El viernes 26 de noviembre, la capital andalusí, tan elegante como siempre, abre sus puertas a los doce equipos provenientes de toda España que participarían en el IX Torneo de Debate Académico Séneca. Recibiendo, además, a nuestros debatientes como se merecen. Cintia Bustos, concejala de Juventud del Ayuntamiento de Córdoba y ex debatiente de CDU, junto con el equipo de organización dieron el pistoletazo de salida.
Bajo la pregunta “¿fue la figura de Napoleón positiva para Europa?”, 12 equipos se fueron enfrentando. Así, las instituciones que participaron fueron la UAL, Cánovas Fundación, ESADE (Barcelona), IEB, ISDE, CDU, BABEL y SAFA.
De esta forma, Córdoba se vio envuelta otra vez en una temática histórica. A ellos les encanta pero a El Debatiente nos fascina. Dos siglos se cumplen desde la muerte de Napoleón y el general francés sigue dando de qué hablar. Pero que Bonaparte no era lo único histórico aquí era también una realidad. La Casa de la Juventud tenía un aspecto algo distinto pues, nuestros estudiantes no iban a debatir en salas corrientes, sino en “Waterloo”, “Santa Elena” o “Waleska”.
Retratado sobre su caballo, otro que nos recibía, esta vez siempre que entrábamos a debatir, era Bonaparte bajo un frío cordobés. Aunque eso sí, dicen los norteños que no era para tanto. Los del litoral, por otro lado, agradecen la obligatoriedad de la mascarilla y no precisamente para prevenir la covid-19. El azar, ya de costumbre, decide el primer enfrentamiento para dar inicio al torneo. Cinco rondas estructuradas bajo el sistema suizo serían las necesarias para clasificarse a semifinales y, con más labia que suerte, llegar a la final.
Preguntamos por los pasillos: “¿qué postura te gusta más?” No tenemos una respuesta clara. Si debatimos a favor, “qué bueno fue Napoleón”, alguno hasta nos dice que solamente por Waterloo de ABBA merece la pena su figura. Y es que, ¿a quién no le gusta ABBA? Si debatimos en contra, “¡vaya déspota el Bonaparte!”.
Después nos daríamos cuenta de que si algo hizo de este torneo todo un éxito no fue solo la exquisitez del almuerzo, que seguramente no es casualidad que tuviese lugar en el emplazamiento exacto en que las tropas napoleónicas atravesarían Córdoba en 1808, sino también la neutralidad de la pregunta. Una vez concluidas las rondas, se habría llegado a un total de 50% de victorias para cada postura, un clarísimo empate que evidenciaría la inexistencia de cualquier tipo de sesgo.
Las rondas fueron pasando. Cada vez había menos ventanas abiertas. Resulta que quizás la brisa cordobesa no es tan agradable. Sin embargo, lo que sí abundaban eran sonrisas en las caras. Un torneo que quedaría en el recuerdo por la ilusión de los debatientes, la riqueza de los feed-backs y el ambiente de compañerismo que reúne a todos los participantes para dar el veredicto. Ya sabemos quiénes van a semifinales y, poco después, a la gran final.
No puedo acabar sin hablar de ella. En pleno casco histórico de la perla andalusí, arropados por la Puerta del Puente, contagiados de la majestuosidad de la Mezquita-Catedral y siguiendo el ritmo del vaivén del Guadalquivir, IEB y ESADE darían por sentado el debate. Resulta que al final la figura de Napoleón no fue una buena influencia para Europa, como nos hizo ver ESADE al proclamarse campeón del torneo y ganarse un ticket directo a la LEDU. Tan buen recibimiento tuvo la noticia que volaron micrófonos. Literalmente. Junto con el ganador cabe mencionar a Ana de los Ríos, de la Universidad de Almería, mejor oradora del torneo.
Desde El Debatiente damos las gracias a todo el equipo de organización por el trabajo y el empeño que hicieron del fin de semana una victoria casi mayor que la de los gaditanos contra Pepe Botella y a ti, lector, por acompañarnos en cada uno de nuestros paseos por el mundo del debate.
¡Nos vemos la semana que viene!