Buenos días, Juan. Para que los lectores te conozcan un poquito mejor, cuéntanos: ¿cómo entraste en el mundo del debate y qué impresión te dio al principio?
Pues la verdad es que entré bastante tarde, ya en tercero de carrera, casi cuarto. Fue después del COVID, una época en la que no ocurría gran cosa y, sinceramente, no tenía mucho que hacer. Un día asistí a una de esas míticas charlas de captación para el club de debate, y ahí estaba Pipe que ahora es compañero mío en el club, y fue él quien me convenció para unirme. Y así empecé.
Actualmente eres el presidente del CDA. ¿Qué sentiste cuando te nombraron? ¿Cómo funciona ese proceso? ¿Es por votación?
Pues lo elegimos por votación. Fue un proceso bastante natural. Recuerdo que cuando salí elegido me sentí muy contento. Fue una mezcla de orgullo y agradecimiento hacia el club. La verdad es que fue una candidatura única, como suele pasar. Siempre hay una conversación previa entre las personas interesadas y, entre todos, se forma una candidatura consensuada antes de las elecciones. Se busca que haya una continuidad y que quien se presente tenga ya una idea de lo que implica.
¿Tiene CDA algún proyecto previsto a medio o largo plazo?
Pues ahora mismo, la verdad, no. Después de La Regenta, el torneo que organizamos, no tenemos nada planeado hasta la siguiente edición. Aun así, durante estos seis meses de legislatura, la idea es pensar y plantear nuevos proyectos. Quizás algo vinculado al ámbito universitario o en colaboración con otros clubes. Pero en este momento no tenemos nada especialmente ambicioso sobre la mesa.
¿Hay algo que cambiarías hoy en día del club?
El club está bien. Pero sí, si pudiera cambiar algo, sería mejorar la relación que tenemos con la universidad. Dependemos bastante de ellos para muchas cosas, y últimamente, por los cambios en el equipo rectoral y las personas encargadas, parece que ahora resulta un poco más complicado gestionar cosas siendo una asociación de estudiantes como la nuestra. Ha habido una pequeña bajada en la calidad de vida para asociaciones independientes, y esperamos que la situación se pueda revertir.
Como debatiente, ya tienes bastante experiencia. ¿Cómo llegaste hasta aquí? ¿Sigues teniendo nervios antes de debatir o ya sales con tranquilidad?
La verdad es que no debato tanto. Empecé a hacerlo un poco por casualidad, como quien busca una actividad diferente para probar algo nuevo. Nunca me lo tomé demasiado en serio; siempre lo vi más como un hobby, algo secundario. Lo que de verdad me gusta es formar parte del proyecto desde dentro, estar en la junta, organizar cosas… Me gusta debatir, sí, pero no es lo que más me motiva ni me lo he planteado nunca como algo que quisiera profesionalizar. Así que no, no tengo mucha presión a la hora de salir a debatir, porque tampoco lo hago tan a menudo.
Entonces, ¿dirías que prefieres contribuir al crecimiento del proyecto antes que al desarrollo como orador?
Sí, totalmente. Disfruto muchísimo organizando y gestionando el club. Estar en junta me ha enseñado más que cualquier torneo en el que haya participado. Me encanta organizar eventos, torneos, coordinar al equipo… todo eso. Me aporta muchísimo, y creo que es una parte igual de importante que el propio debate.
¿Nos podrías contar alguna experiencia que te haya marcado dentro del club?
Claro. La primera edición de La Regenta en la que participé activamente, que ha sido hace poco, fue muy especial para mí. El primer torneo que ayudé a organizar fue el del año pasado, cuando era tesorero, y me encargué de toda la parte logística. Fue una experiencia bastante loca: recuerdo, literalmente, estar dos días antes del torneo recorriendo toda Asturias para recoger cosas de distintos proveedores que colaboraban con nosotros. Íbamos con el coche, haciendo prácticamente de repartidores de Amazon. Fue muy divertido, aunque también estresante, pero al final salió todo muy bien y valió la pena.
¿Tienes algún referente en el mundo del debate?
Aunque le debo mucho a mi novia, Ana Reiter, primera dama del Club de Debate de Asturias, mi mayor referente en debate es Fosfato, que es expresidente de mi club y al que francamente idolatro.
Él me enseño todo lo que sé – aunque no en debate, que eso es bastante poco. Fosfato es quien me enseñó a amar a todo el género humano y a todas las criaturas que habitan el reino del señor. Mi más preciado recuerdo con él es cuando cocinamos magdalenas vistiendo delantales a juego, que aún conservo y atesoro. Le debo muchísimo. Concretamente, la fianza por repintar un techo.
Y para ir terminando, ¿qué consejo le darías a alguien que está empezando en el mundo del debate?
Que se dé la vuelta y se vuelva a casa… No, no, es broma. En serio: que lo intente. No hay presión real para nadie que está empezando. Todos sabemos cuándo alguien es novato, y nadie espera que lo haga perfecto. Lo más importante es lanzarse, probar, y disfrutar del proceso. Poco a poco se aprende y se mejora, y lo que más cuenta es la actitud con la que se entra.
Pues muchísimas gracias por tu tiempo y por tu atención.
De verdad, gracias a vosotros por la entrevista.
