Leonel Caschetto

Hoy tenemos el honor de entrevistar, nada más y nada menos que... Al ganador del premio a mejor orador del mundo 2022, Leonel Caschetto. ¿A qué esperas para conocer a este estudiante de Derecho y debatiente de la UC3M?
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Cuéntanos, Leonel. ¿Qué se siente al ser premiado como mejor orador del mundo? ¿Te lo esperabas? 

Se siente muy bien, claramente. No es algo que se espere todos los días o algo que uno piense quizás cuando entras a debatir por la afición, así que por ahí es un logro muy importante haberlo conseguido. ¿Qué si me lo esperaba o no? Me han hecho esa pregunta y trato de enfocarlo en el sentido de si aspiraba a ello o no, y desde un principio, cuando uno entra a debatir y empieza en estas competencias pues tampoco es que se lo espere tan grande, porque apenas estás probando. Cuando ya llevas unos años es cuando empiezas a ver un poco las oportunidades que hay, los torneos que van saliendo, y ya sí que le eché el ojo y pensé: “el año que viene me postulo”, y me postulé. Desde el primero momento yo tuve muy claro que era muy difícil, porque primero, cuando uno se postula lo tienen que seleccionar de entre todos los que se hayan postulado. Ese es el primer filtro que no depende de ti. Luego el otro filtro es hacer el discurso, que nada más tienes una oportunidad, dos minutos. Salió como salió y listo. Luego que de entre todos lo que lo hicieron te escojan. Es decir, que son varias cosas que no van dependiendo de uno y son muchas personas. Es por lo que estaba claro que era difícil pero sí me lo creí desde el primer momento, aspiré a ello y ya. Me costaba creérmelo, soñar, y ya con trabajo y con constancia, a lo largo de los meses, se fueron dando las cosas. 

Bueno, después de saber esto seguro que nuestros lectores están ansiosos por saber, ¿qué te llevó al mundo del debate? 

Cómo entré al mundo del debate fue cuando estaba en el colegio. Yo estudié en el colegio en Venezuela, pero por ponerle el año, sería como primero de la ESO acá. Allí sería séptimo grado. Entonces estaban las actividades de debate por la tarde, específicamente los MUN, los Modelos de Naciones Unidas, pero en general eran actividades de oratoria y debate. Yo empecé a ir con un amigo que me dijo que empezáramos ir, fui a un par de clases y no me gustó nada. No me gustaba, no entendía nada, y yo dije: “esto no es para mí. ¿Qué es esto? Mejor me voy y listo”. A mi mamá le gustaba que yo fuera a estas clases; veía esta actividad como algo interesante, algo de lo que podía aprender. Me dijo: “bueno, ve a una clase más y si no te gusta, no vayas más, pero dale una última oportunidad”. Le hice caso a mí mamá, y no sé, de verdad, por arte de magia, en esa clase se me aclararon muchísimas dudas, me empezó a gusta más, y dije: “bueno, aquí me quedo”. Es algo que recuerdo con mucho cariño. Ya después fue a mi primer debate, me gustó y ahí me quedé. Eso fue cuando tenía 12, imagínate. Así que gracias a ese consejo de mi madre prácticamente es que hoy estamos hablando por esta razón. Así que de esa manera es como empezó toda la historia.

¿Cómo era Leonel antes de ser el mejor orador del mundo?

Yo siempre he sido la misma persona, antes y después. Me considero una persona normal, pero en el sentido de si me gusta mucho debatir, hablar con las personas fuera de los debates, discutir… Pues la verdad, no. No soy mucho de ese perfil; más bien prefiero pasar. Es decir, si hay una discusión, prefiero no estar debatiendo fuera de los debates. Claro que me gusta hablar en público, cuando hay una exposición, me encanta. Pero en ese sentido me considero la misma persona. No ha cambiado nada. También considero que cada persona tiene su punto de vista y a nadie nos gusta que nos corrijan, que nos impongan otras ideas, que infravaloren las nuestras, y es por eso que yo prefiero entender los puntos de vista de las otras personas, que creo que es una virtud muy importante que nos da el debate. Entender tanto el punto de vista positivo como el negativo, tanto el a favor como el en contra, entonces a partir de eso entender que hay varias escalas de grises y que cada uno escoge la suya, o el blanco o el negro. Así que por ahí, por esa parte, más o menos siempre he sido así. 

¿Cuál crees que ha sido el factor fundamental que te ha diferenciado de todos tus compañeros durante estos años?

El factor diferencial, guau. No creo que haya un factor diferencial como tal, porque hay gente muy talentosa, y muchos de ellos compañeros, porque en el circuito nos conocemos. Pero lo que sí creo que me diferenció en la competencia fue haber diseñado el marco del debate para utilizarlo a mi favor. Sabes que en las competencias tenemos una pregunta general, pero al ser tan general es susceptible de diferentes matices, en el sentido de que si te vas por un lado, este concepto significa esto, pero si me voy por el otro, me puede significar lo otro. Entonces, si uno diseña el marco a su favor desde el inicio, es como dibujar las marcas de la cancha de fútbol en la que se va a mover la pelota. Si tú logras eso desde el primer momento, mueve la pelota de tus argumentos a tu favor. Yo creo que eso me pudo favorecer. 

El otro punto fue haber entrado en la refutación de otros argumentos. Es verdad que es un formato más de oratoria, más de discursos, y no tan académico, pero igualmente se valora el contraste de ideas.

Entonces haber diseñado el marco del debate y haber contrastado ideas. Creo que esos fueron los factores 

Son puntos muy interesantes que seguro que resultan muy útiles para nuestros lectores.
¿Qué te parece si nos cuentas la experiencia a la que más cariño le tengas o que mejor recuerdas?

La fase talentos de la LEDU en 2021. Fue un torneo que recuerdo con un cariño especial porque fue el que más nos costó, en el que más aprendí, ya que era en los comienzos. Yo desde el principio no he hecho debate académico; yo debate académico lo hice cuando empecé en la universidad, aquí en España, ya que fue cuando me mudé desde Venezuela en 2020. 

En 2021 participé en la fase de talentos, que solo se hizo una vez. Sabemos que el formato de la LEDU son 16 equipos que tienen que ganar un torneo nacional para clasificarse, y ya tienes tu plaza. Pero esta fase talentos que se hizo solo una vez es un formato abierto, es decir, que debatían todos los que quisieran. La Universidad de Alcalá llevó nueve equipos, la Carlos III llevó tres o cuatro… Y cada quien llevaba todos los que quería. Un formato muy abierto. Entonces al final fueron 116 personas en equipos de dos, o sea que eran 58 equipos. Una locura.

Allí me inscribí con mi compañero Jorge Pascual, y el que perdía estaba fuera. El primer debate lo perdimos, y yo dije: “bueno, increíble. No se dio”. Pero nada más uno de los perdiera pasaba por repesca a la siguiente fase: fuimos nosotros. Es decir, fuimos el equipo de los que perdió en la primera fase que tuvo más puntos. Pasamos por repesca. Después octavos, cuartos, semifinal y llegamos a la final, con el mismo equipo que nos eliminó en el primer debate, que era la Universidad de Alcalá 3. Increíble. Fue como muy redondo. Las probabilidades de que pasara eso eran mínimas. El que casi nos elimina en el primer debate, por repesca pasamos y nos lo encontramos en la final, y les ganamos. Bueno, quedó prácticamente empate porque ellos nos ganaron una y nosotros ganamos la otra, quedamos como amigos, después de eso nos tomamos una cerveza y tal, pero esa es la anécdota. Es increíble como las cosas a veces se dan, aún cuando las probabilidades son mínimas.

Suponemos que no toda tu carrera como debatiente ha sido un triunfo desde el principio. El fracaso y la frustración son dos factores que hacen que muchos debatientes abandonen su formación cuando aún están empezando, por lo que los consideramos dos elementos con los que hay que aprender a lidiar si de verdad queremos progresar. ¿Cómo los has gestionado tú desde que te introdujiste en este mundo?

Claro, buenísimo, buenísimo eso. Lo respondo en dos partes: la frustración al principio y la frustración al final, porque en ambas me he identificado. 

Al principio, al hablar en público, que es lo que implica prácticamente cualquier formato de debate, en una competencia, vamos a hablar de oratoria. El hablar en público no es una habilidad en la que se nos forma desde tempranas edades, es por lo que es muy normal que la primera experiencia hablando en público en un debate no sea tan satisfactoria. Nos ponemos nerviosos, nos quedamos en blanco, no nos va muy bien y decimos: “esto no es para mí, me voy”. Error. Eso lo codificamos luego como una amenaza y se vuelven a dar los mismos síntomas de nervios, de ganas de irte por una supuesta amenaza y porque codificaste que eso no te da bien. Entonces para evitar esta frustración hay que entender que todo esto es sumamente normal. También tratar de empezar lo antes posible, y de formarse lo antes posible para que esas experiencias puedan ser más placenteras, sin hablar de la victoria o no, simplemente de sentirte bien contigo mismo y de que lo hayas hecho bien. Y aun así, si te quedaste en blanco o las piernas te temblaron, entender que es normal, que a la mayoría nos ha pasado, y seguir adelante, porque esta es una habilidad trasversal que nos puede traer muchas cosas buenas, tanto en lo académico como en lo profesional. 

Y luego el cómo lidiar con ello, más adelante, cuando ya no es por nervios, ya que eso ya lo manejamos, pero no ganamos. No se nos dio bien. Hay que entender que es una disciplina muy subjetiva en el sentido de que te puede juzgar una persona a la que le gustó tu argumento o una persona que no lo entendió del todo, y puede variar completamente el resultado dependiendo de la persona que te juzgue, y no por eso echarle la culpa al jurado. Jamás. Es importante tomar siempre responsabilidad de lo que hicimos, tanto bien como mal, pero entender que no siempre se va a ganar, porque es una disciplina muy subjetiva. Es algo con lo que estoy lidiando, porque justamente hace tres semanas fue el Campeonato de Oratoria 2023, iba con la máxima ilusión y a la semifinal, para luego la final, hice lo mejor que pude, y me quedé en semifinales. Listo. No hubo reválida. Entonces entender por esa parte yo creo que es la manera más sana de afrontarlo y de seguir para adelante. 

Siguiendo un poco en esta línea del debate y cómo entenderlo, cuéntanos, Leonel. Después de estos años, ¿cuáles son las aplicaciones prácticas que le ves al debate en tu día a día? ¿Qué te aporta en tu vida laboral y personal?

Bueno, yo creo que en el día a día de cualquier estudiante se diferencia una persona que participa en debate de una que no. Cuando hay que dar una exposición, cuando hay que hablar en público… yo creo que se nota y se diferencia a una persona que tuvo la oportunidad de frecuentar estas competencias de la que no. Se nota en aspectos como los nervios, como en la utilización del espacio, del lenguaje corporal, el lenguaje verbal, el paraverbal… Luego tener anotaciones; hay personas que lo imprimen todo textual y lo leen. Esas son cosas que ya no son tan profesionales a la edad universitaria al menos. Quizás en el colegio es un poco más normal, pero por ahí le veo una aplicación muy, muy práctica. Es simplemente entender un tema y a partir de ello, sin necesidad de anotaciones, exponerlo, y hacerlo bien; no solamente el contenido, porque al final sabemos que el lenguaje verbal es solamente un 10% del impacto, y que el resto son el paraverbal, que influye en el cómo se transmite, que es lo que importa. 

Y luego en el aspecto profesional, creo que es una habilidad que nos puede acompañar siempre que nos toque hablar en público, cuando nos toque presentar una idea, un proyecto. Al final siempre es como si estuviéramos defendiendo una idea que nos toca defender en el debate, al final tratamos de respaldar nuestra marca personal, nuestra imagen; vendernos de la mejor manera, y saberlo comunicar. Como decía John Morley 

“Las tres cosas más importantes de un discurso son quién lo pronuncia, cómo lo hace y qué se dice; y de las tres, la última es la que menos importa”. 

Yo creo que estas son las aplicaciones y son las que siempre trato de comentar y las que utilizo para invitar a las personas a que prueben este mundillo del que se pueden sacar cosas bastante enriquecedoras. 

Esto va llegando a su fin. Para acabar, ¿cómo definirías tu historia en el debate con una sola frase, Leonel?

Esta pregunta está muy buena, pero a ver cómo lo hago. 

Diría: “De toda experiencia hay algo bueno de lo que podemos renacer”, como el ave fénix, jajaja. 

Muchas gracias por tu tiempo y por dejarnos conocerte un poco más. Seguro que todos nuestros lectores sacan algún aprendizaje de todo lo que nos has contado hoy. No tenemos tiempo para más, pero nos vemos pronto aquí, en ElDebatiente, la casa común del debate en español.

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