Buenos días. Hoy estamos con Bosco Silva, formador de ESADE. Encantados de tenerte aquí.
Buenos días. Muchas gracias.
Comenzamos con la típica pregunta de cuáles fueron tus primeros pasos en el mundo del debate. ¿Cómo decides iniciarte y qué te hizo quedarte?
Yo en ESADE ofrecí una asignatura optativa en primero de carrera para todos los alumnos de la Facultad de Derecho, que era sobre debate académico. Lo que pasa es que cuando yo hice la carrera la asignatura tenía un nombre raro y yo ni siquiera sabía qué era el debate académico.
Entonces me apunté a la liga interna que organiza una asociación de ESADE, en la que solo participan equipos de alumnos de la universidad que se lo montan por su cuenta. Me gustó mucho, y entonces quise apuntarme a la optativa, pero tuve que ir de oyente porque ya era muy tarde en el curso y no me podía matricular. Me gustó tanto que al año siguiente ya entré en el equipo de ESADE.
Continuando con tus orígenes, ¿qué ha cambiado en ESADE desde que tú empezaste?
La estructura sigue siendo la misma: una optativa en primero, y luego se elige de ahí a los que formarán parte de los equipos que competirán a nivel nacional. Obviamente han pasado 7 años o así desde que yo entré en ESADE. Ha cambiado el Director de la Sociedad de Debate, ha cambiado la forma de la asignatura, ha cambiado también mucho el mundo del debate. Ahora hay miles de torneos y todo esto; han cambiado muchas cosas, pero en ESADE el debate sigue más o menos como era.
Como formador, ¿cuáles crees que son las principales claves para una buena formación?
Supongo que exigir a los chicos, ser exigentes es lo más importante yo creo. A veces, por intentar no ser duro o por intentar ser más comprensivos, considerando que al final son estudiantes y tienen más trabajo aparte del debate, no se les aprieta lo suficiente como para que den lo máximo que pueden dar.
Por otra parte, también ser paciente y entender que, al final, desde fuera del debate siempre se ve mucho más claro por dónde van los debates. Hay que entender, y sobre todo acordarse, de cuando estabas dentro del debate e ibas con toda la adrenalina y acelerado, y costaba ver todo el panorama.
Yo creo que las dos claves serían esas: ser exigente, paciente y comprensivo, e intentar entender a los alumnos, sin dejar que no lo hagan lo mejor que pueden hacerlo.
¿Cuál es la manera más fácil de enseñar a los novatos?
Empezando desde el principio. «Oye, ¿qué es un debate académico? ¿Cómo funciona?» Turnos de intervención, líneas argumentales, estructura de argumentos… Empezamos con lo más básico de lo básico sobre lo que es el mundo del debate académico y a partir de ahí empiezas a construir.
Empiezas a enseñarles cómo se construye una buena línea, una línea que tenga sentido, que sea coherente. Cómo enfocamos una buena refutación, a qué puntos o qué nexos hay que atacar en un argumento de un equipo contrario. Yo lo que encuentro que les va mejor a los equipos novatos es debatir. Es empezar a hacer líneas y, como formador, empezar a darles feedback, a tomarles las líneas y decirles: «Oye, hay que mejorar aquí, hay que mejorar allá». Hay que echarles un cable y empujarlos para adelante, pero que tengan ruido y que debatan.
¿Qué te gusta a ti, personalmente como formador, plasmar en los alumnos?
Lo que es más satisfactorio de ser formador es ver la progresión de los alumnos. Ver que un alumno que hace dos meses no daba pie con bola, o que simplemente se atrabancaba, o no veía las cosas claras, o no era ágil en las refutaciones, o hacía conclusiones más atropelladas. Cuando vas a un torneo y te viene otro formador o un juez y te dice: «Oye, qué bien lo hace este chico, qué bien lo hace esta chica, qué bien habla».
Muchas veces no es mérito nuestro, obviamente. Tenemos chicos que son súper brillantes y que son mejores oradores de lo que yo nunca fui. Pero es muy satisfactorio ver cómo mejoran, y sobre todo cómo te hacen caso e implementan las ideas que tú les das, y luego las introducen en sus líneas y en sus refutaciones. Sí, yo creo que eso es lo mejor de ser formador.
¿Qué hace que una refutación buena pase a ser excelente?
Supongo que habrá un par de elementos que la harán excelente. Primero de todo, que todo el mundo se acuerde. Que sepas no solo que lo que digas sea coherente, tenga sentido y esté bien, sino que lo digas de una forma suficientemente convincente y bien estructurada como para que todo el mundo se quede con tu intervención. Si esa es la refutación clave, pues que todo el mundo se quede con esa refutación. Y que el punto o el argumento que está intentando hacer el equipo contrario, que ya no vuele, porque todo el mundo se acuerda de lo que le has dicho y de cómo le has tomado el argumento. Y luego, yo creo que debe ser sorprendente. Es decir, que no sea una refutación que han oído todos muchas veces, porque a veces pasa que estás de juez o de formador y dices: «¡Oye, qué buena idea tiene este chico! Esto no lo había pensado y es una muy buena idea, una forma muy original y sorprendente de hacer esta refutación».
¿Qué te ha aportado a ti, a nivel personal, el debate, un poco más allá de lo profesional?
A ver, evidentemente desde un punto de vista académico o formativo te da una capacidad de análisis crítico, de pensamiento racional, de capacidad de discernir argumentos y de diseccionarlos, que es muy, muy positiva y que realmente yo lo noto. Luego, en mi trabajo y en mi vida, cómo esto se desarrolla y cómo puedes saber separar y saber también discutir cuando quieres discutir y no discutir cuando no quieres discutir.
Y luego, en lo personal, algunos de mis amigos de debate son mis mejores amigos. Tienes relación con muchísima gente y al final un debate es muy intenso y une muchísimo, porque estás muchas horas trabajando en un mismo tema y luego un fin de semana entero conviviendo con alguien, y eso da para hacer muy buenas amistades.
Yo creo que esos serían los dos inputs especiales que tiene el debate: te da como una forma renovada —no nueva, pero sí renovada— de ver las cosas y de afrontarlas, y luego un, no sé cómo decirlo, un sentimiento de pertenencia, un sentimiento de grupo, un grupo de amistades con el que puedes relacionarte y tener muy buena relación.
A la hora de hablar de compañeros de debate me viene otra pregunta. ¿Prefieres formar o debatir?
Pues es muy buena pregunta. Yo me lo pasé muy bien debatiendo y yo creo que es muy diferente. Debatiendo me lo pasé en grande, pero a lo mejor la satisfacción de formar un equipo y que luego el equipo lo haga bien, y que te vengan a felicitar y ver cómo mejoran, eso es muy, muy satisfactorio. Es más divertido debatir, y sobre todo si una pregunta de debate te gusta y te gusta el tema. Pero yo creo que es más satisfactorio formar.
También es más sufrido, porque hay veces que te mueres de ganas por salir y decirles: «Chicos, por favor, decid esto porque claramente por ahí va el debate».
Por último, siguiendo en tu mundo del debate, ¿quiénes han sido tus referentes en este mundo?
Pues voy a “barrer para casa”. Evidentemente a mí me fichó, por decirlo de alguna manera, en el equipo de debate Gemma Lligadas, que es la formadora anterior en ESADE, que es una eminencia del debate. Lo que no haya ganado esta mujer en debate no lo ha ganado nadie. Pero el referente principal ha sido Ignacio Rigau, que ahora mismo es uno de mis mejores amigos y que fue mi formador durante muchos años en debate. Ahora soy su coformador, por decirlo de alguna forma, y creo que claramente mi trayectoria de debate académico ha ido de la mano de ESADE y, por extensión, de Ignacio Rigau.
Pues Bosco Silva, muchísimas gracias por acompañarnos.
A ti.
Encantados siempre de tenerte.