José Miguel Rojo

José Miguel no pasa desapercibido ni en lo académico (Premio Extraordinario Fin de Carrera, cursando actualmente Sociología y un Máster en Análisis Político), ni en lo que al debate concierne (formador del Club de Debate de la UMU, secretario del mismo, mejor orador del XI Torneo de Debate de la UFV, campeón de diversos torneos nacionales y finalista en otros tantos).
Foto José Miguel Rojo

Hola, José Miguel. Para romper el hielo, comenzamos con una pregunta que a todos nos gusta recordar de vez en cuando: ¿cómo entraste en el mundo del debate?

Acababa de llegar a la carrera y eso de un “Club de Debate” me parecía algo muy universitario. Engañé a unos amigos, me salté una clase de Constitucional y me planté en las formaciones de tarde, que daban Sergio Melero, Manuel Paredes y Pedro Guirao. La adrenalina de la primera encerrona (presentarse en 40 segundos sin preparación previa) me enganchó para siempre. Era 2015 y, la verdad, soñábamos con cambiar el mundo. Románticamente pensábamos que estando en el club de debate podíamos hacer la revolución. Al final nos conformamos con encontrar grandes amigos y superar nuestros miedos.  

Tras una etapa de cinco años bastante intensa, ¿en qué punto de tu carrera como orador crees que te encuentras?

Casi que siento ya el mundo del debate como una anécdota gloriosa que contarles a mis hijos. Soy un feliz exdebatiente que ahora está trasladando al mundo real todo lo aprendido en este maravilloso juego. Eso sí, mientras pueda, seguiré sin faltar cada febrero al Torneo Nacional BP Ciudad de Murcia. 

No queríamos ser nosotros los que te definiéramos como “exdebatiente”, pero ya que lo has hecho tú. Como debatiente retirado, ¿qué aconsejarías a quiénes se acaban de iniciar en el mundo del debate?

Lo primero que no se obsesionen con los resultados. Este es un mundo muy competitivo, a veces elitista, y eso puede generar frustración. Si esa frustración no te sirve para mejorar, no conviertas el debate en el centro de tu vida. 

El segundo consejo es que vean en el debate un curso de destrezas y habilidades para la vida que sean capaces de trasladar a sus estudios y a su futuro laboral. 

El tercero es que sean auténticos, que no imiten a nadie. En medio del ruido ser diferente te permite ser más visible y, a veces, más escuchado. 

En resumen, que no tengan miedo a ser ellos mismos, por encima de cualquier estándar. No existe un modelo normativo de debate. Si alguien defiende que sí existe es que no ha entendido nada. 

Nos ha encantado el segundo consejo. Vamos a la siguiente pregunta: ¿cómo definirías el mundo del debate hoy día?

El debate ha dejado de ser una cosa de frikis para empezar a ser algo mainstream. Y no solo porque Candy Jar tenga mucho éxito en Netflix. En nuestro Club, por ejemplo, cada año crecen las inscripciones. Vivimos tiempos de efervescencia política y mediática, la gente tiene muchas cosas que decir y quiere decirlas de la mejor manera. 

Lo que está claro es que el gran éxito del debate en España pasa por su incorporación transversal a las aulas de secundaria y bachillerato. El circuito español del debate tiene que seguir trabajando para institucionalizar y profesionalizar esta disciplina, porque en el futuro, la competencia comunicativa oral va a ganar mucho protagonismo en los planes de estudio. 

Nos encanta ver con el cariño que hablas del mundo del debate en general, pero ahora vamos a centrarnos más en ti y a entrar en el plano más personal, ¿nos podrías contar alguna anécdota o momento de “tierra trágame”?

Somos murcianos, imagínate el anecdotario que tenemos. Cuando te ven llegar a un torneo piensan ¡Vaya, pero si saben hablar! 

Una de las últimas anécdotas que tengo fue en un Rodalies de Barcelona, en septiembre del año pasado. Íbamos al primer Torneo BP del GAD UAB y un señor que perfectamente podría haber protagonizado una escena de Callejeros se acercó a la expedición murciana y nos dijo, ¿Vosotros a qué venís a Barcelona? Un compañero le respondió “somos de un club de debate”. El señor entendió que éramos del club “del bate” y nos dijo que le encantaba el béisbol. Y claro, a nosotros eso nos pareció mágico.  Habíamos pasado de unos parlanchines a estrellas yanquis al estilo de Hank Aaron y Ty Cobb. 

¿Y algún recuerdo que guardes con cariño?

La final del BP UAM 2017, con mi amigo y compañero de fatigas, Kiko Torres. Debatimos sobre memoria histórica y víctimas del franquismo. Pusimos mucho corazón y mucha verdad en el debate. Nos volvimos muy orgullosos. No vencimos, pero quiero creer que convencimos de que “justicia, verdad y reparación”. Fue un regalo poder defender esa posición en una final. 

Se nos eriza la piel solo de imaginarlo… ¿El momento más complicado al que te has enfrentado?

Cada vez que tengo que asignar posiciones en un debate. Lo odio. A veces tengo ganas de ser un ñoño infantil y decir “todos habéis ganado”, pero las reglas son las reglas. Sigo empatizando mucho con mi yo debatiente y me cuesta ser juez. 

Si pudieras destacar a alguien, ¿quién dirías que ha sido tu referente personal en el mundo del debate?

Intelectualmente, Paco Valiente, que es una persona brillante. Personalmente, Sergio Melero, nuestro gran maestro. Y también he de reconocer como grandes oradores a Mateo González, Aida González y Antonio Torregrosa. Gente fantástica de la que siempre aprendo. 

Pregunta clásica pero que no puede faltar ¿BP o académico? ¿Postura favorita?

BP. Vicelíder de oposición. 

Vemos que no has dudado en la anterior pregunta. Ya puestos, si hubieras podido elegir, ¿sobre qué moción te hubiera gustado debatir alguna vez?

EC haría una valoración moral en iguales términos del fascismo que del comunismo.

¿Qué características crees que debe tener un buen debatiente?

Empatía, honestidad y templanza. Bueno, y un poco, de sentido del humor. 

¿Y qué características crees que tienes tú como debatiente? Venga va, señálanos una virtud y un defecto que tengas como orador.

Hablo excesivamente rápido. Eso puede que esté de moda en el mundillo, pero no es algo de lo que sentirse demasiado orgulloso. Nunca puedes estar comunicando bien si no te entienden, si al público le cuesta seguirte. Nos tenemos que quitar de encima ese modelo “fast debate” por algo un poco más reflexivo. 

Y sobre la virtud, supongo que la construcción argumental y la preparación del debate, pero eso es mejor que lo digan otros. 

Esta ya es de traca… ¿Qué te ha aportado el debate? ¿Ha cumplido tus expectativas?

Mucha seguridad personal y herramientas estratégicas para comunicar en otros proyectos de mi vida. Ahora que soy Presidente del Consejo de Estudiantes de la UMU, aplico gran parte de las técnicas que aprendí en debate y eso me da a veces una ventaja estratégica sobre los interlocutores. 

La expectativa que mejor se ha cumplido es la de descubrir un grupo de gente parecida a mí. En Murcia eso es sinónimo de un poco de macarrismo intelectual. 

Y relacionado un poco con la anterior, muchas personas que no conocen este mundo creen que se trata de un simple pasatiempos. Desde tu experiencia profesional, ¿para qué les dirías qué te ha servido el debate en tu vida personal/profesional?

Es evidente que es un plus en cualquier currículum, pero más allá de eso, creo que he multiplicado mi rendimiento académico y de estudio por las habilidades propias del debatiente. Estoy seguro que estar en debate (si sabes bien administrar tu tiempo) te ayuda a nivel educativo. 

Todos coincidís en que el debate os aporta muchas cosas, pero ¿te ha quitado algo?

Claro que sí, me ha quitado mucho tiempo. Tiempo para estar con la gente que da sentido a tu vida. La gestión del Club de Debate también ha supuesto a veces un gran quebradero de cabeza. La burocracia universitaria y las lógicas internas no siempre son fáciles.

Te retamos: En una palabra, ¿qué es el debate para ti?

Una oportunidad.

No sé qué me hace pensar que aquí viene tu pregunta favorita… ¿Qué podrías contarnos sobre tu club?

En el Club de Debate de Murcia tenemos un idioma propio, un código de humor propio y casi que somos una corriente artística. Nuestros referentes son un poco particulares, tradición y vanguardia. Podemos emocionarnos con Ojete Calor y adorar a la España cañí “sin ser nosotros nada de eso”, claro. 

Nos encanta ver con el especial cariño que hablas de él. Cambiando de tema, de todo el mundo hay algo que aprender y más si se trata de un perfil como el tuyo ¿nos recomiendas alguna lectura o autor que pueda ser especialmente útil a la hora de debatir?

Pues no es un autor como tal de debate, pero creo que todo debatiente tiene que leer a George Lakoff. Luego, y aunque sea un poco tópico, “A favor y en contra, el libro del debate” (D. Newman y B. Woolgar) también creo que es una buena y ligera lectura introductoria. 

Para ir terminando ya, otro clásico: ¿qué le falta y que le sobra al mundo del debate?

Le falta una visión menos centralista y “madrileña” del circuito (con todo cariño). Le sobra competitividad.

Y la última respuesta no va acompañada de pregunta, te pedimos una última reflexión.

En cuanto podáis, venid a Murcia. Como aquí en ningún lado. 

Aunque le hemos avisado de que se la pensase bien para terminar a lo grande, ¡no ha dudado ni un segundo! 

Tampoco dudes en que nos veremos algún día por allí José Miguel.

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