Ando por campos de Aragón, tierras del reinado de Felipe II. Agora, es menester recordar que lo que comenzó en sus andaduras como condado acabó por ser reino. Más esta historia no debe ser contada en castellano antiguo, pues todo comenzó en 2017. Hace poco o hace mucho. Depende de quién lo cuente. Eso sí, es tiempo suficiente para desarrollar una trama con sus doncellas y caballeros, que empezaron en el reinado de debate como un pequeño condado, pero que ahora se alzan con la conquista de Zaragoza. ¡Bienvenidos a las tierras de ADUZ!
“El club para mí ha sido un proyecto que he visto nacer y crecer sin perder esa esencia alejada de la competición y más centrada en aprender, pasárnoslo bien y conseguir nuevas oportunidades entre todos”, recuerda Carmen Perdiguer con ojos del pasado, pero sentimientos que perduran en el presente. Normal, ella es uno de los primeros personajes de esta historia. La historia de la Asociación de Debate de la Universidad de Zaragoza. El club surge de la mano de cuatro jóvenes fundadores: Fran, Andrea, Jorge y la propia Carmen. Y todo por participar en un MUN de la Carlos III. La ilusión como pistoletazo de salida hizo tanto ruido que activó las conversaciones con el vicerrectorado de la universidad. Les llevó a formar un club. Una aventura se podría decir. Una aventura con dos metas claras: por un lado, promover la participación de modelos tipo MUN y por el otro, modelos de tipo académico.
Carmen tuvo su primera experiencia de debate en primero de bachillerato en el torneo de la facultad de Derecho para bachilleres, aunque no se veía muy profesional. Eso llegó mucho más tarde. Más bien en segundo de carrera con el torneo de debate académico del G-9. En el idioma ADUZ el G-9 es el torneo interno que se organiza desde el vicerrectorado en la universidad. ¿Por qué es importante? Porque es otro de los factores que llevaron a nuestros cuatro protagonistas a convocar una primera charla.
La publicidad ha sido muy poca. Seguramente no venga demasiada gente. Hay un número considerable de asistentes, pero lo más seguro es que la universidad haya convocado otra charla. Carmen no se extraña, simplemente anda a paso ligero hasta llegar al aula donde se supone que se inaugura la primera clase. Una chica se acerca y la intercepta. “¿Eres la de las clases de debate?”, le pregunta. Carmen mira extrañada a su alrededor, y de buenas a primeras dice: “Ah, ¿Pero que estáis aquí por la clase de debate?” Resulta que todas las personas allí presentes están ansiosas de saber sobre la actividad, y lo que en la cabeza de Carmen iban a ser 10 personas, en realidad, son 60 y no hay sitio para todos. Toca sentarse en el suelo y sonreír ante el poder de convocatoria.
Por suerte, ahora son más, y aún así no hace falta estar sentados en el suelo. Las clases cuentan con aproximadamente 100 personas en activo, que esperan con ganas a entrar a la Facultad de Derecho. Están estructurados en función del turno que se tenga en la universidad, aún con las sesiones online. Aunque en los primeros años, las formaciones y encuentros se centraban más en la difusión de los modelos de Naciones Unidas, poco a poco se fue incorporando el debate académico, y no es hasta el 2019 cuando sus actividades se diversifican en convivencia con la modalidad BP.
En este punto de la historia, los protagonistas, como podéis imaginar, han cambiado. La dirección recogió un testigo con una gran responsabilidad. Una responsabilidad que recae sobre Jorge Alagón, Eduardo Soria e Isabel Cortés. Se les podría definir con unos jóvenes apasionados que en poco tiempo han sabido ponerse al frente de la organización. Unos jóvenes que basan la enseñanza en las propias experiencias y que intentan participar en cuantos más torneos mejor, todo para sacar adelante las formaciones. Eso sí, aunque suene a autodidacta, tampoco tiene que ser malo, es más, para este club es un punto de valor.
No se trata de solo un club de debate. En su planificación tienen en cuenta mucho más que debatir. Para ellos esto no deja de ser un medio, y si el fin es aprender de todos los campos posibles utilizando como herramienta la oratoria, pues existen muchas formas de hacerlo. Por ello, desde la organización se pone especial empeño en incluir dentro de las programaciones de formación charlas sobre temas específicos donde se recurre a profesores, profesionales o expertos en la materia.
“Jorge Alagón es a quien más admiro”, cuenta Rodrigo León. Él es un joven de 18 años que cursa primero de derecho y que lleva en el club unos cuantos meses. Él es muy nuevo en esto del debate, pero cuando toca definir a ADUZ lo tiene claro: “pasión es una buena palabra”. Y, aún queriendo haber entrado en unas circunstancias distintas a las que el coronavirus les permite, eso no le ha impedido disfrutar del ambiente o de la cercanía con los miembros.
Qué necesaria es la cercanía en estos tiempos donde el debate se limita al tamaño de nuestra pantalla del ordenador y nuestras palabras a la calidad del micro. Pero qué gran alivio es contar con personas que transmitan tanto que toda esta tecnología quede eclipsada por lo más humano.
“Para mí debate va más allá, lo veo como un punto de encuentro de personas inquietas”. Jorge Alagón suena ilusionado. Cursa 2º de Derecho y ADE, pero esto del debate lo empezó en 4º de la ESO. A sus espaldas posee muchos títulos, y todo en un periodo corto en universitario, pero muy bien aprovechado. Aunque el coronavirus ha ocupado su agenda de recuerdos, se escucha la sonrisa que esboza al recordar los momentos previos y posteriores a torneos, el compartir un piso de dudosa calidad con su equipo o la primera vez que se sentó a tomarse una cerveza con los veteranos. Ese momento en el que las personas a las que admiras te hablan de tú, y de pronto eres uno más en la mesa. Quién le iba a decir que, al poco tiempo, personas como Ana Pilar Arbiol iba a mirarlo como él miraba, a Carmen Perdiguer, a quien recuerda con especial cariño y admiración.
ADUZ, como todo club en crecimiento, pasa por ciertas etapas. Y aunque están el mejor punto de crecimiento, desde organización no se duda ni un momento en involucrar a más gente, para conseguir cierta estabilidad y asegurar a su vez el relevo generacional.
Claro, resulta fácil participar en torneos, pero ¿qué sucede cuando geográficamente está limitado? ADUZ es la institución principal de la Comunidad, y a efectos prácticos en el circuito nacional la única. “Esperamos que en los próximos años más centros de enseñanza superior se sumen a esta actividad” aseguran desde organización, ya que, el debate ha comenzado a extenderse como actividad dentro de la docencia de colegios e institutos, pero aún el resto de las universidades parecen estar en letargo. Universidades como la de San Jorge llevan tiempo organizando un evento MEP anual para colegios. Y en este sentido, ADUZ también cuenta con un torneo para escolares. El Torneo de Debate preuniversitario, que se organiza cada año en la Facultad de Derecho. Resulta ser todo un proceso, ya que se encargan de dar charlas en los colegios que sea necesario para acercar a las aulas el mundo del debate.
Eso es. Estas ganas de mejora, la renovación continua y las ganas de crecer son lo que abandera este club, que tiene muy claro a dónde quiere llegar. Las aspiraciones para muchos podrían centrarse más en el reconocimiento y las victorias, pero para ADUZ eso es un hecho colateral que puede llegar o no, pero algo que deben asegurar a toda costa es que la gente encuentre un hueco. Pero no cualquier hueco. Un hueco en ADUZ.
Así es como se construye un reinado alejado de lo longevo pero dispuesto a luchar las batallas que sean necesarias y blandirse con la mejor de las victorias, esas victorias que pueden ser derrotas, pero que nunca serán tales gracias a las personas que conforman esta travesía. Y ustedes, ¿quieren ser parte de la historia?