Vamos a empezar por el principio, ¿cómo y cuándo entraste en el mundo del debate?
Cursando primero de Bachillerato un amigo me contó que habían empezado a organizar en su colegio una actividad que se llamaba debate. Me ilusionó tanto todo lo que me contó que cuando llegué el lunes al colegio busqué a cuatro compañeros tan extrovertidos (y fáciles de liar) como yo, entre los que se encontraba mi mejor amigo, Pablo Álvarez, el que para mi ha sido de los mejores R2 que han pasado por el circuito, y un mes después estábamos participando en nuestro primer torneo. Caímos en cuartos de final, eliminados por el mismo amigo que me descubrió el mundo del debate. Nos quitó nuestro primer torneo, pero nos regaló un mundo apasionante que, entre otras cosas, nos permitió ganar ese mismo torneo al año siguiente.
Entonces entiendo que llevas un buen tiempo debatiendo. ¿Ha cambiado mucho el mundo del debate? ¿Crees que actualmente está en un buen momento?
Cada vez tiene más nivel. La gran labor que están realizando muchas instituciones ha permitido que el número de torneos crezca, que cada vez haya más personas capaces de dar formaciones de calidad y que el debate y los potenciales debatientes se encuentren antes. Además, el gran papel que están desempeñando muchos de nuestros debatientes a nivel internacional no solamente mejora la imagen de nuestro circuito fuera de nuestras fronteras, sino que introduce nuevas perspectivas, estilos y herramientas en el circuito nacional, lo cual siempre es positivo.
Y hablando de perspectivas a la hora de ver el mundo del debate, ¿qué crees que le falta y le sobra?
Creo que le falta amplitud de miras, no vertical (mirando hacia el extranjero), sino horizontalmente, buscando sectores nuevos en los que formarse, como puede ser el de la negociación o el de la comunicación política. Desde mi punto de vista, las herramientas que aporta el debate son potentes, pero son finitas. Fuera del debate nadie te pide nexos causales, te piden una comunicación eficaz de cara a ver satisfechos los intereses que persigues.
Respecto a lo que le sobra, diría que le sobra “importancia”. Creo que hay que saber relativizar y entender que los torneos son simples oportunidades de ponerse a prueba a uno mismo y mejorar. Mirar los torneos como juegos de suma cero me parece perjudicial en todos los sentidos.
Y ya que estamos mojándonos con un tema algo polemico… Si te diesen a elegir, ¿Académico o BP? ¿Por qué?
Elegiría una tercera opción. Creo que, como en casi todo, la virtud está en el equilibrio. Entiendo la relación entre el debate académico y el BP no en términos de subordinación, sino de complementariedad. El mejor debatiente (desde mi punto de vista) es aquel que sabe coger lo mejor de cada formato para convertirse en un orador completo. Nos enfrentamos a un reto interesante, que es tratar de llevar lo mejor del BP al académico, como son las técnicas de argumentación; y lo mejor del académico al BP, como son el cuidado de la forma y la fidelidad al fondo.
Cambiando de tema, nos ha contado un pajarito que participaste en la creación de CDM (Club de Debate Montpellier) siendo muy joven ¿Cómo es participar en la creación de un club?
Es difícil, y a la vez bonito. Posiblemente el mayor reto al que nos enfrentamos fue el de no tener una generación anterior a la que acudir a la hora de recibir formación o de, simplemente, pedir consejo. Pero, al mismo tiempo, eso nos hizo ser mucho más autónomos y proactivos. Es increíble ver como un proyecto de un grupo de amigos se convierte en algo más grande que aporta oportunidades a los nuevos debatientes. Disfruto muchísimo cada vez que vuelvo a CDM a pasar un rato con los alumnos actuales. Aunque es de rigor decir que cuidado no les falta, están en las mejores manos posibles, las de Francisco (Franxy) Hernández.
Como hemos podido leer antes en tu currículum, esta actividad te da competencias para bastante más que para debatir. En tu caso, ¿qué te ha aportado el debate en el ámbito profesional?
Por un lado, me ha aportado multitud de técnicas que me permiten ser más eficaz a la hora de conseguir los objetivos que me propongo. Entre ellas, diría que me ha ayudado mucho a saber gestionar correctamente situaciones de evaluación exhaustiva, donde se analiza con detalle cada palabra que dices (y que no dices), y los nervios pueden jugarte una mala pasada si nunca has estado en una posición de este tipo. Aunque no pertenece al ámbito profesional, me ha permitido incluso llegar a disfrutar en algún examen oral de la universidad.
Y, por otro, me ha brindado la oportunidad de conocer a mucha gente interesante que me ha abierto alguna que otra puerta. Tengo claro que la vida se mide en clave de la gente que te rodea, y el mundo del debate ha puesto en mi camino a personas con mucho valor que aportar.
Ya que hemos hablado tanto de lo que aporta entrar y participar en este munidllo, si tuvieses que dar un consejo a la gente joven que va a empezar en debate, ¿qué les dirías?
Les diría que aprovechen todas las oportunidades que este mundo les brinda. Que debatan todo lo que puedan, que no dejen ninguna pregunta en el tintero, que no pierdan las ganas de seguir mejorando y aprendiendo y, sobretodo, que aprovechen las relaciones, tanto personales como profesionales, que este mundo les va a aportar.
Les diría también que no se dejen llevar por el camino fácil de la frustración si las victorias no llegan pronto. Ganar un torneo de debate es una conjunción de trabajo y suerte. Hacerlo bien no implica siempre ganar. La subjetividad es la esencia de esto, y aprender a asumirlo es una buena forma de ahorrarse más de un enfado.
Y ya que hablamos de novatos, ¿qué opinas sobre el relevo generacional en debate? ¿Hay diferencias, aparte de la edad, entre los novatos y los veteranos?
Creo que las nuevas generaciones tienen un gran futuro por delante. Y, si se me permite, les dejo un consejo extra. La personalidad es uno de los mayores activos que tiene una persona, y más un debatiente. Cada joven orador debe encontrar su estilo mediante la práctica, observando y probando cosas. Pero nunca imitando. Un orador que renuncia a la búsqueda de su propio estilo en pro de la asunción del de otra persona me recuerda más a un actor que a un buen debatiente.
Ello no quiere decir que no se deban utilizar recursos y herramientas vistas en otros. Todo lo contrario, ver debates de gente con más experiencia como método de inspiración es una de las mejores formas de aprender. Lo que, al mismo tiempo, genera que los debatientes más mayores tengan una responsabilidad extra, pues son el espejo donde muchos de los jóvenes se miran.
Como tu mismo dices, es importante también ver debates de gente que entiende de esto para mejorar. ¿Cuál dirías que es tu referente en este sentido en el mundo del debate?
Diría que es mi gran amigo -casi hermano mayor-, Alejandro Ibáñez. Nos conocimos hace ya tres años, y desde entonces no ha dejado de inspirarme respecto a lo que significa debatir. Alguien que entiende el debate como un ejercicio que parte desde el respeto y el compañerismo, de hacernos mejores entre nosotros mediante la competición, y de compartir todo lo aprendido con un interés meramente altruista. Es el espejo perfecto donde todo joven debatiente debería mirarse para descubrir la esencia de esto.
Gran parte de las nuevas generaciones están entrando a través del circuito escolar. Teniendo en cuenta esto, ¿cómo es participar de forma activa en la organización de la Liga Nacional de Debate Escolar? ¿Cuáles son los valores que se transmiten, o que tú ves más importantes en ella?
Es uno de los proyectos que más me ilusionan. La Liga Nacional de Debate Escolar nació el año pasado y, en su primera edición, consiguió convertirse en el circuito de debate escolar más grande de España. Responde a la simple premisa de que la unión hace la fuerza, la cual se ve agravada cuando la unión supera los meros términos tangibles y abarca también la unión de valores. Entendemos el debate como una actividad en la que lo educativo está por encima de lo competitivo, siendo la competición el simple medio que utilizamos para dar a los jóvenes estudiantes la oportunidad de aprender y superarse. Confío en que el proyecto dure muchos años y siga creando valor para esta comunidad.
Y para ponerle el broche final a esta entrevista, si tuvieses que concluir toda tu vida en el debate con una frase ¿cuál sería?
Citaría a Kennedy cuando decía que la dificultad es una excusa que la historia nunca acepta. Creo que las ganas de mejorar y de buscar la mejor versión de uno mismo son grandes compañeras de viaje.