: mi novato predilecto – (se ríe). Fue magnífico debatir con él durante todo aquel curso y aprender, de una vez por todas, que lo único importante de todo esto es disfrutar, conocer nuevos puntos de vista y aprender mientras tanto.
Ya que me mencionas los novatos, si tuvieses que dar un consejo a la gente que va a empezar en debate, ¿qué les dirías?
Que hay varios tipos de perfiles de persona que entran en debate, para las personas que son como yo -por suerte o por desgracia-, les diría que lo único importante de debate es disfrutar, que los resultados y que las ansias competitivas solo son un mecanismo para poder conseguir lo que realmente importa: conocer y crecer como persona.
Lo más importante es tener eso claro, y que en el momento en el que deje de gustarle (si por alguna razón ocurre) no tenga miedo de parar.
Y aunque ya me has mencionado un montón de gente durante la entrevista, ¿cuál dirías que es tu referente en el mundo del debate?
Demasiados. Y no quiero explicar concretamente el porqué de cada uno, ya que entonces no acabaría nunca.
Pero desde Irene Miguelsanz Villanueva hasta Verónica Salinas, pasando por Carlota Noguerol o Alba Orche. Desde Guillermo Serrano a Javier Alberite, pasando por supuesto por Julio, Aznarte y Pepe, el “Triunvirato de Babel”.
Podría parecer que el hecho de que sean muchos los desvaloriza individualmente, pero si llevo tanto tiempo en esto ha sido gracias a ver personas como ellos y aspirar a poder verlos de igual a igual. Y como decía en la respuesta, lo importante es el camino, no tanto haber logrado tu objetivo…
Para cerrar Fernando, si tuvieses que concluir toda tu vida en el debate con una frase, ¿cuál sería?
Teniendo en cuenta que no me dejan retirarme, quizá la más representativa sea “¿La última y nos vamos?”