Como siempre iniciamos Juan, ¿cómo y cuándo entraste en el mundo del debate?
Mi entrada en el club de debate creo que fue algo poco común y muy fortuito, pues a diferencia de lo que suele ser habitual, yo no conocía a nadie que hiciera debate, ni tenía ningún amigo que me recomendara apuntarme, así que fue por interés propio, que al ver las actividades que ofertaba el departamento de actividades culturales de mi universidad encontré interesante el apuntarme a Técnicas de Debate.
Tras un año apuntado sin aparecer en ninguna sola clase (cosa que Paco Valiente me recordará toda la vida) me apunté a una simulación formato MUN en la Universidad Carlos III de Madrid, donde me tocó representar a Filipinas en el Human Rights Council. Mi escaso nivel de inglés en aquel momento hizo que me picara el gusanillo por los posibles retos que podía encontrar entre las actividades relacionadas con la oratoria y la comunicación, así que empecé a buscar torneos de debate en los que poder enfrentarme a esos retos, y así comencé a debatir.
Mi primer torneo, si no recuerdo mal fue el BP de Murcia de hace 3 años, después de lo cual creo que hice uno o dos debates académicos hasta que en el III BP de la URJC, comencé a dedicarle tiempo y esfuerzo al debate.
Y en el tiempo que llevas, ¿ha cambiado mucho el mundo del debate? ¿Crees que actualmente está en un buen momento?
Personalmente creo que me falta perspectiva para saber si ha cambiado el mundo o he cambiado yo. Yo llevo relativamente poco tiempo en el mundo del debate, este es mi tercer año, y desde luego la gente ha cambiado, la implantación del formato BP ha cambiado, el nivel del circuito ha cambiado y creo que algunas actitudes también han cambiado, aunque como digo, no sé hasta qué punto esta perspectiva viene condicionada por mi papel en el mundo del debate o es producto de un verdadero cambio de este.
Respecto al momento que vive el mundo del debate, no sabría precisar si está o no en su mejor momento. Creo que, de hecho, estamos en el impasse de una brecha generacional bastante fuerte, aunque sin duda creo que sí estamos en lo que podríamos definir como un buen momento. Creo que hay materiales de calidad al acceso de cualquiera, buena formación, buenos recursos y multitud de torneos para aprender, con lo que las oportunidades no faltan para todos aquellos que dispongan del tiempo, las ganas y no encuentren impedimentos económicos para disfrutar de este mundo.
Si te preguntase entonces, ¿qué crees que le falta y le sobra al mundillo?
Es una pregunta muy interesante porque creo que está condicionada por un fenómeno muy similar al de si ha cambiado el mundo del debate. Hay que entender que el mundo del debate es un entorno formativo y de competición en el que todas las estructuras, organizaciones y competiciones dependen en mayor o menor medida de la iniciativa de las personas que participan en ellas. Qué quiero decir con esto: que el mundo del debate no es un circuito oficial con organismos o instituciones que regulan, administran y dirigen el funcionamiento de la competición, sino que todo depende del factor humano, es decir, de las personas que forman parte del circuito, pues son los que organizan torneos, los que los reglan y los que los debaten. Todo esto importa porque lo que le falta y le sobra depende de las personas que en cada momento forman parte de dicho circuito.
Dicho lo cual, qué creo que lo que le sobra (y que va íntimamente ligado a lo que le falta): y puede que sea una opinión algo controvertida, son prejuicios. Creo que hay asentada una mala dinámica en la que determinadas personas del circuito categorizan en categorías rígidas a las personas y esas personas no pueden escapar de las etiquetas que arbitrariamente se les impone. En el mundo del debate el reconocimiento es el premio en el 90% de las ocasiones, muchos clubes no pueden permitirse poner premios económicos en sus torneos con lo que la satisfacción y el reconocimiento de los demás suele ser el premio que reciben los ganadores, y me parece una dinámica extremadamente buena y positiva. Ahora bien, cuando esos prejuicios se imponen, se merma el premio y se rompe la dinámica.
Hay debatientes que en una época de su vida fueron novatos, y que parece que siempre será considerados malos debatientes, hay jueces que en alguna ronda cometieron un error y serán martirizados, despreciados y desprestigiados siempre. Esto me parece terriblemente injusto, ya que he conocido personalmente a gente que al ver que juzgando cometía un error, se ha esforzado por aprender, estudiar y prepararse para hacerlo mejor la próxima vez, y he visto a gente insultar su esfuerzo y calificarlo como “un mal juez” simplemente porque sus resultados pasados no fueron los mejores. Creo que sobra mucho de valorar a la gente “por escuelas de debate o de juzgar” y falta mucho de reconocer a la gente por sus méritos presentes y por sus logros actuales.
Si te diese a elegir, ¿Académico o BP? ¿Por qué?
Personalmente prefiero el formato BP. Para mí el debate es, y siempre ha sido, una competición (análogo a lo que podría ser una partida de ajedrez) en la que los competidores, cumpliendo unas normas, deben enfrentarse entre sí y demostrar por qué sus razonamientos, análisis, áreas de estudio o refutaciones, son los mejores o los más certeros. En definitiva, es una competición intelectual en la que gana, o debería ganar, el que mejor piensa y es capaz de expresar lo que piensa. Dicho lo cual, creo que el Académico es un formato extraordinario que nos enseña a argumentar, a ser sintéticos, a investigar y aplicar lo investigado, y por supuesto, a ser persuasivos, pues el debate Académico consiste en convencer.
Sin embargo, el formato BP me parece la maximización de esta parte competitiva. Por un lado, porque me parece más ágil, tenemos muchos temas de debate, muchas construcciones argumentales, muchos casos, el esfuerzo de conocer y argumentar sobre temas dispares. Pero al mismo tiempo, amo el carácter estratégico del BP, entrar en una sala, analizar los equipos, las posiciones que tienen, qué es lo que deben hacer para ganar, cómo impedírselo, cómo hacerlo mejor…
No puedo ocultar que me seduce esa parte del debate, aunque siempre me encantará el académico y su formato, pienso que el BP es mucho más divertido, así que ninguno me parece mejor que el otro, pero a mí, por un criterio competitivo y de diversión, me gusta más el formato BP.
Entrando un poco más en la materia, ¿es positiva la coexistencia de los formatos? ¿Qué cosas buenas y malas trae?
Lo cierto es que creo que son formatos perfectamente compatibles y que no hay problemas en su coexistencia. Como he dicho desde el principio, aunque la faceta formativa del debate me parece importante y creo que siempre debe estar presente, para mí siempre ha sido más relevante y más estimulante la faceta competitiva. En este entorno competitivo creo que la variedad de formatos, así como la variedad de habilidades que requieren, hacen que esa coexistencia permita a todos encontrar un formato en el que se sientan cómodos.
Respecto a las cosas buenas, pienso que el académico es una base indiscutible para el BP, y que sistemáticamente o al menos desde la perspectiva de un formador es el formato con el que se enseña a debatir. Es más accesible, te obliga a estudiar sobre temas sobre los que normalmente no estudiarías y te enseña a mejorar tu oratoria.
Hay quienes ven una influencia negativa del BP sobre el académico, entre los que no me incluyo, sobre la base de la pérdida de la forma y el énfasis en el análisis, sinceramente pienso que no existe esa influencia negativa, creo que un formato aprendemos a pensar, analizar y a desarrollar estrategias, y en el otro aprendemos a persuadir.
Ya que hablamos sobre cómo empezar a enseñar… Si tuvieses que dar un consejo a la gente que va a empezar en debate, ¿qué les dirías?
Que lo hagan con motivación, que se piquen cuando pierdan, que tengan el gusanillo de leer de un tema cuando en un debate alguien analice algo de lo que no sabían nada. Creo que el debate es una actividad para la gente que quiere competir y demostrarse cosas a sí mismo, creo que es una sucesión de retos y de superación personal, de demostrarse a uno mismo hasta dónde es capaz de llegar. Es importante que se diviertan debatiendo y que se valoren a sí mismos, que se pongan retos en cada torneo, que intenten implementar poco a poco las cosas que les dicen en los feedbacks y que sigan creciendo y divirtiéndose con esta actividad.
También les diría, como ya he mencionado antes, que no se dejen guiar por los prejuicios, las narrativas asentadas o la superioridad moral de ciertas “escuelas”, que escuchen a todo el mundo, que hasta un juez trainee tiene algo interesante que decir, que hasta de ese juez del que todo el mundo dice que es muy malo se puede aprender algo, el único camino al éxito es la autocrítica y el respeto a uno mismo y a los demás.
Por último, les diría que hicieran amigos. Creo que muchos de mis mejores amigos son de debate y algunas de las mejores personas que he conocido son de debate. Hay gente increíble en este mundo de la que pueden aprender mucho, con la que pueden compartir grandes momentos y disfrutar de esta afición.
Veo que hay un espíritu de fondo en lo que me dices, así que te quería preguntar: ¿Cómo ha sido tu experiencia en tu club?
La verdad que estoy muy agradecido a mi club de debate, y no sé si es el sentimiento de pertenencia o el servicio a la verdad, pero tengo que decir que el Club de Debate de Comillas es el mejor de España, y la verdad es que eso depende en casi su totalidad de una persona que lamentablemente va dejando paso a las nuevas generaciones, aunque no sepamos hacer las cosas ni la mitad de bien que él.
Esa persona es Paco Valiente, por supuesto. Creo que todo lo que es el club ahora depende de su capacidad de gestionarlo, de formar, de motivar, de incentivar y de conseguir que la universidad le destine unos recursos que redundan en el beneficio de todos los que tenemos la suerte de formar parte del club. Paco ha sido un formador inmejorable con el que todos hemos aprendido a debatir, con el que hemos aprendido a competir y a disfrutar del debate.
Personalmente Paco ha sido la persona que me ha dado infinitas oportunidades sin las cuales no hubiera llegado a donde he llegado de ninguna manera. Ha sido la persona que apostó por mí enviándome al CMUDE, y ha sido la persona que ha hecho que tenga un reconocimiento dentro de la universidad.
Además, creo que Paco es el mejor maestro de ceremonias y compañero de farras que se puede tener, con lo que es inmejorable. Mi experiencia en el club ha sido inmejorable, como creo que pueden decir todos los que han disfrutado de él.
Y ya que no solo debates sino que también has trabajado desde la parte organizativa, ¿cómo se vive desde dentro la adjudicación de un torneo?
Creo que la mejor palabra para describirlo es ilusión. La persona de la que yo aprendí a adjudicar este mismo año en el Torneo Comunícate, fue Ángela Portocarrero, y creo que su visión de una adjudicación es la más divertida, sana y profesional posible.
Una adjudicación es por un lado un reconocimiento a una trayectoria y por otro lado una enorme responsabilidad, pues es el equipo del que depende que el torneo sea interesante, divertido, formativo y bueno. Es por eso que la adjudicación de un torneo normalmente es una tarea que requiere de mucho esfuerzo, trabajo e interminables reuniones, pero que casi siempre está presidida por la ilusión de querer que el torneo salga lo mejor posible, y la confianza de que en la mayoría de los casos la gente con la que trabajas busca lo mismo que tú. Es una experiencia muy bonita para las personas a las que nos gusta el debate, se discuten muchas y muy buenas ideas, se comparten perspectivas, problemas, inquietudes…
Lo cierto es que creo que mi visión puede estar condicionada por los compañeros de adjudicación que he tenido, ya que la inmensa mayoría de ellos han sido increíbles, pero la verdad es que todo ese estrés y preocupaciones previos son una carga perfectamente asumible cuando la comparas con la ilusión y la satisfacción de que la gente disfrute del torneo.
Y luego también está mi actividad favorita en las adjudicaciones: poner canciones en las mociones, pasión que comparto con Carlota Delso.
Habiendo mencionado antes el punto competitivo… ¿Qué es para ti CMUDE? ¿Tienes pensado ir, ya sea como debatiente o adjudicador?
CMUDE para mí siempre ha sido un evento con sentimientos encontrados. He participado en dos ediciones Chile 2018 y Perú 2019, y parece poco probable que vuelva a participar en ningún otro, al menos por ahora. En CMUDE creo que he vivido algunas de mis experiencias más frustrantes como debatiente y he constatado el mayor de mis fracasos: nunca he sido capaz de pasar de octavos y siempre que he acabado el torneo he sentido que mis actuaciones estaban siempre a un nivel muy inferior del que realmente tenía.
A pesar de ese sentimiento triste cuando pienso en CMUDE, creo que me ha permitido conocer y estrechar lazos que hoy en día son muy importantes en mi vida. Por un lado con mi primera compañera, Belén Montes quién apostó por mi y se atrevió a ir conmigo a un Campeonato del Mundo, a la que siempre le estaré agradecido por ser la persona con la que aprendí a debatir. En segundo lugar, con el que podría considerar mi hermano, Luis Belzuz. Juntos vivimos momentos muy duros y alegres, y creo que todo lo bueno de CMUDE Perú fue gracias a él. Aún hoy en día es una de las personas más importantes en mi vida, y sé que el grado de fraternidad entre nosotros se debe en gran medida a que compartimos juntos una experiencia como CMUDE.
Me has mencionado ya a varias personas, pero ¿cuál dirías que es tu referente personal en el mundo del debate?
Me gustaría responder a esta pregunta con dos respuestas que son muy diferentes pero ambas necesarias.
Por un lado, creo que hay una serie de personas que por su relevancia nacional e internacional y por su contribución al desarrollo, evolución y buen hacer del circuito español, deberían ser referente de todo el mundo, esas personas son: Ángela Portocarrero, Antonio Fabregat y Javier de la Puerta. Entre ellos tenemos a la única jueza breakeada en EUDC, que además es una de las mejores formadoras y debatientes del circuito, y por otro lado tenemos a los eternos e indiscutibles campeones, con un palmarés de bicampeones del mundo en español, mejores oradores del mundo y campeones del mundo en inglés. Creo que su contribución posterior al circuito como adjudicadores y formadores es algo por lo que todos tendríamos que estarles agradecidos.
Dicho lo cual, a nivel personal, y por su influencia en mi, admiro a tres personas que creo que, si bien no han tenido los mismos resultados, han tenido una contribución igual o incluso mayor a la formación de las nuevas generaciones, y que desde luego no tienen nada que envidiarles como debatientes a los anteriores. Esos tres son: Javier Alberite, Juan Rivera y Jorge Álvarez Palomino.
Siempre he bromeado con que la relación de Javier Alberite y mía es como una relación paternofilial. Él me ha enseñado a competir y me ha enseñado a ganar, pero también me ha enseñado a perder con dignidad. Creo que ha sido, y lo digo desde un estricto y personal punto de vista, el mejor debatiente que ha habido en España, al que yo siempre he mirado y admirado y al que siempre quise parecerme, y del que ahora puedo decir que tengo la suerte de ser su amigo.
Respecto de Juan Rivera, nunca olvidaré de que, cuando yo acababa de empezar a debatir en mi primer torneo, el Cánovas de hace tres años (el cual él ganó), se acercó a hablar conmigo y preguntarme cual había sido mi experiencia; y de que en el último en el que participé, del cual perdimos la final, fue el único que supo qué decir. Personalmente es una persona a la que quiero mucho. Me parece uno de los debatientes con mejor análisis que he visto nunca y es probablemente la persona a la que más he temido cuando me ha tocado contra él, pero que al mismo tiempo más he admirado cuando sistemáticamente me ganaba. Creo que es un debatiente, adjudicador y juez increíble, pero sobretodo es una de las mejores personas del circuito.
Jorge Álvarez Palomino, es una persona y un debatiente increíble. Además de ser la única persona que es capaz de competir conmigo en lo referente a aguante nocturno en las fiestas de debate, es uno de los amigos más buenos, honestos y cariñosos que he tenido. Como debatiente es probablemente la persona más espectacular que puedes ver debatiendo, tiene una cultura increíble, una capacidad análisis inigualable y como juez es una de las personas más certeras y con los feedbacks más útiles del circuito español.
Y para acabar, si tuvieses que concluir toda tu vida en el debate con una frase ¿cuál sería?
Siempre he sido un friki de GOT, así que me quedaré con la frase que le decía a Luis Belzuz antes de las finales:
-¿Qué le decimos al dios de la derrota?
-Hoy no.