Volvieron a darme las 2 de la madrugada arreglando el maldito discurso. Otra vez. El colmo. Mi cerebro no daba para más, y entre tanto maquinar sobre cómo podía averiguar las sorpresas tan aleatorias de un Europe, me fui a la cama. Cuando me levanté, eran las 6 de la mañana, pero para mí parecía que habían pasado siglos desde que me había dormido hace escasas cuatro horas. Salí del piso donde me encontraba, miré hacia la calle, donde el frío se concentró en mis huesos, y, tras comprobar que en la perdida Sala 8 no había nadie (pues nadie la había encontrado después de todo), me encontré de frente con Adolfo Suárez en uno de los debates.
Bueno, creo que seguía soñando por aquel entonces, o quizá viviendo el sueño del VI Torneo Europe Direct del Aula de Debate UCO. Tal fue la desorientación que sufrí que me encontré, sin apenas esperarlo, con un total de 39 equipos, o, mejor dicho, dúos dinámicos que hicieron las delicias de la oratoria. Desde Comillas, hasta la Universidad de Córdoba (UCO), pasando por Babel, CDU, Dilema, ICADE, ADUB (Asociació de Debat Universitat de Barcelona), SAFA, Góngora, Universidad Loyola de Córdoba, Universidad de Extremadura, CEU San Pablo, Cánovas UMA, Universidad Politécnica de Madrid, Centro de Estudios Economía de Madrid, Universidad Rey Juan Carlos, CMU o la Universidad Autónoma de Madrid, todos hicieron historia, nunca mejor dicho.
Durante el primero de los días, el sábado 16 de marzo, los debatientes prepararon un discurso en el que debieron incluir dos palabras de manera coherente dentro de él. Algo sencillo a priori, pero complicado en la praxis, pues las rondas empezarían a terminar con los sueños de algunos. No tanto con el mío, después de haber dormido tan poco. Por otra parte, la tarde estuvo dedicada a la representación de un discurso de cualquier momento de la historia previo al año 2000, algo con lo que se valoraría el paso de ronda. La dificultad de ello residía precisamente en que este debía ser literal al original, es decir, sin incluir ningún tipo de variación.
Aquellos tres mejores oradores que restaron después de los tensos momentos de representación y de míticas como el ‘‘Andreita cómete el pollo’’ (Alejandro Cifuentes) o ‘‘le gustaban fachillas’’ (Sabrin) pasaron a la gran final de la mañana del domingo. En ella, deberían construir un discurso de temática europea que podrían preparar durante una hora. Pese a la presión y el afán por conseguir un gran resultado, ningún equipo olvidó mencionar al contrario, reservando para ellos un total de 10-15 segundos en cada intervención como muestra de compañerismo y deportividad. Los ganadores del torneo y de los 600€ fueron Comillas A, representados por Luís Belzuz y Juan Fernández, mientras que Alejandro Cifuentes fue galardonado con el reconocimiento al Mejor Discurso y 150€. El premio al Mejor Orador/a, gracias a la brillantez demostrada, fue para Juncal León, así como los correspondientes 150€.
Y sí, pese a que siguiera con tantísimo sueño después de haber pasado un largo, pero muy largo día, todos terminamos en el Restaurante Moriles Pata Negra y continuamos la fiesta en la discoteca Bambú. En esta ocasión, el resto cerró el establecimiento a las 7 de la madrugada. Yo no daba más de mí, y me terminé durmiendo sobre las 3, o 3 y media. Creo que hice lo correcto después de tanto argumento.
Lo creo así, porque así lo contrasta una cita. Y es que, como bien decía un sabio, ‘‘todo lo que hagas después de las dos de la mañana, está mal, así que duerme cuando se haga tarde’’. Yo me quedé preparando mi somnoliento discurso, y muy bien no es que me fuera.
Igualmente, eso son cosas del pasado, quizá pronto os lo cuente más largo y tendido. De momento, imagino que es suficiente, así que, ¡nos vemos la semana que viene!
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