Yolanda González Sánchez

Graduada en Periodismo y Relaciones Internacionales por la UFV. Seis años debatiendo, directora de torneos, ganadora de algunos y mejor oradora de otros tantos. Además de todo esto, ha trabajado (y trabaja) como formadora del club del CMU San Pablo. Esta es Yolanda González Sánchez:
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Como siempre, vamos a empezar por el principio de todo. ¿Cómo y cuándo entraste en el mundo del debate?

El destino me llevó hasta el club de debate de mi universidad. En 2012 entré en la UFV para estudiar Biotecnología. Comencé mi andadura universitaria con muchas ganas, pero poca vocación. Así, al comenzar las clases conocí a mi profesor de Filosofía aplicada, Javier Mula. Por aquel entonces, era una mujer de ciencias puras y muy tímida, por cierto. A los meses de comenzar el curso, me di cuenta de que esa carrera no estaba hecha para mí, que aunque sacara las asignaturas adelante, no me gustaba. En febrero de 2013, decidí cambiarme. Pero tenía que acabar el primer curso que había comenzado (exigencias de la beca de estudios que tenía). Fue en ese momento cuando conocí la Sociedad de Debates de la UFV. Mi primer contacto con el club fue en marzo de ese año cuando, de la mano de Javier Mula – director de la Sociedad de Debate – entré a colaborar con la organización del Torneo nacional.

Lo que comenzó siendo una colaboración técnica y voluntaria se tradujo en que tres semanas después estaba participando en mi primer torneo de debate académico, Tres Culturas, como conclusora y ¡quedamos semifinalistas! Mi primer acercamiento al mundo del debate fue solo para echar una mano con la organización del torneo y lo que vi allí me enganchó tanto que se acabó convirtiendo en una de mis actividades favoritas hasta el día de hoy.

Se que a veces tendemos a romantizar mucho este mundillo, pero puede ser bonito compartir este tipo de cosas. ¿Qué significa debate para ti?

El debate me ha hecho una persona más despierta e inquieta intelectualmente. Ha desarrollado en mí un interés mayor por comprender el mundo que me rodea. El debate es una actividad para inconformistas y personas que creen que las cosas deberían ser de otra forma y que se niegan a vivir la universidad solo en las aulas. 

Pero el debate, además de formación y crecimiento intelectual, es amistad. Este constituye una red de contactos grandísima de personas con los mismos intereses e inquietudes que tú. Por lo que las amistades que se forjan en debate parten de una base y espíritu común. Lo más grande que me ha dado el debate son las personas a las que durante estos años he conocido, muchas de las cuales siguen a mi lado a día de hoy. 

Hablando de ideas romantizadas en el mundo del debate, ¿tienes un sentimiento de pertenencia vinculado a tu club? ¿Crees que es positivo tenerlo (tanto de cara a gente veterana como gente novata)?

Sin duda lo tengo y ¡a mucha honra! No es positivo tener un sentimiento de pertenencia con tu club, ES ESENCIAL. El éxito de un club no se encuentra en la existencia de un grupo de buenos formadores que dan clase semanalmente. La clave está en que alumnos y profesores se impliquen en el funcionamiento del mismo. Unas buenas clases de debate, te puede dar ciertas habilidades, pero eso no crea unión. 

Las personas vibramos con aquello en lo implicamos y comprometemos nuestro ser. En la medida que un alumno se implica con la actividad del club, lo hace crecer. Si el peso de un club recae en los formadores, este mure cuando estos se van. Hay que crear unidad y comunidad dentro del club fomentando actividades más allá de las formaciones que sea capaz de crear un sentimiento de pertenencia. Solo así las personas que forman parte del club estarán dispuestas a ponerse al servicio y necesidades del mismo en la organización de torneos, formaciones de los novatos, actividades de integración y crecimiento y aprendizaje mutuo.

Todo esto es precioso y super sentimental, pero… Hay veces que este mundillo puede llegar a agobiar un montón. Sabiendo que este puede ser el caso, ¿cómo se coordina la vida profesional/estudiantil con la de debatiente?

Difícilmente, pero solo es imposible lo que no se intenta. Mantener un alto ritmo de participación en torneos o implicación en tu club es complicado una vez se entra en el mercado laboral. No obstante, como todo en la vida, solo es cuestión de priorizar y organizarte correctamente.

Ya veo que tienes las claves para organizarte, pero me gustaría saber, ¿cuál ha sido la experiencia de la que más has aprendido en el mundo del debate?

Cada formación, experiencia o torneo es un paso más que ha contribuido a mi formación. Pero siempre he creído que de la derrota se obtiene más rédito que de la victoria. A nadie le gusta perder, pero cuando sucede creo que hay que exprimirlo y sacar algo bueno de ello. Cada debate perdido me ha enseñado qué es lo que podrá haber hecho mejor. 

Hablando de experiencia, (o en este caso de falta de ella), si tuvieses que dar un consejo a la gente joven que va a empezar en debate, ¿qué les dirías?

Que disfruten de la experiencia y de la gente a la que van a conocer. Esto será lo que se lleven cuando salgan de la universidad. Los títulos ayudan y alegran, pero solo a corto plazo.

Además, les recomendaría que no se dejaran llevar por los resultados. El debate no es un fin en si mismo sino un medio para ser mejor persona, mejor ciudadano y mejor profesional. Pero que sin duda se esfuercen cada día por ser mejores, que estén abiertos a escuchar los feedbacks y recomendaciones de aquellos que saben más que ellos y que su espíritu sea de continuo aprendizaje y formación. Solo así maximizarán la experiencia.

Sabes que hemos hecho una pregunta similar a todas las debatientes que vamos entrevistando, así que, según tú, ¿se vive de forma diferente el mundo del debate desde el punto de vista de una mujer?

Sé que existe esa narrativa y tengo entendido que muchas personas lo viven así. No es ni ha sido jamás mi caso. Para mí, el debate nunca ha dependido de mi sexo. Mi club de debate nunca ha premiado ni perjudicado a las mujeres, por el hecho de serlo. No he participado en más o menos torneos por ser mujer, no he sido tratada de manera distinta a mis compañeros, ni mucho menos he perdido o ganado torneos por tal condición. Todo lo que me ha pasado en estos años de debate (bueno y malo) ha sido fruto de mi trabajo, esfuerzo, preparación o de factores externos que nada tienen que ver con mi sexo.

Vale, vamos con la pregunta del millón. Si te diesen a elegir… ¿Académico o BP? ¿Por qué?

Creo que cada modelo aporta habilidades distintas, muy necesarias ambas, a la formación de una persona. Creo el mundo del debate hoy se ha dividido entre los que apoyan el formato académico y los que les dan sus puntos al BP. Esto es un error, no son excluyentes y cada uno tiene beneficios propios. Esta división ha hecho que criminalice a uno y se santifique al otro de manera injusta.

La clave del gran debatiente está en ser capaz de brillar en ambos modelos y adaptar sus intervenciones a las exigencias de cada uno sin pervertir la naturaleza de este. No hay que bpeizar el modelo académico ni academizar el BP. Es decir, es tan importante argumentar y razonar críticamente como ser persuasivo en la expresión de dichas ideas. Creo que el buen orador no es aquel que tiene grandes argumentos y piensa muy bien, a secas, sino aquel capaz de hacer una intervención exponiendo grandes ideas con buenas habilidades de comunicación, sin agitar los brazos, ni chillar, ni faltar al respeto, sino controlando todos los elementos de comunicación (verbal y no verbal) que tenemos a nuestra disposición.

Esto torna el debate en una actividad burda y simplista. Esa flexibilidad y adaptabilidad es la que debe perseguir aquella persona que busque ser un orador completo. 

Aunque en el mundo del debate haya mucho amor propio, siempre se puede reconocer la grandeza de otros compañeros, aunque no sean de nuestro club, y se de sobra que tú lo haces. ¿Cuál dirías que es tu referente en el mundo del debate?

Es difícil ceñirme a uno solo. El mundo del debate, tanto español como anglosajón, goza de grandes instituciones y miembros de estas dignos de dicho reconocimiento. Pero si tengo que escoger a alguno me quedo con el club de debate de Tel Aviv. Creo que esa comunidad de debate ha luchado mucho y trabajado muy duro en los últimos años para hacerse un hueco en la liga anglosajona. Tenían claro su fin y fueron capaces de poner los medios. Enteramientos diarios, participación en torneos, ensayos, ensayos y más ensayos. El trabajo duro ayuda que tus objetivos se hagan realidad, y ellos lo han conseguido.

Hasta ahora hemos hablado mucho del ámbito académico pero, ¿qué crees que aporta el debate a la vida personal? 

Sería reiterativo comentar todas las habilidades de comunicación, pensamiento crítico o argumentación que todos asociamos a los beneficios del debate. Sin embargo, creo que uno de los mayores valores del debate para la vida personal es la tolerancia. El debate consiste en un continuo ejercicio de ponerte en la piel del otro, de otra ideología u otra manera de pensar y a partir de esa empatía desarrollar los argumentos que una persona desde ese lado del mundo pudiera considerar adecuados para justificar su posición. Este ejercicio nos hace más tolerantes con las ideas del otro, al tener que defenderlas y comprenderlas para explicarlas. Creo que es un valor esencial en el mundo globalizado en el que hoy vivimos.

Y la pregunta con la que siempre cerramos, si tuvieses que concluir toda tu vida en el debate con una frase ¿cuál sería?

Aunque ya estoy de retirada, nunca dejaré de tener el gusanillo de debatir y seguir aprendiendo. El debatiente no es solo aquel que usa sus fines de semana para ir a torneos, es una forma de vivir y ver el mundo con ojo crítico. 

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