Carlota Pérez

Entrevistamos a Carlota Pérez, presidenta de la Asociación de Debate de la Universidad de Valladolid. Nos cuenta su experiencia y visión sobre el debate universitario.
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Buenas tardes. Estamos con Carlota Pérez, presidenta de la Asociación de Debate de la Universidad de Valladolid. Primero, darte la bienvenida a la entrevista.

Muchas gracias.

La primera pregunta es: ¿Cómo entraste al mundo del debate y cómo supiste que querías formarte?

En mi caso, en Castilla y León, tenemos una liga escolar de debate. Así que empecé a debatir cuando estaba en tercero de la ESO. Continué debatiendo todo lo que me quedaba de etapa secundaria, en tercero y cuarto, que justamente pilló el COVID. Fue una experiencia un poco más complicada, ya que fue meterse en el debate y tener que adaptarse a la situación de la pandemia.

Luego, continué ya en el debate universitario. Antes de que se creara la Asociación de Debate de la Universidad de Valladolid, teníamos a lo mejor una liga en nuestra facultad, como es en mi caso la Facultad de Comercio. Al año siguiente ya se creó el club general, y ahí es cuando nos pusimos a tope y empezamos a participar no solo en nuestros torneos internos, sino también en torneos fuera de la Universidad de Valladolid.

Como ya has mencionado, eres la presidenta de la Asociación de Debate de la Universidad de Valladolid. ¿Qué es lo más difícil de gestionar como presidenta de un club?

Te diría que la cantidad de personas. Al ser un club relativamente nuevo, tenemos mucha gente novata que se interesa en el mundo del debate, pero no tiene bases. Lo complicado es intentar organizar a personas tan novatas para que aprendan el formato de debate y luego quieran participar en torneos externos, más allá de un torneo interno. La dificultad radica ahí, y sobre todo, en la cuestión financiera de cómo gestionar un club con tanta gente.

¿Qué nuevos retos afronta este curso la asociación?

El año pasado, la junta anterior tuvo unos objetivos muy ambiciosos y se celebró el primer torneo Cortes de Castilla y León, que sería como nuestro torneo nacional. Nuestro principal reto es celebrar la segunda edición de este torneo. De momento marcha bastante bien y se espera que tenga lugar a principios de febrero o por esa fecha.

Otro reto sería implementar, más allá del debate académico, otras áreas. Tenemos mucho público de relaciones internacionales; quizá enfocarnos también a un modelo MUN o un modelo BP. Queremos hacer pequeñas formaciones para abarcar más áreas del debate.

¿Qué referentes tienes en el mundo del debate o quiénes te han inspirado a seguir?

Barriendo un poco para casa, siempre me ha gustado mucho Andrea Machuca. La manera en la que ella se expresa y toda la trayectoria que ha tenido me ha servido  mucho como referencia, y la valoro un montón como oradora y como persona.

Este medio tuvo la suerte de entrevistarla el año pasado. ¿Cuáles crees que son las claves para que una formación sea una buena formación?

Partiendo de la base de que nosotros tenemos muchos novatos, la parte teórica es fundamental para que aprendan las bases: la estructura de una introducción , cómo hacer un buen argumento en la refutación, etc.. Pero creo que es fundamental hacer siempre una parte práctica, aunque sea media hora o una hora. La gente que vaya a las formaciones debe tener la posibilidad de ponerlo en práctica, más luego un feedback posterior para decir lo bueno o lo mejorable. Siempre una parte dinámica más allá de la teórica es fundamental.

Aparte de cómo gestionar una buena formación, ¿cómo gestionáis toda esa afluencia de novatos?

 Fue una organización que tuvimos que hacer durante todo el verano pensando cómo podríamos afrontarlo. Tenemos casi más de la mitad de gente novata, pero también tenemos veteranos de segundo o tercer año. Hacemos una doble formación a la semana:

  • Una formación básica sobre la estructura de una introducción, una refutación, una contrarrefutación y una conclusión.
  •  A finales de semana, intentamos traer a un orador o a alguien que sepa un poco más de manera especializada para que nos dé una formación sobre una posición de una manera mucho más concreta, o con tips que nos puedan servir para los torneos, etc..

Además, intentamos siempre contactar a gente de fuera de nuestro club de debate. De momento ha venido Eva Moreno a darnos un taller y se plantea que venga más gente fuera de la Universidad de Valladolid. El objetivo es que continúen formando no solo a los novatos, sino que también los veteranos puedan mejorar sus habilidades de una manera que pueda resultarles más eficiente.

Como oradora experimentada, ¿qué es lo que más disfrutas a la hora de debatir y preparar un debate?

Es un poco como sentimientos encontrados, porque en la fase en la que se hace el reparto de posturas, siempre dices: «Que no me toque esta o que me toque esta». Pero creo que es lo que más me gusta. Ese momento en el que te dan la postura, imagínate que querrías que saliera a favor pero te sale en contra, es la sensación de tener que cambiar el chip, coger las gráficas, prepararte y recordar las cosas. Eso es lo que más vivo como oradora.

 Nunca me lo había dicho nadie, me gusta mucho. ¿Qué manía o ritual tienes antes de debatir?

Siempre suelo beber dos tragos de agua para que se me canalice bien la voz, para no carraspear la garganta. Tienen que ser dos; si son más de dos o es un número impar, ya no funciona, tiene que ser siempre un número par.

Qué curioso. ¿Qué anécdota podrías contar?

El año pasado, en el debate que se hizo en la Francisco de Vitoria. Éramos cuatro compañeras que ahora estamos trabajando en la junta directiva. Estábamos preparándonos, estábamos en mitad del debate y una de las compañeras se empezó a sentir mal. En ese momento, las cuatro tuvimos que ponernos de acuerdo y decir: «Vale, ¿cómo nos estructuramos para poder readaptarnos?». Que si la contrarrefutación tenía que hacer la otra posición, que si yo que iba de conclusión tuve que salir para hacer la refutación y recordar la estructura entera de cómo hacer la refutación.

Fue un debate bastante loco y bastante estresante, pero la manera en la que nos pudimos compenetrar todas para organizarnos y decir: «Este debate se tiene que sacar», era como: «Vale, ok, merece la pena». Hay momentos muy estresantes en los que dices: «Es que no lo veo», pero luego al final termina saliendo y se queda como una anécdota que recordarás.

Como última pregunta: ¿Qué consejo le darías a un orador totalmente novato?

Diría que el miedo se queda en casa. Se dice que salir a un atril te da la sensación de: «Uf, todas las personas me están mirando, voy a tener que hacerlo muy bien». En verdad, lo importante es que lo disfrutes y lo pases bien. Quien te está escuchando no sabe lo que vas a decir. Lo importante es que lo que tú vayas a decir lo digas confiado y que lo vivas. Que no sientas que es una carga.

Carlota Pérez, muchísimas gracias por la entrevista.

Gracias a vosotros.

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