Buenos días. Hoy nos acompaña Alejandro Vega, presidente del Club de Debate CDU de Córdoba. Lo primero, bienvenido.
Muchas gracias.
Para empezar esta entrevista, queríamos preguntarte cómo fueron tus inicios en el mundo del debate.
Mis inicios en el mundo del debate, pues… algunos los conocen, otros no. Yo, en realidad, comencé en Dilema hace unos años. En México es verdad que tuve un acercamiento con el debate, con las Naciones Unidas. Yo, sobre todo, hacía debate diplomático, por así decirlo, en simulaciones de Naciones Unidas. Gané muchos premios.
Cuando llegué a España conocí Dilema en la Universidad de Córdoba. Estuve dos años maravillosos, porque al final ellos son quienes me han enseñado a ser lo que soy el día de hoy, las bases que tengo, cómo enseño muchas cosas, y también cómo aconsejo muchas otras. Por cuestiones de la vida, por una situación específica, terminé cambiándome a CDU. Yo creo que le doy muchas gracias a Lara Barcos por haberme invitado a CDU, que me ha formado no solamente en la construcción, que era el rol que yo tenía en Dilema, que era más bien de introductor, sino también en el rol de refutador, y no lo cambiaría por nada.
¿Qué características crees que debe tener un buen presidente?
Yo creo que, independientemente del liderazgo, que es muy importante, una característica que tiene que tener un buen presidente es tener ese cariño, hablando justamente del patriotismo en este debate, ese cariño, ese sentimiento de apego y de arraigo por las costumbres, las tradiciones, pero de tu club, de tu asociación. Al final, ese cariño es lo que te va a hacer querer hacerlos mejor, querer dar lo mejor de ti mismo, para que el resto pueda dar lo mejor de sí mismo. Y yo creo que en el momento en el que tú haces eso, el resto se da cuenta. Y cuando el resto se da cuenta, empiezan a confiar en ti y empiezan a darte esa validación que todas las personas necesitamos, pero desde un punto mucho más de decir: «Oye, estoy haciendo algo importante por gente importante, que algún día lo hará por otras personas». Yo creo que ese sentimiento es lo más bonito de ser presidente.
¿Qué diferencia a CDU de otros clubes?
Yo creo que la gran diferencia que marca Córdoba Debate Universitario es el hecho de que somos un club de amigos. Al final, cuando nosotros vamos fuera a debatir, no vamos pensando: «Tengo que ganar y si no gano me siento mal». No. Nosotros vamos a aprender, a pasarlo bien, y que si no he pasado a la siguiente ronda, no pasa absolutamente nada, porque he venido y lo he intentado, he aprendido, me lo he pasado muy bien, he hecho amigos, he conocido gente, y yo creo que eso es lo más importante. Hay algunas personas que creen que en CDU no somos tan competitivos por esto mismo, porque somos un club de amigos, pero yo creo que realmente ser ese club de amigos es lo que nos hace diferentes al resto.
¿Qué es lo que más disfrutas tú personalmente en tu faceta como presidente?
Yo lo que más disfruto en mi faceta de presidente es el hecho de ver a la gente crecer, ver al resto de personas crecer. Ya no solamente a los novatos, sino también a gente que lleva uno o dos años, a mi propia junta directiva, a mis amigos. Verlos crecer, verlos enfrentarse a eso que antes no podían enfrentarse. También tengo la confianza con esas personas para que por lo menos vean en mí no solamente una figura de ‘el presidente’. Y tampoco ven en mí una figura perfecta de: «Oye, eres el mejor debatiente del club». No, claro que no, yo no soy el mejor debatiente del club en ningún momento, ni lo seré, ni lo fui, ni nada por el estilo. Yo soy una persona que está por cariño y por gusto, y que ellos vean en mí eso, que pueden confiar en mí, se pueden apoyar en mí con cualquier tipo de problema, ya sea de debate o personal. Eso es lo que más me llena, y para mí, es lo más bonito.
Después del XIV Torneo Nacional de Debate Universitario Cánovas y de bastantes otros más como juez, ¿cuál crees que es el error más común que cometen los debatientes a la hora de debatir?
Es muy curioso, porque uno pensaría que el gran error sería, por ejemplo, los nexos, o que le faltan muchos nexos a la línea o que esta línea ha sido muy «pilla», muy desleal con el otro equipo. No, yo creo que el gran error es caer en el sentido de no confiar en ti mismo. Muchas veces pasa que hay jueces más estrictos que otros o que evalúan otras cosas más que otros, y cuando te lo dicen, te vienes abajo. Y dices: «He hecho una intervención fatal, este juez me ha dicho que lo he hecho fatal. ¿Por qué soy un introductor o por qué soy un segundo refutador si yo no lo sé hacer?». Yo creo que es ese error de colocar al juez en un punto de: «Lo que me dice el juez es que va a misa». Todos somos humanos, todos somos imperfectos, y un juez te va a decir que está mal pero otro juez te va a decir que está muy bien. Al final, olvidar que tú tienes una percepción propia y que tu equipo también la tiene, me parece el error fatal de muchos debatientes.
¿Cuál es la clave para hacer una buena intervención?
Pues para hacer una buena intervención yo creo que, volviendo justamente a lo que he dicho, ya no solamente la oratoria, que también es muy importante, sino el hecho de confiar en ti mismo. Confiar en ti mismo y confiar en lo que estás diciendo. Tú me puedes dar el discurso más precioso de la vida, pero si no estás confiando en lo que estás diciendo, te ves falso. Yo creo que eso es muy importante, decir: «Estoy aquí, es mi momento, y lo que yo te voy a contar es lo mejor que vas a escuchar en tu vida». Y si no te lo crees, has perdido. Has perdido. Entonces, yo creo que lo más importante es eso, confiar en ti mismo. Súper importante para los debatientes de hoy.
¿Hay algún momento en tu historia como debatiente que recuerdes con especial cariño?
Pues mira, saliéndonos un poco ya de Córdoba, de casa… bueno, estamos aquí también en casa, pues yo creo que el recuerdo más bonito que tengo es mi primer torneo con CDU, que fue el Cánovas. Fue un torneo Cánovas al que vine con un gran equipo, con Fran Galván, con Lara Barcos, con Bugui y con Ángel López. Y venir con ese equipo fue maravilloso porque aprendí muchísimas cosas, tanto de ellos como de mí, como del debate, del club mismo. Y es un recuerdo que, ya no solamente por ellos, porque CDU ganó ese torneo, sino porque era una cosa diferente. Yo me enamoré de CDU, me enamoré de Cánovas, me enamoré de Málaga en ese torneo, y el debate para mí a partir de ahí fue totalmente distinto. Cada vez que me lo recuerdan pienso: “Aquí lo llevo, siempre”.
Para finalizar, ¿quiénes son para ti tus referentes?
Yo creo que no puedo dejar nunca de lado mi historia, y yo creo que mis grandes referentes en debate son, en primer lugar, la base, la base de toda mi vida debatiente, por así decirlo. Es como mi hermana de toda la vida, María Baristol, que está en México. Internacionalista brillante, una persona brillante. Es mi gran referente en debate, en general, porque ella me enseñó el mundo de la diplomacia, y obviamente junto con mi padre, diplomático. Pero ella me inspiró esta parte de intentarlo, por eso en primer lugar es ella.
Luego, sin negar los orígenes, pues son Francisco Casas y Laura Ortega, grandes debatientes, grandes presidentes de Dilema, y grandes personas que me ayudaron muchísimo a ser lo que soy el día de hoy, y yo creo que no cambiaría por nada a ellos dos.
Y en este CDU yo creo que son tres personas, tres grandes personas, que son Manuel Mora, en primer lugar, un gran veterano; Marta López y Larisa Stoica, que son mis amigas incondicionales. Y Mora es un grande que me ha enseñado más de lo que él cree. Y yo creo que ellos serían mis grandes referentes en todo el mundo del debate.
Pues Alejandro Vega, encantados de haberte tenido. Muchas gracias.
Gracias, encantado de estar siempre aquí con vosotros. Gracias a todos.