¡Buenas Marian! Como siempre y desde el principio: ¿cómo y cuándo entraste en el mundo del debate?
Para ser realista, entré por casualidad porque el mundo del debate era totalmente desconocido para mí. No fue hasta la universidad cuando algunos de mis compañeros de clase me hablaron de debate y decidieron ir a la primera reunión de CDU un domingo, en la que lo descubrí.
Aunque para ser justos todo fue un poco por inercia hasta el primer torneo interno. En él, desde la primera intervención tuve muy claro que aquello me encantaba y desde entonces me quedé.
Ya que me dices que te gustó desde el principio, ¿cuál es el momento más divertido que has vivido en debate?
¡Uf! No se si sabría quedarme con uno solo. Creo que, después de 4 años debatiendo, todos los torneos me han dejado momentos inolvidables y divertidos: desde las tensiones en la preparación de un torneo que se convierten en noches interminables, la convivencia del equipo cuando los torneos son fuera de tu ciudad, las finales en las que nos enfrentamos entre equipos de CDU…
No creo que pudiera elegir.
Y si te diesen a elegir… ¿Cuál sería tu motivo favorito para debatir, y por qué?
Creo que lo que más claro he tenido siempre en el debate es por qué lo hago. Aunque podría decir que el debate es un herramienta fantástica para el futuro profesional y un mundo donde conoces a grandes personas, la verdad que para mí es mucho más sencillo. Soy una persona a la que le cuesta mucho hablar en público en mi vida diaria. Sin embargo, nunca tengo esa sensación cuando salgo a los atriles, así que supongo que el debate me permite ser más yo.
Ya que eres mejor jurista universitaria, ¿cómo se vive desde dentro el mundo de debate jurídico?
Por mi experiencia esta clase de torneos se vive muy intensamente.
El hecho de que la pregunta sea sobre el mundo del derecho hace, en mi opinión, que la preparación y el propio debate sea mucho más técnico, lo que se traduce en un reto contigo mismo. Y además si, como en mi caso, te gusta ese mundillo y piensas dedicarte a ello, lo vuelve una experiencia mucho más enriquecedora. Especialmente teniendo en cuenta que siempre te enfrentas a un jurado especializado en Derecho.
Si a todo eso le añades que estos torneos te dan la posibilidad, como en mi caso y en el de mis compañeros, de viajar y debatir en lugares como el Congreso de los Diputados o el Parlamento Europeo, el resultado es una grandísima oportunidad.
Ahora en términos más generales, ¿qué crees que le falta y le sobra al mundo del debate?
Creo que ambas respuestas van un poco de la mano. Pienso sinceramente que al debate le sobra cierto grado de competitividad y le falta mejorar la gestión de la derrota y ver realmente qué es el debate con perspectiva.
La presencia de la competitividad en el debate me parece algo necesario. Todos cuando preparamos el torneo queremos dar lo mejor de nosotros mismos e inevitablemente ganar, pero creo que ese sentimiento sano se transforma en un lastre cuando no vemos más allá de la victoria. Un debatiente no se puede valorar exclusivamente por el número de torneos ganados, ni un torneo puede valorarse por la posición que hayas obtenido, porque desde mi experiencia el debate es mucho más.
Además, me parece un mensaje especialmente peligroso para las nuevas generaciones. Siempre proclamamos que el mundo del debate escolar es una gran oportunidad para que los niños aprendan y se adentren en el debate y todas las posibilidades que ofrece; pero a la vez, también son más vulnerables a esta clase de visión de ganar a toda costa. Por eso creo que es una labor importantísima por parte del formador recordárselo tanto a los niños como, a veces, a sí mismo.
En resumen, creo que todos deberíamos hacer un poco de autocrítica en este punto. Reconocer que el debate abre puertas, pero que hay un mundo mucho más grande en el que nuestros egos no siempre tienen cabida. Y que hay que ver que el debate es una herramienta que nos permite desarrollar capacidades muy útiles en nuestra vida, pero que no debería ser el fin último de esta.
Desde tu experiencia en debate, ¿existe discriminación por sexo en este mundillo?
Creo que se ha avanzado mucho y muy bien en la igualdad de ambos sexos dentro de los atriles, y ahora mismo no creo que existan etiquetas relativas a los roles o actitudes que cada uno de nosotros pueda adoptar en un debate.
Sí que es cierto que, al menos en mi opinión, sigue habiendo ciertos comportamientos reprochables ocasionales, sobre todo en el resto de ambientes que rodea a un torneo y que tenemos que tratar de erradicar. En todo caso, creo que aunque queda trabajo por hacer es importante destacar la labor que ya han realizado, figuras como “Equity” y la propia concienciación entre los debatientes.
Bueno, antes me hablabas un poco de lo peligroso que es inculcar ciertas costumbres en los nuevos debatientes. Si tuvieses que dar un consejo a la gente joven que va a empezar en debate, ¿qué les dirías tú?
Si me preguntaran, lo tendría muy claro: Que disfruten de todo lo que conlleva el debate.
Que disfruten de la preparación de un torneo, aunque a veces pueda parecer interminable, porque es donde se forjan lazos con el resto de miembros del equipo y donde nacen a veces las mejores anécdotas e incluso amistades.
Que disfruten del propio torneo sin estar pensando en ganar o en los puntos que necesitan para clasificarse sino en ver como van progresando en cada uno de sus debates.
Que disfruten de sus compañeros, que se apoyen entre ellos, y que, como siempre hemos dicho en CDU, tengan presente que no hay tanto que perder, como todo lo que ganar.
Ahora vamos a hablar un poco de ti. ¿Cuál dirías que es tu punto fuerte cuando debates? ¿Y tu punto débil?
¡Uy, es complicado contestar!
Yo diría que una buena cualidad cuando hago las refutaciones, que suele ser el rol que hago más habitualmente y que más disfruto (dicho sea de paso), es que soy bastante ordenada. Aunque pueda parecer un poco irrelevante, en realidad te permite tener las ideas más estructuradas a la hora de dar un discurso, impidiendo que se te olvide nada y ayudando a detectar los puntos importantes de la argumentación del equipo contrario para ser más incisivo en las refutaciones.
Creo que mis principales puntos débiles son: la velocidad a la hora de hablar, porque cuando tengo mucho que decir olvido un poco lo importante que es la parte de comunicar y que la gente te entienda y siga bien tu discurso; y por otra parte la gestión del tiempo, sobre todo si tengo una carga argumentativa importante, porque me resulta más complicada la parte de la construcción.
Si te diesen a elegir, ¿cuál dirías que es tu referente en el mundo del debate?
No sé si sabría elegir a una persona. Lo que tengo muy claro, es que destacaría a todos nuestros “mayores” de CDU.
Desde que entré, yo (y creo que un poco toda mi generación), siempre he tenido a gente como Natalia Gascón, Lucía Aparicio, Juan Pacheco y un largo etcétera, que han ido guiándonos, y a las que de diferente forma (no sé si consciente o inconscientemente) siempre nos hemos querido parecer. En CDU siempre decimos que somos una familia y creo que esa relación marca mucho nuestros referentes a lo largo de nuestra vida como debatientes.
Y para cerrar, si tuvieses que concluir toda tu vida en el debate con una frase ¿cuál sería?
Siempre me ha gustado la frase “Per aspera ad Astra”. Si algo me ha enseñado el debate es que siempre hay algo bueno ya sea en ganar o en perder. El triunfo es fruto del trabajo diario, del esfuerzo y de la gente de la que te rodeas y la suma de todo eso, incluso cuando parece que todo va en contra, es lo que te hace brillar.